“Casi todos sabemos querer pero pocos sabemos amar”, fue la letra que acompañó a uno de los días más importantes para la industria de la moda y el diseño mexicano. Al ritmo de José José, Patricio Campillo presentó su colección Primavera-Verano 2025 Ready-to-Wear durante el segundo día de la Semana de la Moda en Nueva York. Uno a uno, cada look fue mostrando la herencia cultural de la charrería y la esencia mexicana que caracteriza los diseños de este joven diseñador; el cual ha alcanzado un prestigio internacional con reconocimientos únicos, como su reciente nominación al premio LVMH.
Fue en 2016 que Campillo comenzó a adentrarse en el mundo de la moda tras descubrir que ésta era su verdadera pasión. Su marca, la cual tuvo como primer nombre “The Pack” para luego transicionar a “Campillo”, nació como una exploración personal autodidacta donde Patricio Campillo fue descubriendo poco a poco su esencia como creativo dentro de la industria. Hoy, la marca homónima del diseñador se ha convertido en uno de los principales referentes de la moda masculina contemporánea al ofrecer piezas que van más allá del género y de los prejuicios. Además, el diseñador ha conseguido darle un giro a la esencia de la charrería tradicional a través de una visión fresca y renovada de la misma.
Con esta trayectoria y antecedentes fue que el diseñador compartió con el mundo entero su participación en una de las semanas más importantes del año. Fue así que el equipo de ¡HOLA! Américas tuvo un vistazo exclusivo dentro de la pasarela y el backstage de esta memorable participación.
Todo lo que tienes que saber sobre la colección de Campillo en NYFW
La cita fue a las 7 de la mañana en Public Hotel ubicado en la calle Chrystie. Faltaban dos horas para el inicio de la pasarela y las emociones ya comenzaban a sentirse tras bambalinas donde pudimos tener un vistazo exclusivo a lo que se vive previo a un momento tan especial. Desde el maquillaje y el grooming para cada uno de los modelos que estaría desfilando con los diseños de Campillo, hasta los últimos detalles a los looks, todo en backstage era un mar de sentimientos encontrados. En las paredes podía verse el lookbook perfectamente organizado con los más de 20 diseños que crearon esta entrega tan inolvidable del mexicano. Éste último podía observarse dando los toques finales a los modelos, estilizando cada uno de los looks para asegurar que todo saliera impecable. ¿El resultado? Un trabajo en equipo majestuoso entre los modelos, el staff y Campillo.
En cuanto el show dio inicio al ritmo de canciones clásicas de la cultura mexicana, como “Que no quede huella” de Bronco, pudimos prever que lo que estábamos a punto de presenciar sería un homenaje completo a México y a la visión tan peculiar que Campillo otorga a “lo mexicano”. Detalles como las hebillas vaqueras, zapatos de punta alargada, piezas de cuero y los cortes de los pantalones hicieron referencia a la perfección la sastrería mexicana con giros contemporáneos. Entre los asistentes encontramos nombres como Alejandro Acero, un creador digital y referente de la moda masculina en redes sociales.
En palabras de Campillo, esta colección se inspiró en los volcanes, elementos naturales muy presentes en la historia de México, y que presentan una dualidad única. Los volcanes pueden a su vez, ser serenos y violentos; todo depende de su estado de actividad. Es así que el diseñador nos llevó por una reflexión donde la conexión entre los volcanes y su entorno, se volvió protagonista.
La paleta de colores seleccionada para esta entrega remontó a los desiertos y pastizales mexicanos donde los tonos tierra se mezclan con el gris y el negro de las rocas y montes. Los pops de color incluyeron al mostaza y al verde olivo como toques fundamentales para dar vida a la colección. Entre las piezas de cada uno de los looks destacan trajes sueltos, gabardinas de piel, tops plisados y crop tops -los cuales son cada vez más comunes en la propuesta del diseñador.
Los elementos de inspiración de la charrería no podían faltar con nuevas adaptaciones de las clásicas chaquetas de los charros; esta vez con giros que incluían cortes inesperados y texturas dinámicas. Algunas piezas también incluyeron incrustaciones adicionales como tocados de pluma o detalles ovalados en color hueso. Sin lugar a dudas, Patricio Campillo consiguió poner, una vez más, el nombre de México en alto a través de una representación única de la esencia del país.