La joven diseñadora de modas es el ejemplo perfecto de que tu carrera depende de hacer cada decisión una oportunidad de crecimiento. Mariela comenzó su carrera en Monterrey y gracias a su “sed de aprendizaje” ha encontrado oportunidades donde muchos hubieran pensado que no las había, y es ahí donde recae la importancia de un producto bien pensado e intencionado.
Mariela Alexandra, quien actualmente radica en Nueva York, crea sombreros más allá de la función, encontrando el punto en el que la utilidad de accesorios es complementar, jugar y ser una extensión de tu personalidad. “Los accesorios y las piezas bien pensadas e intencionadas tienen el poder de dar seguridad a quien los usa”. Tuvimos la oportunidad de platicar con la mexicana desde su maravilloso loft en la gran manzana, donde nos platicó sobre el significado detrás de su marca, su trayectoria y las experiencias que la llevaron a abrirse camino en su propio nicho.
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Una conversación con Mariela Alexandra
¿Por qué elegiste enfocarte en sombreros?
Siempre supe que me gustaba la moda, la idea siempre fue estudiar diseño de modas en Monterrey. Cuando estaba estudiando, me fui de intercambio a Nueva York. Me enamoré de un sombrero negro que compré, a tal grado que no me lo quitaba nunca. Un día, un amigo me dijo que me acompañaba a comprarme otro y caminando en el East Village con un amigo, descubrí un pequeño atelier de sombreros, donde había una señora que ajustaba y hacía sombreros a la medida. Tuve la oportunidad de platicar con la diseñadora y todo el proceso me pareció fascinante, me enamoré.
¿Cómo fue que aprendiste a diseñarlos?
Le pedí a la señora de ese pequeño atelier que me diera clases, que me enseñara todo acerca de su proceso. Me llevó al garment district en Nueva York, me enseñó cómo seleccionaba todos los materiales, conocí a sus proveedores y enloquecí, honestamente, me obsesioné con todo el proceso detrás de armar un sombrero. Entendí cómo cada centímetro hace la diferencia a la hora de ensamblar un sombrero. Le pregunté a la señora si estaría dispuesta a darme clases y aunque era algo que ella nunca había hecho, accedió, lo que comenzó como curso express de dos semanas, se convirtió en un verano lleno de aprendizaje.
¿Cuál fue el primer paso que diste para crear tu marca?
Investigar y aprender fue fundamental, de ahí todo se fue dando de manera muy fluida. Después de mi verano en Nueva York, me puse a investigar todo sobre los mejores sombrereros y descubría a Gladys Tamez, una diseñadora mexicana basada en Los Ángeles. Apliqué para irme y hacer mis prácticas con ella, la suerte estuvo de mi lado y me fui a trabajar con ella durante un verano. Al regresar de mi internship con Gladys, entré a un concurso internacional de diseño de modas porque quería presentar los sombreros que estaba haciendo y gané, me fui a París a estudiar más de Haute Couture, y fue ahí donde aprendí más detalles para seguir diseñando.
¿Cómo fue que empezaste a hacerte de clientes?
La realidad es que nunca dejé de diseñar, desde que regresé a México a terminar mi carrera seguía diseñando sombreros y empecé haciendo piezas para mis amigas, hechas a la medida, para sus mamás, y así se fue corriendo la voz. Empecé a vender algunas piezas en hoteles y de ahí poco a poco fui creciendo mi cartera de clientes.
¿Por qué el nombre “Mains De Vapeur”?
El nombre es un homenaje al tiempo que estuve en París. “Mains De Vapeur” significa manos de vapor en francés. Cuando comencé la marca, todos los pedidos y todas las piezas las hacía yo a mano, y hacía mucho uso de vapor, ya que con el uso del mismo se suaviza el material de tal manera que es más fácil poder darle forma.
Un sombrero no es un “básico”, ¿a qué retos te has enfrentado en el proceso de dar a conocer tu marca?
Definitivamente ha sido un reto y estoy consciente de que lo que yo hago es algo de mucho nicho. Sé que no estoy vendiendo blue jeans (pantalones de mezclilla) pero los clientes que se hacen de uno de mis sombreros, por lo general vuelven por más, por que les gusta el ajuste y se sienten bien usándolos, que es mi intención principal al hacerlos.
Creo que estoy rompiendo con la idea de que usar sombrero es usar un disfraz, en realidad creo que va mucho más allá. Antes tendrías que quitarte el sombrero a la hora de entrar a un restaurante, y creo que mis diseños se vuelve parte de ti al usarlos. No es necesario quitártelos.
¿De qué manera ha evolucionado la marca y los diseños de la misma?
Creo que empecé haciendo sobreros de siluetas típicas, grande de ala, piezas con una función. Ahorita estoy explorando siluetas más pequeñas como beanies y berets. Piezas que utilizas con el fin de sentirte espectacular y nada más. Sombreros que complementan tu look a la perfección pero que no necesitan de una ocasión especial para utilizarlos, simplemente sentirte sensacional y complementar tu outfit. Creo que los accesorios bien pensados e intencionados tienen el poder de dar seguridad a quien los usa.