Marilyn. Monroe aseguraba que los diamantes son el mejor amigo de una mujer. Una aseveración que no es nada ajena a la realidad, pues quién podría resistirse a la belleza de está piedra preciosa que a simple vista enamora por su pureza y brillo.
Marilyn. Monroe aseguraba que: los diamantes son el mejor amigo de una mujer. Una aseveración que no es nada ajena a la realidad, pues quién podría resistirse a la belleza de está piedra preciosa que a simple vista enamora por su pureza y brillo.
No es de extrañar encontrar a esta famosa joya como coprotagonista de importantes eventos y conocidas alfombras rojas adornando las manos de las más importantes estrellas de Hollywood o convertidas en reliquias familiares heredadas de generación en generación engarzadas en tiaras, anillos o gargantillas pertenecientes a las Casas Reales.
Conociendo un poco más el mundo de los diamantes
La palabra diamante proviene del griego adamas o adamantem que significa invencible , haciendo referencia a su resistencia, pues los diamantes son el material más duro sobre la tierra.
Un diamante es un pedazo de carbón que ha sido capaz de soportar la presión y el calor del manto de la tierra por millones de años hasta adquirir características como el color, la claridad, talla y peso que lo convertirán en una pieza única.
Sin embargo, dejando de lado el romanticismo, el impacto ambiental generado por la extracción de diamantes, es considerable. Ante esta problemática, la ciencia ha entrado en acción para afianzar nuestro compromiso con el medio ambiente con esta versión ecológica que conserva intactas la composición química y las propiedades físicas de los diamantes.
A diferencia de la mayoría de las piedras preciosas que se forman en la capa superior de la tierra, a profundidades que van de los 4,8 km. a los 40 km, los diamantes se forman a partir de los 120 km de profundidad de la superficie terrestre, en un ambiente que alcanza temperaturas de de 900 °C a 1300 °C y presión de 30 kilobares.
El diamante ecológico: un nuevo paradigma de lujo
En recientes fechas, estas condiciones que se recrean en laboratorios para dar origen a los diamantes cultivados, cuya única diferencia de los naturales, es que los primeros son producto de procesos creados por el hombre, como el CVD (Chemical Vapor Deposition), que transforma el carbón en un diamante en solo dos o tres semanas, a diferencia de los millones de años que necesita este proceso para llevarse a cabo de forma natural.
Al igual que los diamantes naturales, su versión de laboratorio cumple con las cuatro características de esta piedra preciosa: color, claridad, talla y peso en quilates. Sin embargo, la excelente noticia, es que el precio de esta versión creada gracias a la ciencia puede disminuir su costo desde un 30% a un 70%. Lo que significa que con el mismo presupuesto podrías adquirir una pieza de mayor tamaño. La diferencia solo la podría encontrar un joyero expero, pues ambos tienen la misma estructura de carbono cristalino y ofrecen las mismas propiedades ópticas.