El vestido blanco será protagonista en primavera y se llevará así

Valentino abrió su show con varios vestidos blancos. Las propuestas de Pierpaolo Piccioli incluye siluetas voluminosas elaboradas en popelina de algodón, piezas universales como las camisas y vestidos camiseros que fueron reinterpretadas hasta su máxima expresión como lo muestra este vestido corto de mangas abullonadas y flounce skirt que le da una apariencia extravagante.

Este minivestido camisero y hecho en popelina de algodón de Avavav, tiene una silueta voluminosa reforzada con mangas abullonadas y niveles fruncidos. Net a Porter ($300).

Las técnicas de fabricación de encaje geométrico, chantilly, guipur, margarita y también bordados finos –que hacen pensar en la frescura de la temporada–, abundaron en la colección de Loewe, diseñada por Jonathan Anderson. Las piezas, entre ellas camisones y vestidos elegantes y minimalistas, mantuvieron la silueta y, a partir de ahí, se expandieron. Una muestra es este vestido asimétrico, de cuello alargado e inserciones de bordado inglés.

El vestido Neroia está hecho en popelina de algodón transpirable, adornado con elegantes inserciones de encaje y culmina con un dobladillo asimétrico con borlas. Derek Lam ($495).

Los vestidos de Jonathan Simkhai irradian feminidad y suavidad. Sus formas, que coquetean con la de la ropa destinada a ser usada en la habitación, son fácilmente imaginables en plena primavera, bajo la luz del sol. Un ejemplo es el modelo April de la imagen. Se trata de un parachute dress con una falda holgada de aires gipsy que encuentra el balance en los tirantes finos y el escote profundo.

Este smocked tank maxi dress de Indah, de tirantes ajustables y una parte inferior con paneles tipo volantes, tiene la misma esencia confortable del de Simkhai. Coco Atranding Post ($229).

Cuando al principio mencionamos que los vestidos blancos serán absolutamente deseables es porque, con las razones expuestas, convive otra más que podría determinar su elección: la gran variedad de estilos propuestos. ¿Otro ejemplo de ello? El minimalismo característico de la década de los noventa de la colección de Lucie y Luke Meier, los directores creativos de Jil Sander, se muestra en prendas drapeadas y satinadas como esta.

El vestido Gio de satén de seda de Michael Lo Sordo es fluido, tiene un cuello alto, aberturas laterales en la falda. The Outnet ($350).

En la colección de Zimmermann se observaron mini dobladillos, volantes escalonados y mangas abullonadas. También vestidos frescos como este corto elaborado en organza de raso de seda, de bordes festoneados, conchas marinas cosidas a mano y con dobladillo en el que sobresalía el movimiento hipnótico de unos flecos. En fin, una pieza que suma detalles que no dejan indiferente a nadie.

Echa un vistazo a este mini vestido de encaje con detalles florales en 3D, mangas largas y flecos irregulares en la parte inferior. I Saw It First ($16).

Las piezas de texturas rústicas y salvajes se mezclaron con otras más delicadas en la pasarela de Christian Dior. La casa de moda francesa, bajo la dirección creativa de Maria Grazia Chiuri, mostró vestidos delicados con apliques, bordados, filigrana, encaje, seda y tul, este último tejido con múltiples capas como la de este vestido largo de escote alto con transparencias de principio a fin que las incluyó en la falda.

Este vestido de tul tiene mangas largas, cuello alto y capas de tul de arriba a abajo y en diferentes dimensiones. House of Troy ($126.59).