Fue en septiembre del año pasado cuando Tom Ford anunció que tendría un nuevo Director Creativo. Tras la salida del mismo Ford de su imperio y vender la marca a grupo Zegna, no sabíamos qué le esperaba a la maison. Peter Hawkins, quien era mano derecha de Ford y llevaba más de 20 años trabajando para la marca lo sucedió y tan sólo un par de años más tarde dejó su puesto, mismo que ahora le pertenece a Haider Ackermann.
Haider Ackermann se caracteriza por tener una manera de diseñar muy vanguardista -no por nada se mantiene como uno de los diseñadores favoritos de Timothée Chalamet- y muchos dirían que opuesta a la esencia de Tom Ford, que es clásica y estructural, sin embargo, la primera entrega del diseñador fránces para la casa se ha convertido en el balance perfecto entre ambas.
Todo sobre la primera entrega de Haider Ackermann para Tom Ford
Desde que el diseñador americano comenzó su trayectoria en la industria de la moda encontró su esencia, piezas con estructura perfecta, sastrería de impacto y piezas llenas de dramatismo. Tom Ford encontraba inspiración en el cine y por supuesto la opulencia de Hollywood, siempre con un toque sofisticado. Esta misma visión ahora es retomada por Haider Ackermann, que si bien ha hecho de un nombre por sí mismo, su estética se siente como el polo opuesto de la esencia de Ford, es por eso que había mucha expectativa alrededor de esta primera entrega.
Durante la Semana de la Moda en París, la colección otoño/invierno 2025 de Tom Ford es la primera presentada bajo la visión de Ackermann y en palabras del diseñador se trata de, “la sensibilidad es la sensación de belleza. Doy la bienvenida a mis bellezas: las personalidades nobles que encarnan mi idea de lo que hacen a un individual hoy. Su androginia revive la franqueza de lo que lleva puesto, la facilidad de las líneas puras potenciadas por la explosión total de color".
La entrega se trata de sastrería impecable llena de vida y personalidad, pues vemos una explosión de colores pasteles en las prendas y toques en neón en detalles como el maquillaje. Ackermann le da un giro andrógino a la casa encontrando el balance perfecto entre masculino y femenino, y este se manifiesta en los toques con brillos en trajes masculinos o las piezas de sastrería femenina diseñados para lucir un escote pronunciado.
Ackermann demuestra una vez más su dominio en materiales como el satín y la seda con drapeados elegantes y suculentos que se sienten seductores en quien los lleva puestos y si bien se trata de una colección sofisticada no deja de demostrar que la sastrería también puede tratarse de piezas relajadas.