Si has tenido la oportunidad de visitar la exposición El diseño de Cartier: Un legado vivo, en el Museo Jumex, seguramente ya te habrás maravillado con las impresionantes piezas del archivo de la firma francesa que han venido a nuestro país en una ocasión única. Por supuesto, las piezas que pertenecieron a María Félix tienen un lugar especial en el corazón de los mexicanos, pero cada una de las joyas que son parte de esta exhibición tienen una historia detrás que te cautivará. De hecho, María no es la única personalidad reconocida entre los dueños originales de estos tesoros. Conforme vayas recorriendo la exposición irás reconociendo a más de un personaje detrás de estas piezas que van conformando pedazos de la historia, tal es el caso de Wallis Simpson. La controvertida Duquesa de Windsor es uno de los rostros detrás de estas joyas, y tal como la historia de la mujer por la que Eduardo VIII renunció al trono, su broche tiene una anécdota fascinante detrás de él.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
MÁS NOTICIAS COMO ÉSTA
El Museo Jumex abrió sus puertas para una noche inolvidable de la mano de Cartier
Jeanne Toussaint, la auténtica 'pantera' de Cartier
El broche
Ubicándonos en tiempo y espacio, para que reconozcas esta joya cuando estés observando la colección, se trata de un diseño en forma de flamingo. Con un tamaño notoriamente más grande de lo acostumbrado en los broches de día de la realeza -pero muy en línea con la extravagancia que prefería Wallis en sus accesorios-, esta pieza cuenta con un arcoíris de tonalidades a través de joyas preciosas como las esmeraldas, rubíes, zafiros y diamantes, todas ellas empotradas en platino, y es reconocido en varios de los retratos de Wallis. De hecho, es tan característico de la mujer que conquistó al monarca británico que, en una de sus biografías es la única imagen que se utiliza para identificarla en la portada.
La historia
Según cuenta la leyenda, fue en 1940 -cuatro años después de su abdicación al trono- cuando el Duque de Windsor acudió a la tienda de Cartier en París para encargar la pieza. Por supuesto, si tus clases de historia no te fallan, recordarás qué suceso se estaba dando alrededor de esta fecha…la Segunda Guerra Mundial había iniciado apenas un año antes. Esto significaría que el acceso a piedras preciosas para pedidos de este tipo fuera casi imposible, por lo que la consigna no sería nada sencilla. Algunos reportes aseguran que el mismo Duque llevó a Cartier cuatro brazaletes de distintas piedras, así como un collar de diamantes, de los que se iría construyendo este broche que representaría un regalo muy especial para la mujer de su vida.
Cartier fue la firma favorita de la pareja para la creación de muchas de las joyas que intercambiaron a lo largo de su idilio romántico, y en este caso fue la mismísima Jeanne Toussaint -la directora de alta joyería de la firma-, quien se encargaría de esta famosa pieza. En su diseño también se menciona a Peter Lemarchand, que sería el encargado de la construcción casi arquitectónica de la pieza que ha logrado traspasar el paso del tiempo.
¿Por qué el testamento del Duque de Windsor resulta tan jugoso?
¿Cómo regresó al archivo de Cartier?
La primera vez que se tiene registro de que Wallis haya llevado el broche es en 1940 durante un viaje a Madrid, pero a lo largo de los años se convertiría en su eterno compañero de aventuras. Solamente un año después de su muerte, en abril de 1987, Sotheby’s se encargó de subastar sus joyas en Ginebra, Suiza, recaudando más de 50.3 millones de dólares para el hospital Pasteur Institute, tal como se había estipulado antes de la muerte de la Duquesa, en muestra de agradecimiento de la pareja por los años en los que Francia fue su refugio.
A pesar de que se le vio expuesto a lo largo de los años, no fue sino hasta noviembre del 2010 que la pieza salió a subasta con un lote completo de joyas pertenecientes a Simpson. Del dueño original no se sabe nada pues Sotheby’s lo mantuvo en total hermetismo, pero sí se conoce que contaba con algunas de las piezas más emblemáticas del joyero de la Duquesa de Windsor. Desde entonces, la joya ha sido vista en un puñado de ocasiones alrededor del mundo en algunas de las exposiciones de Cartier y ahora es el turno de nuestro país, en esta muestra que estará abierta al público hasta el próximo 14 de mayo.