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En el marco de la Paris Fashion Week Primavera-Verano 2025, la calle Auber, en pleno corazón de la capital francesa, se llenó de brillo y glamour. Y es que si hay alguien capaz de lograrlo, esa es Valérie Messika, fundadora y directora artística de la firma epónima de alta joyería quien presentó su cuarto desfile el pasado 26 de septiembre.
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Fundada en 2005, Messika puede ser una maison relativamente joven, pero ha logrado posicionarse rápidamente entre una audiencia de primer nivel.
Al entrar en el venue del desfile, ubicado a pocos pasos de las icónicas Galeries Lafayette y Printemps, nos encontramos con celebridades como Cardi B, Natalia Vodianova, Ashley Graham, Lucien Laviscount, Nina Dobrev, Heidi Klum y Paris Jackson, hija del Rey del Pop, además de modelos y amigas cercanas de la maison como Taylor Hill y Cindy Bruna. Todos reunidos para celebrar el savoir-faire de Messika y descubrir su nueva colección.
El set design consistió en un hipnótico cubo panorámico XXL, inspirado en el espíritu de los años 80. Cuando las luces se apagaron, el show comenzó con una banda sonora con algunos de nuestros hits favoritos de la música electrónica francesa, marcando el paso de la nueva colección compuesta por 125 piezas. Formas voluminosas y piedras llamativas, piezas en oro y, como siempre, diamantes que vibraron con intensidad en una serie de siluetas perfectamente ejecutadas.
Una vez más, la Directora Artística sorprendió al jugar con lo inesperado, atreviéndose a introducir piezas menos convencionales: lip cuffs, body belts y joyería para uñas. Una muestra de que la alta joyería también puede ser divertida, libre y desenfadada, tal como lo es el espíritu de la maison.¿Nuestro momento favorito? La aparición de los collares Supernature y Fragments of Time en la pasarela, desafiando cualquier límite con piedras que superan los 36 quilates.
El desfile cerró con la aparición de la legendaria modelo y actriz checa Eva Herzigova, quien marcó el final del evento portando una pieza de Fragments of Time: un majestuoso collar adornado con un diamante amarillo de 36 quilates y una piedra blanca de 33 quilates, entrelazados en un sensual montaje que sumaba un total de 129 quilates.
Una vez más, Messika fusionó brillantemente sus inspiraciones, creando una sinergia perfecta entre la moda y la Alta Joyería, personificando el ADN de la marca y reflejando su energía y singularidad.