Han terminado oficialmente los días de descanso de la realeza española y, en uno de sus primeros actos del año, la popular reina Letizia ha hecho gala de su estilo que mezcla el protocolo y la seriedad con un toque jovial que nos remontó a los looks de la década de 1990 y a inicios del siglo XXI.
Junto a su esposo, el rey Felipe XI, la reina se dio cita en el puerto de Cádiz para ser parte de un emotivo evento con el que dio inicio a una nueva y emocionante etapa en la formación de la mayor de sus hijas, la princesa heredera Leonor. La joven que este octubre celebrará 20 años se embarcó en una travesía de seis meses a bordo del Juan Sebastián de Elcano, el buque escuela de la Armada Española.
“Son muchos meses sin verla”. Esas fueron las primeras declaraciones de doña Letizia ante la partida de quien en algún momento se convertirá en reina de la nación europea, y esta declaración fue perfectamente acompañada con las emotivas fotografías que se lograron de este evento en el que también estuvieron presentes familiares de los más de 70 compañeros de Leonor en esta aventura en altamar.
Pero, más allá de su notable melancolía, como es costumbre, la reina destacó en esta ceremonia gracias a su siempre acertado atuendo, y es que para esta cita marítima, la ovetense se decantó por un atuendo casi marinero al que le dio un toque especial con el accesorio en tendencia del que disfrutamos mucho a finales del siglo pasado y principios de este.
Doña Letizia combina traje formal con una juvenil diadema
Si bien en este tipo de actos el único en portar un atuendo protocolario es el rey, la reina nunca se queda atrás cuando se trata de lucir impecable y ad hoc para cualquier situación. La muestra fue su elección de guardarropa para esta jornada en la que se le vio conmovida ante la partida de su hija Leonor a bordo de uno de los barcos más especiales que existen en la milicia del país europeo.
Para esta cita a plena luz del sol, la siempre elegante Letizia Ortiz llegó al muelle de Cádiz con un traje de esos que abundan en su armario. El dos piezas, que ya ha lucido en otras ocasiones, resaltó por su tono azul verdoso, el cual marcó una diferencia entre los tonos marinos de los trajes del rey y la princesa; sin embargo, también se encontraba dentro de la gama de colores náuticos.
Este atuendo fue complementado con una blusa blanca de protagónico lazo en el cuello y unos mocasines negros de cómodo tacón bloque, pero lo que más llamó la atención fue que la esposa del rey eligió el accesorio por el que todo su look se volvió viral: una diadema.
Si bien estas piezas para el cabello tienen su origen hace siglos, durante los 90 y principios de los 2000 fueron un must para las mujeres que amaban la moda y la que lució la reina pudo estar en el closet de accesorios de cualquier estrella de aquella época.
Se trató de una delicada banda metálica en tono dorado que al lado izquierdo tenía un sutil detalle que le dio cierto encanto griego, pues contó con un adorno de hojas de maple del mismo material en donde también lucían algunos toques de brillo extra con perlas. Doña Letizia lució esta pieza con el cabello suelto, con su tradicional partido de lado y algo de volumen al frente.
Pero esta diadema no solo fue un accesorio elegido al azar, pues vale la pena destacar que no se trata de una nueva adquisición; al contrario, ya la habíamos visto en la cabeza de otra royal, la infanta Sofía, por lo que podemos inferir que el hecho de llevarla para esta ceremonia también significó un lindo gesto para la benjamina de la familia, ya que ella no estuvo presente en esta despedida.
Algo que también vale la pena destacar es su joyería, y es que a pesar de llevar la melena al aire –en la que se destacaron sus discretas canas– no ocultó los aretes que eligió y con los que también hizo honor al acto protagonizado por su primogénita y sus compañeros. La reina colgó unos delicados pendientes de oro con forma de la rosa de los vientos, el emblema de una brújula para encontrar el regreso a casa.