¿Qué viene a tu mente cuando escuchas la palabra perla ? Si has estado debajo de una piedra, seguramente las palabras anticuado, señorial o pasado de moda te vendrán a la mente. Pero si eres amante de las tendencias, entonces sabrás que son uno de los accesorios it del momento, convirtiéndose en una joya unisex que corona los estilismos más contemporáneos.
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Las perlas son consideradas como un símbolo de feminidad, belleza y pureza. Una ejemplifiación de lo divino y perfecto. Hasta 1890, fueron la gema más codiciada y valiosa. Crear un collar de perlas podría tomar hasta décadas, ya que estas se extraían de manera manual de los moluscos productores en costas y ríos, y requería un gran periodo de tiempo encontrar perlas lo más parecidas posibles. Esto cambió en 1893 cuando el japonés Kokichi Mikimoto las cultivó exitosamente. Hoy en día el 95% de las perlas en el mercado son cultivadas. Su principal país productor es China.
Cómo detectar una buena perla en 7 sencillos pasos
La magia de una perla reside en su brillo. Sin embargo, existen 7 características básicas para identificar una gema de calidad excepcional. Paulina Villalpando, creadora la de la firma de joyería de lujo mexicana PAAR (que este 2023 celebra dos décadas en el mercado), compartió a ¡HOLA! Américas qué valores -indicados por el Instituto Gemológico de América- debemos de tomar en cuenta a la hora de determinar la excelencia de una perla.
- El lustre: Lo comprende tanto la luminosidad (la forma en que su superficie refleja la luz), como su brillo interior (cómo la luz se refracta a través de las capas de nácar). Un buen lustre corresponde a una reflexión total de la luz, generando un efecto espejo. Las perlas que son demasiado mate o con apariencia de tiza, indican baja calidad.
- La calidad de la superficie/percepción de la capa superficial: Se determina según el tipo y la cantidad de impurezas que posee. Cuanto más limpia sea la perla, más elevado es su valor. Las calidades más altas que se encuentran en el mercado son A (con defectos naturales apreciables), AA (con defectos naturales poco apreciables), y AAA (sin defecto apreciable).
- La forma de una perla no afecta su calidad. Sin embargo, las que presentan una perfecta simetría esférica o de lágrima son las más cotizadas. Existen perlas redondas, semiredondas, ovales, botón, barrocas y semibarrocas. La selección de la forma es una cuestión de gusto personal.
- El grosor del nácar: El tiempo de cultivo de la perla determina cuánta perla posee la gema. Con un tiempo de cultivo corto (de 4 a 8 meses) se tendrá una delgada capa de nácar; en un ciclo de cultivo largo (a partir de dos años) se tendrá una buena capa de nácar. Para medir su grosor, existen varias maneras: los rayos X, o mediante el corte, en el cual se selecciona una muestra de perlas para ser cortadas y analizadas. El grosor del nácar es parcialmente responsable del lustre. Si la capa de nácar es delgada, será dificil obtener el deseado brillo.
- El color blanco ha sido durante mucho tiempo el tono predominante en la industria de las perlas. Sin embargo, la naturaleza ofrece un abanico muy amplio de tonalidades, desde pasteles hasta grises o negros. Your choice!
- Las perlas de mayor tamaño alcanzan un mayor valor ya que es más dificil obtenerlas. Se consideran muy pequeñas a las perlas de 5 mm. o menos; pequeñas a las de 5.1 a 8.5 mm.; medianas a las de 8.6 a 11 mm.; grandes a las de 12 a 18 mm. y extragrandes a aquellas de hasta 28 mm. El tamaño más abundante en el mercado es de 7.5 a 9.5 milímetros. Actualmente son las perlas australianas y las perlas freshwater las que alcanzan los mayores dimensiones.
- Para joyas con dos o más perlas: la coincidencia. La semejanza se determina teniendo en cuenta la pieza entera y no las perlas por separado. Si un collar de perlas tiene, por ejemplo, una pieza de menor tamaño, se va a disminuir su valor. Por ello, entre mayor sea la igualdad de proporción entre las perlas que componen una joya, más cuesta. Por ello, algunos collares tardan décadas en ser terminados, pues encontrar perlas casi idénticas conlleva un arduo trabajo de búsqueda bajo el mar.
Recomendaciones y cuidados para conservar tus perlas
Las perlas pueden durar generaciones, pero solo si se cuidan correctamente. En comparación con otras gemas, son relativamente blandas (tienen un a dureza de 2.5-3.0 en la escala de Mohs), y, por lo tanto, pueden sufrir daños irreparables sin el cuidado adecuado. Paulina nos recomienda no colgar la joyería con perlas. Dejarla respirar, no exponerla a cremas o perfumes y evitar limpiadores de joyería comerciales que incluyen químicos. Lo mejor es guardarla en una caja suave y sin contacto con otras perlas o piezas de joyería que pudieran rayarlas.