Los 70 años de la reina Isabel II en el trono no solo se caracterizaron por su reinado noble y mandato impecable. En el mundo de la moda, la notable monarca se convirtió en un símbolo eterno de estilo. Siempre elegante en cualquier evento y momento, su vestuario consistía mayormente de coloridos conjuntos confeccionados a la medida, pañuelos de seda con estampados ecuestres y uno que otro sombrero adornando de flores.
A pesar de contar con un impresionante guardarropa, la reina Isabel II era conocida por ir en contra de las tendencias, manifestando su elegancia y porte a través de piezas icónicas y atemporales. ¿Su prenda por excelencia? La clásica gabardina.
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La gabardina, un clásico del guardarropa de la reina Isabel II
Creada por primera vez en 1880 por el diseñador Thomas Burberry, la gabardina fue diseñada para proteger a los soldados de la primera guerra mundial del frío y de la lluvia. De origen británico, esa pieza se convirtió en un favorito de la reina Isabel II a través de los años. Algunos de sus atuendos más icónicos utilizando esta prenda incluyen su asistencia a Los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976. A pesar de ser verano, la reina opto por utilizar un trench coat color nude sobre un vestido floral y lo acompaño de unos clásicos mocasines. Una fiel demostración de la versatilidad de esta pieza.
La gabardina, aunque tradicionalmente fabricada en tonalidades neutras, se ha sabido adaptar a las cambiantes temporadas y tendencias con sus distintos colores y diseños. La reina Isabel II contaba con una gran colección de esta prenda clásica, siendo la versión en navy blue o azul marino una de sus favoritas.
A pesar de ser una pieza utilitaria, la gabardina posee un carácter clásico y elegante. La reina Isabel II la utilizaba para cubrirse de los fríos vientos de Inglaterra, incluso durante los eventos más formales. A menudo los fotógrafos la captaban con sombreros coloridos, guantes y medias luciendo su icónico trench coat que cubría en mayor parte, sus conjuntos elegantes.
Muchos podrían coincidir que los accesorios suelen convertir un outfit ordinario en uno extraordinario -y la reina Isabel II lo tenía bien claro-. En la mayoría de las ocasiones se le podía observar vistiendo pañuelos y mascadas alrededor de la cabeza. Estas no solo servían de adorno, pero protegían a su cabellera de los fuertes vientos. En estampados ecuestres y florales, diseños coloridos e incluso con bordados, este accesorio se convirtió en el acompañante favorito de la icónica gabardina de la monarca.
Incluso en sus looks más coloridos y elaborados, esta icónica prenda fue su acompañante perfecto. Considerada una pieza clave para ejecutar de forma exitosa la popular tendencia del layering, la reina Isabel II llegaba a utilizar hasta cuatro capas de ropa debajo de su gabardina.
La versatilidad de la gabardina va mas allá de las tendencias y las estaciones climatológicas, su comodidad y durabilidad la han hecho ideal incluso para practicar deporte. La reina Isabel II fue capturada constantemente utilizando esta prenda mientras montaba a caballo en su castillo de Windsor.
Como siempre, un ícono del estilo, la reina Isabel II dejó un legado en nuestras vidas, recordándonos que lo clásico, es eterno.