Blusas pussy bow, pliegues en culottes y faldas midi o a la rodilla y cuellos anchos de camisería. Estos son los elementos que dominan el vestuario del sexteto protagónico en la escena final de Le charme discret de la bourgeoisie (1972), la película de culto en la que se retrata, en tono surrealista, el estilo de vida de la burguesía francesa de la época.
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Precisamente esta escena, en la que el oscarizado director español Luis Buñuel muestra a los personajes desfilando hasta el infinito sobre un camino alargado y desolado, parece haber estado en el mood board de muchos de los diseñadores que confirman al estilo bourgeois como inspiración de las fashion trends para la temporada otoño-invierno.
Así como sucede con el estilo preppy, su par americano, o los sloan rangers de Reino Unido, el buen vestir burgués, lejos de ser una moda pasajera, es más una serie de códigos de vestimenta que identifica a las clases más acomodadas de Francia cuyas “reglas” han variado muy poco desde que fueron condensadas en el manual BCBG - Le Guide du bon chic bon genre de Thierry Mantoux.
Blazers, faldas y pantalones que dan cuenta de una sastrería precisa, confeccionados en tejidos de fibras naturales con clásicas texturas como houndstooth, príncipe de Gales o tweed enmarcan la silueta bougie, término con el que es abreviado. Se trata de piezas ni muy ajustadas ni oversize, complementadas con accesorios que son más bien símbolos de estatus de una autenticidad reconocible sólo por ojos entrenados: pañuelos de seda (Hermès preferiblemente), el cuero bien pulido, el verde del muy específico tono loden y todo el espectro de los marrones usado con la misma versatilidad con la que en New York se lleva el negro.
Lo novedoso para esta temporada es que se ha retomado esta recatada estética, aburrida si se quiere, para desafiar sus límites preestablecidos, lo que irremediablemente ha roto con su discreción, al menos en las propuestas más extremas. Y con toda razón, porque de lo contrario ¿para qué molestarse?
Así, los diseñadores se han dado la licencia de jugar con sus proporciones, maximizándolas como en la propuesta de Louis Vuitton o deconstruyéndolas como fue visto en Chloé; también saturando sus colores neutrales como destacó en Balenciaga y revistiendo sus circunspectas texturas con fastuoso brillo como sucedió en Burberry, lo que en conjunto ha compuesto un resultado interesante, atractivo o por lo menos inesperado; pero si realmente quieres hacerte una idea mucho más clara sobre esta tendencia, sólo tienes que ver el desfile entero de Celine, donde el estilo bourgeois consigue una versión refrescante que se mantiene bastante apegada a la original.
Sea que prefieras ceñirte a las ideas más ortodoxas del estilo bougie o que te arriesgues con sus interpretaciones, el carácter atemporal, elegante y versátil de esta tendencia supone una oportunidad para renovar tu fondo de armario con piezas a las que podrás sacarle mucho provecho en las próximas temporadas.