El joyero de la reina Isabel se abrió este sábado por una triste ocasión. La Monarca, junto a su familia, despide a su esposo, el príncipe Felipe, en una ceremonia para su funeral tras su fallecimiento el pasado 9 de abril. La Reina dejó atrás los coloridos atuendos para dar paso a una vestimenta negra en su totalidad. Pero había un detalle que resaltaba del lado de su corazón: el broche Diamond Richmond.
Aunque se especulaba que utilizaría el broche Diamond Clematis, por ser el que llevó en su vestido el día que anunció su compromiso con el príncipe Felipe; la reina eligió otra pieza para un mensaje a aquellos que fueron testigos del funeral de quien fuera su esposo por casi 74 años.
El deslumbrante broche hecho por Hunt and Roskell, tiene dos diamantes, uno al centro de la pieza y de forma redonda; y uno más colgante en forma de gota de perla que puede ser desmontable. La joya perteneció a la Reina Mary, a quien se lo obsequiaron como regalo de bodas en 1893 por la ciudad de Richmond. Fue creado por Hunt y Roskell.
El broche, además, es una pieza recurrente en eventos solemnes como el Remembrance Sunday. La Reina también lo llevó en varios eventos al principio de su matrimonio, en los que estuvo acompañada de su esposo. Fue el mismo broche que llevó a la boda de su nieto, el príncipe Harry, con Meghan Markle, el 19 de mayo de 2018.
La otra joya de la que la reina jamás se separó
A pesar de que la reina llevó guantes, es bien sabido que no se quita su anillo de compromiso desde el día en el que su esposo le propuso matrimonio. La joya no sólo es el símbolo de su unión, sino que fue diseñada por el propio Felipe de la mano del joyero Philip Antrobus. Fue hecha con diamantes de una tiera que recibió como obsequio de su madre, la Princesa Alice de Grecia y Dinamarca. Ella la habría recibido como regalo de bodas de parte del último Zar Nicolás II y su esposa, Alexandra, el día que se casó con el padre de Felipe, el príncipe Andrew.
La joya está compuesta por un diamante en solitario al centro, y está rodeado de ocho más pequeños, cuatro en cada lado. Desde su boda, la reina ha obsequiado incontables vistazos al anillo con el que puso el broche de oro en su único sueño de amor.
La alianza matrimonial de la Reina también guarda un bello significado. Además de estar hecha con la pepita de oro de Gales con la que se han hecho la argollas de sus descendientes, tiene una inscripción secreta en la parte interior. Dado a que la Monarca no se quita su anillo bajo ninguna circunstancia, sólo ella, su esposo y el joyero saben lo que dice la sortija. El lindo detalle de la inscripción se reveló tan sólo meses atrás, y el mensaje es uno de los secretos mejor guardados de la realeza.