¡Uno de los matrimonios más sólidos y duraderos del mundo está de fiesta! Este día, la Reina Isabel II y el Príncipe Felipe de Edimburgo celebran 70 años de haberse comprometido, un anuncio que ambos dieron desde el Palacio de Buckingham mientras sonreían para las cámaras. Justo un 10 de julio de 1947, la entonces Princesa y el Teniente Felipe de Grecia hacían pública su promesa de matrimonio, una promesa que hoy celebra siete décadas y que en noviembre próximo celebrarán como su aniversario de platino.
La Princesa tenía 21 años de edad cuando el mundo se enteró de que su corazón ya tenía dueño. Enamorado, Felipe renunció a su título real para naturalizarse como británico y así poder contraer matrimonio con la heredera al trono.
Era un cuento de hadas hecho realidad para la Princesa, quien ese día tan especial usó orgullosa su sortija de compromiso: una joya elegante de diamante en corte cuadrado que el Príncipe la había obsequiado para probarle su amor. La pieza es única y fue hecha con algunas piedras de la madre de Felipe, la Princesa Allicia Andrés de Grecia y Dinamarca.
Isabel y Felipe no sólo pertenecían a la realeza. Ambos son primos lejanos que en varias ocasiones estuvieron en las mismas reuniones. Una de ellas, cuando la Princesa quedó enamorada de su futuro esposo mientras un atlético Felipe, de 18 años de edad, demostraba sus dotes en la cancha de tenis. Ambos quedaron flechados por Cupido, tanto que podrían haberse casado cuando ella tenía 17 años, pero sus padres, la Reina Isabel y el Rey George VI, consideraron que aún era muy joven.
Finalmente, el 20 de noviembre de 1947, la Princesa contrajo matrimonio con el Príncipe Felipe en la Abadía de Westminster. Isabel, consiente de la época de racionamiento que dejó la Segunda Guerra Mundial, reunió varios cupones para poder comprar lo necesario para su vestido de novia. El vestido fue diseñado por Norman Hartnell, confeccionado en satén y decorado con cerca de 10 mil perlas blancas además de hilo de plata y bordado de tul.
Cinco años después, Isabel II subiría al trono tras la muerte de su padre. A pesar de los deberes reales, la joven Reina, quien el mes pasado cumplió 65 años como monarca, formó una gran familia con el Príncipe Felipe, conformada por sus hijos Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.