El príncipe Harry está de luto por el fallecimiento de uno de sus padrinos. Lady Celia Vestey, madrina del duque de Sussex, perdió la vida de forma repentina el pasado fin de semana, a los 71 años. El deceso de Lady Celia se dio a conocer a través del Daily Telegraph y en la publicación, retomada por HELLO! , se leía lo siguiente: “Celia Elizabeth SRN BA. Falleció repentinamente, pero pacífica, el sábado 28 de noviembre a los 71 años. Fue la esposa adorada de Sam. Madre amada de William, Arthur y Mary, además de una abuela amorosa con Ella, Frankie, Sam y Cosima. Funeral familiar privado. Posteriormente, servicio funerario. (Solo se recibirán) flores de la familia, por favor, pero las donaciones serán recibidas con gratitud en memoria de Celia para el Ebony Horse Club”.
De acuerdo con los reportes de medios como Newsweek, el príncipe Harry ha estado en contacto con los familiares de su madrina, a quienes les ha externado sus condolencias. “El Duque ha estado en comunicación con la familia de su fallecida madrina y sus oraciones están con ellos”, dijo una fuente al medio estadounidense. Lady Celia, quien acudió a la boda de Harry y Meghan en mayo de 2018, fue uno de los seis padrinos del Duque, incluyendo al príncipe Andrés, Lady Sarah Chatto, Carolyn Bartholomew, Bryan Organ y Gerald Ward.
Las noticias del deceso de su madrina se dan a menos de una semana de que la Duquesa de Sussex revelara que había perdido un bebé el verano pasado . En un conmovedor artículo publicado en el New York Times, Meghan compartió cómo fue la dolorosa experiencia de perder al segundo bebé que esperaba con Harry. De acuerdo con sus propias palabras, Meghan recuerda haber sufrido un cólico muy fuerte luego de cambiar el pañal a su hijo Archie. “Me tiré al piso con mi hijo en mis brazos, empecé a cantar una canción de cuna que nos mantuviera los dos en calma, el tono de la canción contrastaba con el sentimiento de que algo no estaba bien. Sabía que, mientras sostenía a mi primer hijo, estaba perdiendo al segundo”.
La esposa de Harry, de 39 años, seguía con su relato: “Horas después, estaba recostada en la cama de un hospital, sosteniendo la mano de mi esposo. Sentí la sudoración de su palma y besé sus nudillos, mojados por nuestras lágrimas. Mirando las frías paredes blancas, mis ojos se pusieron vidriosos. Traté de imaginarme cómo nos curaríamos”.
“Perder un hijo significa cargar con un dolor casi insoportable, vivido por muchos, pero del que pocos hablan”, agregó la duquesa. “Algunos han compartido valientemente sus historias; han abierto la puerta, sabiendo que cuando una persona dice la verdad, nos da el coraje para hacer lo mismo. Hemos aprendido que, cuando las personas preguntan cómo nos va, y cuando realmente escuchan la respuesta -con el corazón y la mente abiertos- la carga de dolor a menudo se vuelve más ligera, para todos nosotros. Al ser invitados a compartir nuestro dolor, juntos damos los primeros pasos hacia la sanación”.