Camila Valero y Alejandro Puente: dos personalidades con una gran fuerza creativa

Camila: Siento que mi estilo es muy particular. Mi hermana, mi mamá y yo nos vestimos de manera muy diferente y creo que eso es algo hermoso. Cada una de nosotras tiene su propia personalidad y estilo, además de una identidad forjada a partir de nuestras influencias personales.

Alejandro: Para mí, la moda es un arte transformativo que refleja mis sentimientos y una parte más profunda de mí que no conoce la gente. Es una forma de potenciarme. Además, me gusta que la moda, más allá de las marcas, se vive en las calles y que abraza a los underdogs. Yo siempre me he identificado con ellos.

A: Soy fiel a quien soy en cada etapa de mi vida, y eso ha evolucionado y seguirá haciéndolo. A veces siento una conexión con la persona que quiero ser, y a partir de esa visión, desarrollo mis looks.

C: La cultura pop ha tenido una gran influencia en mí; desde niña, siempre estuve obsesionada con las 'pop stars'. Mientras que mi hermana se inspiraba en modelos, yo buscaba referentes diferentes.

C: Me encanta explorar y jugar a disfrazarme. Antes tenía muy peleado el concepto del disfraz y cuando percibía un outfit de esa manera, inmediatamente no me gustaba. Hoy, me gusta más y me parece muy divertido asumir otra identidad.

A: Yo estoy tranquilo con no tener un estilo personal. Siento que soy muchas cosas más que solo una... No me asusta verme un día muy distinto a otro; es parte de quien soy, de mi profundidad, y de las diversas facetas que exploro a través de la moda. Al cambiar mi apariencia, he descubierto nuevas partes de mí mismo.

A: Me encanta la ropa de segunda mano porque cuenta historias. De hecho, soy un comprador ávido en pacas, tianguis y bazares de fundaciones, y es una de mis actividades favoritas cuando viajo. También me parece muy especial saber que la prenda que llevo puesta fue hecha con cuidado y atención. No tiene que ser excéntrica, pero debe tener una historia que contar, sin importar su origen o la marca.

C: Siento que con los años me he vuelto mucho más hábil para saber qué comprar y en qué invertir, eligiendo piezas que realmente valen la pena. Quizá sí me he vuelto un poco más conservadora y en esta etapa puede que sí hayan influido mi hermana y mi mamá.

Siempre he sido muy intuitiva al elegir los personajes para los que hago casting, y sé cuándo tengo oportunidades reales de conseguir el papel. Juana era uno de esos personajes, especialmente porque yo era muy fan de 'Jane the Virgin'.

Al igual que Juana, crecí en un entorno muy femenino. Aunque tuve a mi papá cerca, como muchos hijos de padres separados, pasé más tiempo en casa de mi mamá. También veo muchas similitudes en nuestras ambiciones, especialmente en lo que respecta a la universidad. Juana está decidida a graduarse, y yo comparto esa determinación; en su momento, obtener mi título en teatro fue crucial para mí.

Pues nunca me habían puesto una panza y si se sintió muy chistoso, hasta afectó un poquito en mi forma de caminar, fueron pocos los días que tuve la panza, pero fue muy divertido y obviamente sí me puse a pensar en cómo se sentirá una panza real.

Con la panza, no, pero con el bebé con el que actuaba, sí. La verdad es que tengo muchas ganas de ser mamá, entonces estuvo lindo, aunque también notaba el gran esfuerzo que es ser mamá y de repente se me quitaban las ganas [Risas].

Creo que ayudó mucho vivir sola y estudiar fuera de México. Me fui de los 18 a los 22 a Nueva York para estudiar y se siente muy distinto estar en familia y vivir en tu país, que estar sola y lejos, entonces creo que eso ayudó mucho a que yo me descubriera de una forma individual.

No sé si más que otras personas, no podría juzgar eso, pero sí creo que he tenido que probar mi nombre, mi identidad, mi talento, mis ganas de trabajar y sí, he tenido que trabajar mucho para demostrar que puedo y quiero hacerlo.

Empecé a tocar en la pandemia; estaba aburrida y quise aprender, tener algo que hacer con mi tiempo y empezó como un hobby que me vino muy bien, lo empecé a disfrutar mucho y cuando acabó el encierro empezó a transformarse en trabajo y me ha venido muy bien, porque como actriz hay ratos en mi cotidianidad que no estoy en proyecto y esto me da un motor.

No, también lo hemos mantenido muy separado. Cuando ella empezó me pedía consejos, me preguntaba ciertas cosas, pero en realidad no es como que compartamos tanto sobre esto, la he visto tocar, ella a mí, pero cuando nos vemos siempre es en otro contexto, en el de mamá e hija.

Me hablaron de un personaje en una serie juvenil y, como venía de hacer otra serie juvenil, tenía cierta distancia y no estaba seguro sobre si era lo que quería hacer. Hice el casting sin saber mucho más de la historia y cuando leí los guiones, la historia me conmovió de manera muy especial. Me abrazó el alma y el corazón.

Para mí, lo más importante era dejar una huella en un proyecto que al Alejandro de 17 años le hubiera encantado ver, y eso es 'Nadie nos va a extrañar'. Es una serie que a mí me hubiera gustado tener, y ahora tengo la oportunidad de compartirla con nuevas generaciones.

Porque no tiene pretensiones. Crecer es uno de los temas más complejos que he enfrentado a lo largo de mi vida. Implica retos y alegrías, y lo más importante es la conexión con los demás. Es un tema que resuena constantemente en mi vida. Entiendo que hay temas que, para abordarlos, se tiene que hacer de manera radical y esta es una serie que lo hace de una manera humana y normalizada. La sexualidad no debería ser un tabú, y la salud mental es fundamental; no tendría que ser un tema de controversia. Eso es lo que realmente me movió, sentirme conectado no desde el artificio, sino desde la honestidad.

Los tengo súper cerca de mí. Tanto mis amistades como mi familia son lo más importante en mi vida, además de mi relación conmigo. A veces es un reto poder encontrar tiempo para todo, pero lo que sí hago es preservar con mucho amor a los que tengo cerca, que son mi pilar.

Me cuido con mucha responsabilidad y mucho amor; y con la misma responsabilidad y amor cuido las historias, los proyectos y los personajes que estoy realizando, creo que es equitativo: si yo le doy el valor que merece a mi trabajo, también voy a tener el tiempo para dar prioridad a mi persona. Voy a terapia, me hago tiempo para los míos y también me doy el tiempo de estar solo, de reconectar conmigo. La productividad puede estar sobrevalorada y puede ser engañosa, porque uno se olvida de las cosas importantes y de estar bien, y yo siempre intento abordar todo a partir de estar bien, y de esa manera usualmente las cosas se acomodan.

No, creo que la actuación es muy mía, es muy colaborativa. Creo que el producir y contar historias también es un arte colaborativo y eso es lo que me divierte, concebir historias, entenderlas, investigarlas, entonces en mi caso no es una cosa de ambición, sino de necesidad, tengo una necesidad vital de seguir contando historias, así como lo hago actuando, con la moda… en fin.

Lo disfruto todo. Creo que lo que más trabajo me ha costado es dirigir, y asumo que tiene que ver con la gran admiración que siento por la gente que dirige y que lo hace con tanta maestría, con sutileza, pero también con convicción, pero sí disfruto mucho las tres. La producción, por ejemplo, va muy de la mano con escribir y estoy produciendo todo lo que he escrito para distintos medios; pero creo que todas detonan cosas distintas y amo todas.