20 cosas que no sabías de la Princesa Diana a dos décadas de su partida

Diana Frances Spencer nació el 1 de julio de 1961 proveniente de una familia de la nobleza británica. Fue la cuarta hija del matrimonio de John Spencer, Vizconde de Althorp, y Frances Roche. Tuvo cuatro hermanos mayores, dos mujeres y dos hombres, desgraciadamente, John falleció cuando era apenas un bebé un año antes de que naciera Diana.

Diana creció en Park House, una propiedad dentro de los límites de Sandringham, perteneciente a la Reina Isabel. La cercanía a esta casa en la que la Familia Real pasa las navidades hizo que de pequeña sus compañeros de juegos no fueran otros sino el Príncipe Eduardo y el Príncipe Andrés, sin imaginar que muchos años más tarde el destino uniría su vida como cuñados. Aunque sus dos abuelas fueron damas de compañía de la Reina Madre, esta relación no tuvo nada que ver en la cercanía de Diana con la Familia Real.

Hasta los nueve años, Diana fue educada en casa para después asistir a un colegio privado para señoritas en Norfolk –sí, la misma localidad en donde los Duques de Cambridge se establecieron después del nacimiento de su primogénito-. En su juventud trabajó como maestra en una guardería, lo que la hizo familiarizarse con la educación Montessori, la misma con la que comenzaría sus estudios el Príncipe George. ¿El detalle curioso? Cuando acabó sus estudios tuvo que trabajar como niñera antes de encontrar un trabajo más formal.

Sorprendentemente, la Princesa Diana conoció al Príncipe Carlos cuando tenía solo 16 años porque él salía con su hermana mayor, Lady Sarah. Siendo el soltero más codiciado del mundo, ella jamás imaginó que tendría una relación con el que en ese momento era solo su cuñado. Su relación comenzaría a darse cuando él decidió invitar a Diana a pasar un fin de semana a bordo del Britannia y después a pasar unos días en Balmoral.

El Príncipe le propondría matrimonio el 6 de febrero de 1981 pero esto no se daría a conocer sino hasta el 24 del mismo mes. Para la propuesta, el Príncipe usó el famosísimo anillo de zafiro con 14 diamantes alrededor. Pero para sorpresa de muchos éste no fue un diseño exclusivo para Diana, sino que durante ese año se vendió a todo público en el catálogo de Garrard de ese año; eso sí, la piedra principal vendría de las joyas de la familia. Lo diferente, es que en este caso la novia escogió su propio anillo de compromiso.

La boda se llevaría a cabo el 29 de julio de 198 Para el gran día se eligió la catedral de St. Paul, en vez de la tradicional Westminster, y millones de personas alrededor del mundo fueron testigos del enlace a través de la televisión. Diana llevó un famosísimo vestido que en cifras tuvo 10,000 perlas, las enaguas estuvieran hechas con 90 metros de tul, mientras el velo tuvo 140 metros de tul. No todo fue fácil con el diseño, sobre todo por la pérdida de peso de la Princesa que pasó de una cintura de 74 cm a una de 60 cm en los meses del compromiso. En la boda, Diana no quiso incluir el voto en el que afirmaba que obedecería a su futuro esposo, algo que replicó Kate en su boda con el Príncipe William.

En el nacimiento del Príncipe William, a diferencia de muchas celebrities que reciben una gran joya por parte de sus parejas, Diana recibió algo de lo más significativo. El Príncipe Carlos mandó a hacerle un medallón de oro que en su propia letra decía: William. Aunque en público solo se le vio usándolo en una ocasión en un partido de polo en el Palacio de Windsor, se dice que lo usó muchísimo.

Los Príncipes William y Harry han confesado que su mamá quería que tuvieran una infancia de lo más normal posible y por eso hacía algunas ‘travesuras’ como sacarlos del palacio con peluca para poder llevarlos al cine a ver una película como cualquier chico. Recientemente, William ha narrado la ocasión en la que su mamá trató de abochornarlo sorprendiéndole con la presencia de las top models del momento, Cindy Crawford, Naomi Campbell y Christy Turlington, a quienes él tenía en posters alrededor de su cuarto.

El Príncipe Harry ha confesado que uno de los mejores consejos que le dio su mamá fue: “Pórtate mal pero no dejes que te cachen”. Esto habla mucho de la personalidad juguetona de la Princesa Diana, quien se dice tuvo problemas con las niñeras de sus hijos en más de una ocasión por saltarse las reglas para hacer a los Príncipes felices.

