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El Palacio de Kensington estuvo de fiesta el pasado martes ante el cumpleaños número 40 del Príncipe William. Aunque el segundo en la línea de sucesión prefirió celebrar de forma discreta y utilizar la atención que este día trajo para hacer consciencia sobre la situación que viven las personas sin hogar, no cabe duda que de puertas adentro sus tres pequeños y su esposa, seguramente, le prepararon alguna íntima sorpresa. Una vez pasado el esperado día, los Duques de Cambridge han continuado con su agenda de trabajo, la cual parece está más ocupada que nunca ante la ausencia de la Reina Isabel de eventos públicos, debido a los problemas de movilidad que ha presentado en los últimos meses. Esta mañana, para conmemorar el Windrush Day -día en el que se recuerda la llegada de los migrantes del Caribe a Gran Bretaña-, la pareja visitó ELEVATE, en donde pudieron conocer a los jóvenes de la comunidad británicocaribeña que participan en el programa de juventud de talento creativo.
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Amante de la fotografía, no sorprendió que Kate Middleton quisiera participar en una práctica de videografía, animándose a cargar la cámara de video con la que los chicos practican. Éste no sería el único compromiso del día, pues más tarde se dirigirían a la zona de Waterloo para develar el monumento nacional que busca celebrar ‘los sueños y el valor’ de la generación Windrush. Durante su discurso, William apuntó a que todavía falta mucho por hacer para ayudar a que estos jóvenes puedan alcanzar su potencial: “La discriminación sigue siendo una experiencia muy familiar para los hombres y mujeres negros en Gran Bretaña en el 2022…Es por esto, que a la par de celebrar la diversidad de nuestras familias, nuestras comunidades y nuestra sociedad en general -algo a lo que la generación Windrush ha contribuido tanto- también es importante reconocer las maneras en las que el futuro que ellos buscan y merecen todavía tiene que suceder”.
El impoluto look que Kate eligió para estos compromisos
A sabiendas de que este sería un día de diferentes compromisos, la Duquesa quiso apostar a un éxito probado de su clóset y es que como descubrimos la semana pasada, este conjunto le gusta tanto que lo tiene en dos colores -algo que suele hacer con las piezas más versátiles de su guardarropa-. Esta mañana se le volvió a ver con el elegantísimo traje Alexander McQueen en blanco que estrenaba hace unos meses en Jamaica, probablemente haciendo un guiño a su gira por el Caribe en este día tan ligado a esas raíces.
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Como se supo desde aquella primera aparición de este traje, el saco de lana con hombreras, bolsas diagonales y un solo botón tiene un precio de 1,995 dólares (alrededor de $39,980 pesos mexicanos) -se encuentra todavía disponible en todas sus tallas-, mientras que el pantalón sastre de tiro alto puede conseguirse por 870 dólares (algo así como $17,420 pesos mexicanos).
Esta vez, a diferencia de la primera vez que le vimos este traje, no lo combinó con un vivaz naranja sino que apostó por un total white look. La Duquesa llevó sus tacones blancos de Gianvito Rossi modelo 105, combinados con su bolso Mulberry modelo Amberly que estrenó el año pasado en el torneo de Wimbledon. Aunque solo se la hemos visto en cuatro ocasiones, parece que a Kate le ha gustado este modelo que tiene en negro también. Se puede conseguir por 675 libras esterlinas (aproximadamente $16,629 pesos mexicanos). El toque final lo dieron sus pendientes estilo chandelier, se trata del modelo Florence de la firma Chalk Jewellery inspirados en el diseño del techo de Royal Opera House y tienen un precio de 70 libras esterlinas (alrededor de $1,724 pesos mexicanos).
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