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En una época en la que las famosas literalmente se escarchan en joyas, es difícil saber cuando una pieza es mera bisutería o cuando se trata de toda una piedra preciosa. Atrás quedó la época en la que los diamantes se reconocían a kilómetros de distancia y las piezas de fantasía son muy fáciles de confundir, pero, ¿cómo puedes distinguir que un diamante es verdadero? Te damos unas claves básicas para que te vuelvas todo un experto.
En esta imagen, la Reina Isabel con su tiara favorita, la Girls of Great Britain and Ireland Tiara, hecha enteramente de diamantes.
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Fíjate en la temperatura. Los diamantes son conductores de temperatura así que al tacto siempre se sentirán un poco más fríos que el resto de la habitación. Si al tocarlo está caliente, puede que sea uno falso.
En esta imagen, el broche Cullinan III y IV expuesto en el Palacio de Buckingham durante el Jubileo de Diamante de la Reina Isabel en el 2012.
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Como sabes, los diamantes se ganan su valor a través de la pureza. Se debe tratar de una pieza única y no estar compuesto por pequeños pedazos, de ser así se trata de un compuesto. ¿La mejor manera de verlo? Con una lupa, si no tienes una, ve con tu joyero de confianza.
En esta fotografía, la Reina Silvia de Suecia con la tiara Braganza hecha en 1829 en Francia con diamantes brasileños.
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Otra forma sencilla para darte una idea, es soplando sobre tu piedra. Los diamantes verdaderos no retienen el calor, como ya señalamos, así que nunca se empañarán. Otras piedras sí lo hacen, así que es una forma sencilla de identificarlos.
La Reina Letizia con la tiara floral de diamantes hecha en 1879 por J.P. Collins.
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Esta es una prueba un tanto más complicada y tiene que ver con la transparencia. Un diamante real refleja la luz tan intensamente que no puedes ver a través de él. Si la pieza que tienes es transparente, es falso. Puedes probarlo al ponerlo sobre la hoja de un libro o una revista, si alcanzas a ver las letras que están debajo de él puede tratarse de un cristal.
En la imagen, la Princesa Victoria de Suecia luciendo el Barnadotte Diamond Bracelet, el cual es el favorito de las princesas de este país.
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Una prueba sencilla es ponerlo en un vaso de agua. Los diamantes tienen una densidad que los harán hundirse de forma inmediata, algunos materiales de diamantes falsos flotarán en esta prueba.
En esta imagen, la Reina Máxima de Holanda con una de sus tiaras más discretas, la Dutch Diamond Bandeu hecha en 1879 originalmente como un collar que se convirtió en corona hasta 1937.
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Eso sí, lo más sencillo y certero es mandarlo a analizar. Si tienes duda sobre una piedra y no quieres arriesgarte con dudas, acude a una joyería o un centro especializado en el que te puedan apoyar. También existen verificadores de diamantes que cuestan en $8,000 y $10,500 pesos mexicanos.
La Reina Sofía escarchada en diamantes con su tiara de Cartier hecha en los años 20s, un elegante collar de estas piedras preciosas al igual que un broche de flor de lis.
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