El pueblo del Reino Unido continúa despidiéndose de la reina Isabel II, en un último adiós que se sigue bajo un riguroso protocolo que en estos días la ha llevado de vuelta a Londres, en donde sus familiares la acompañaron en una procesión que en diferentes ángulos nos ha recordado eventos poco afortunados de la Realeza Británica. Las miradas se posaron en los nietos de la soberana, los príncipes William y Harry, quienes caminaron junto a sus esposas, la princesa de Gales, Kate Middleton; y la duquesa de Sussex, Meghan Markle, trayendo a la memoria una caminata similar de hace 25 años, cuando daban el último adiós a su propia madre, la princesa Diana.
Aunque los integrantes de la Familia Real Británica no suelen mostrar sus emociones en público, para ambos príncipes fue difícil ocultar el dolor de desfilar detrás del cuerpo de su amada abuela. Una mujer que no sólo deja huella como la reina que estuvo en el trono durante 70 años, sino también por haber sido madre, compañera y mentora de los herederos al trono.
La imagen de los hijos del rey Carlos III unidos vuelve a hacer eco en el mundo entero poco más de un año de haber desfilado detrás del ataúd de su abuelo, el príncipe Felipe. En especial después del distanciamiento marcado, además, por mar y tierra, luego de que Harry y Meghan decidieran renunciar a su papel como miembros activos de la realeza. Una determinación, entre otras cosas, que tensó las cosas al grado de que ambos hermanos tuvieran muy poca comunicación.
Pero el deber y la sangre los reunieron para honrar la memoria de la reina, una estampa que veíamos desde el fin de semana pasado, cuando los antes llamados Fantastic Four aparecieron a las afueras del castillo de Windsor para leer los mensajes que la gente dejó a en las rejas junto a flores y regalos en memoria de la monarca de 96 años.
Harry, hasta el último momento
Desde hace casi dos años, el príncipe Harry y Meghan Markle viven en California, en un hogar y ambiente alejados de los compromisos y tradiciones de la realeza. Ahí, la pareja disfruta de una vida distinta junto a sus hijos Archie y Lilibet , una nueva rutina a la que pusieron pausa a principios de septiembre para visitar Reino Unido con el fin de participar en la conferencia One Young World, en Manchester; sin imaginar que su estadía se extendería por motivos tan tristes.
Por su parte, el hermano menor del príncipe William ha decidió quedarse en Londres hasta que concluyan los funerales de su abuela y sus restos descansen en paz en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor. Después de ello, volverá junto a su familia a las cálidas tierras de California, con un futuro incierto sobre su próximo encuentro con la Familia Real.