La Princesa Diana era una mujer muy alta, con 1.78 m, lo que le permitía lucir al máximo todo tipo de diseños. Icono de la moda de los años 80s, rompió esquemas luciendo su color favorito, el rosa, con maestría y también por darle un giro al color negro. A pesar de que en la realeza este último color era reservado para el luto y ocasiones muy específicas, ella decidió que ese era un color elegante que quería lucir de vez en vez.

Aunque la Lover’s Knot Tiara pasará a la historia como la corona de la Princesa Diana, la realidad es que le encantaba llevarla. Fue la tiara con la que más se le vio y con la que posó en su último retrato de este tipo, pero la verdad detrás de ella es que la corona tiene una forma tan difícil y pesa tanto que daba unos dolores de cabeza terribles a la Princesa que la consideraba una verdadera molestia.

Diana era una excelente bailarina y su más grande sueño hubiera sido dedicarse al ballet. Desgraciadamente, no pudo seguir este camino pero satisfizo su amor por la danza a través de su patronato en English National Ballet; además de una que otra visita a la pista de baile como ésta en la Casa Blanca cuando pudo bailar con John Travolta. Se dice que fue una gran admiradora de Mijaíl Barýshnikov.

Para sorpresa del mundo, en 1995 dio una entrevista en la que habló abiertamente por primera vez la infidelidad del Príncipe Carlos. De forma muy elegante dijo que un matrimonio de tres personas estaba un tanto apretado, algo que en ese momento parecía increíble por parte de la Familia Real. El día en el que el Príncipe Carlos aceptó dicha infidelidad, la Princesa Diana apareció en un evento en un sexy mini diseño en negro que se ha conocido desde entonces como el ‘vestido de la revancha’.

Sorprendentemente, a Diana se le permitió mantener el título de Princesa de Gales así como su residencia en el Palacio de Kensington después del divorcio, a lo que sí tuvo que renunciar fue al título de Su Alteza Real. De forma muy suspicaz, durante aquella famosa entrevista de la BBC Panorama, la Princesa dejó claro que no le importaban los títulos al decir que ella quería ser reina en los corazones de la gente.

Se dice que la Princesa Diana recibió 17 millones de libras esterlinas (alrededor de $442 millones de pesos mexicanos actuales) y una suma anual de 400,000 libras esterlinas (alrededor de $10,400 millones de pesos mexicanos), en su divorcio del Príncipe Carlos, además de que tuvo que firmar un contrato de confidencialidad para no hablar de los términos del final de su matrimonio aunque hubo quien se atrevió a decir que la Princesa le quitó a su exmarido ‘hasta el último centavo’.

La Princesa Diana tuvo una relación muy cercana con la gente y entregó su corazón a causas que en ese momento no eran tan populares y que eran consideradas como ‘difíciles’. Su trabajo con los pacientes de VIH y su visita a los campos de minas fueron algunas de las más polémicas en su momento. Uno de los gestos más característicos de Diana es que nunca llevaba guantes en los actos públicos, pues quería poder ser cercana de la gente al saludarla de mano.

La Princesa habló abiertamente de su desorden alimenticio en aquella entrevista de la BBC, sorprendiendo al mundo al decidir confesar un tema que en aquel momento era un taboo. Recientemente, el Príncipe William se ha referido por primera vez a este tema dejando claro que se siente orgulloso de que su mamá haya hablado de forma muy honesta de este problema y se haya convertido en inspiración para miles de personas.

La Princesa Diana se volvió una más en la zona de Kensington en Londres. No era raro verla por las calles comprando víveres o dando una vuelta a la manzana para hacer ejercicio de vez en vez. En más de una ocasión se le vio por estas calles en su papel de mamá comprando un poco de comida o visitando alguna tienda.

Diana de Gales fallecería la noche del 31 de agosto de 1997 en un accidente automovilístico en París. En esa terrible noche, no la acompañaba su chofer de cabecera, ni su guardia de seguridad, detalles que durante años han sido muy comentados.

Su última morada se encuentra en la residencia de los Spencer en Althorp Park. La decisión de que fuera sepultada ahí fue hecha por su hermana, como una forma de protección de la privacidad del Príncipe William y el Príncipe Harry al querer rendirle honor a la memoria de su madre.