La agenda de los Duques de Cambridge se ha probado especialmente deportiva en los últimos días. Si apenas la tarde del martes, la pareja acudió en conjunto a presenciar uno de los partidos más cardíacos del torneo de Wimbledon, uno de los compromisos favoritos de Kate Middleton a lo largo del año, a quien le tocó competir esta mañana fue al Príncipe William. Tal como se había anunciado, después de una temporada alejado de los campos de polo, el Duque regresó al juego por una buena causa. La pareja acudió a la Out-Sourcing Inc Royal Charity Polo Cup en el Guards Polo Club, en el que William participó en un partido de polo, en el que lo recaudado se donará a varias causas cercanas al corazón de los Cambridge. Por supuesto, tal como lo hizo desde que comenzó a salir con él cuando eran jóvenes universitarios, Kate estuvo apoyando a su marido, pero no lo hizo sola. De forma sorpresiva, la Duquesa se hizo acompañar del nuevo cachorro de la pareja, la pequeña Orla.
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Como es tradición, los royals bajan un tanto la guardia en los partidos de polo y tal como hicieron en su momento Diana y Carlos, y hasta la Reina y el Duque de Edimburgo, este encuentro ha permitido que William y Kate se olviden del protocolo. La Duquesa celebró el juego de su marido con el tradicional beso que se da al ganador, pero la pareja guardó el respeto que siempre tiene por sus apariciones en público, dándose entre risas el gesto en la mejilla. Que si sobre la cancha se les veía muy animados, al partir, el Príncipe dejó de lado la sobriedad que mantiene cuando de muestras de afecto se trata y abrazó a su mujer como pocas veces se les ve, gesto que ella correspondió gustosa.
El look de Kate para su papel de porrista
En estos eventos se suele ver a una Kate más casual que nunca, disfrutando del partido lejos de los protocolos que se siguen en sus apariciones públicas. Aunque en esta ocasión no estuvo acompañada de sus hijos, como lo ha hecho en veces anteriores, esto no significó que no estuvo al cuidado de Orla mientras disfrutaba de las hazañas de su marido sobre el caballo. Para esta aparición, Kate eligió un sencillo vestido veraniego que le dio un look muy chic para la ocasión. La Duquesa llevó un diseño en blanco con falda midi, motivos geométricos en negro al frente y sin mangas de Emilia Wickstead. El vestido que no le habíamos visto antes y que puede combinarse de distintas formas tiene un precio de 1,352 libras esterlinas (alrededor de $33,296 pesos mexicanos).
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Aunque originalmente el modelo Denvella cuenta con un cinturón blanco, Kate decidió prescindir de él para dar un aire más casual a su imagen. Si el diseño te suena conocido, puede ser porque en junio del 2019 se le vio a Ivanka Trump durante una aparición en la Casa Blanca. Lo que nos deja ver que se trata de un diseño que la Duquesa compró hace un tiempo pero no lo había llevado en público.
En esta misma línea, la Duquesa combinó el diseño de una de sus firmas favoritas con zapatillas de un discreto tacón bajo destalonadas en nude con negro de la marca Camilla Elphick. El modelo Alicia, que es uno de los más vendidos de la compañía se puede conseguir por 6,250 pesos mexicanos, pero de momento solo se encuentra disponible en una talla.
Enfatizando lo casual de este outfit, Kate llevó unos pendientes de resina café que no le habíamos visto antes. Se trata del modelo Gabrielle de la firma francesa Sézane y tienen un precio de 70 dólares (aproximadamente, $1,400 pesos mexicanos). Y no podían faltar sus lentes oscuros, luciendo una vez más los Henrietta de Finlay & Co.