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Cada año, el 1 y 2 de noviembre, en México se celebra la que, por muchos, es considerada la festividad más emotiva y especial, pues de acuerdo con la tradición, es en esos días cuando los espíritus de nuestros seres queridos que han fallecido regresan para visitar a quienes seguimos disfrutando de la vida terrenal.
Esta creencia tiene su origen en culturas de Mesoamérica, región que se extendía en gran parte de lo que hoy es México, aunque también abarcaba otros países al sur, como Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador; sin embargo, es el país azteca en el que se ha preservado con mucha devoción la cultura alrededor del Día de Muertos.
Si bien es imposible dictaminar en qué fecha exacta fue cuando se comenzó a conmemorar este día, de acuerdo con historiadores, para las culturas prehispánicas, la muerte siempre fue un tema relevante. Se ha comprobado que en épocas precolombinas, cada que alguien perecía, los suyos disponían del cuerpo envuelto en un petate (tapete hecho de fibras naturales). A la par, se organizaban festividades con la intención de guiar el alma del difunto en su recorrido al Mictlán, como se le conoce al lugar del descanso eterno.
Así también surgió la popular tradición de celebrar una vez al año el retorno transitorio de las almas que llegan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares y amigos en entornos variados, los cuales dependen de las distintas regiones de México, pues para algunas poblaciones con fuerte arraigo en las costumbres indígenas se trata de una muy solemne, mientras que para otras, la fiesta, aunque también muy mística, es eso, una gran fiesta con colores y música.
En cualquiera de los casos, algo que es muy importante para la esperada llegada de nuestros grandes cariños, es el montaje de un altar u ofrenda; un homenaje a quienes se adelantaron en el camino, en el cual mostramos nuestro respeto a sus gustos en vida y al valor que le damos en nuestra dimensión a que sus almas se encuentren bien y a salvo en donde sea que habiten.
Si bien cada uno tiene la capacidad de honrar a sus seres queridos de la forma en la que les parezca mejor, sí existen algunos elementos que son esenciales para poder montar una ofrenda de manera tradicional y aquí te mostramos una lista de lo que necesitas y cómo tendrías que disponerlo para prepararte con miras a la emocionante visita de quienes ya descansan en el sueño eterno.
Elementos de una ofrenda tradicional de Día de Muertos y su significado
© Gabriel Perez,Getty ImagesSiete niveles
Todo dependerá del contexto. Ya sea la comunidad, el presupuesto e incluso el espacio, cada quien es libre de montar el altar con lo que se ajuste a sus posibilidades; sin embargo, existe una creencia que dicta que las ofrendas deben contar con siete niveles. Partiendo por la base, el primero hace referencia a la tierra y debe contar con colores brillantes que simbolizan la alegría de recibir a los difuntos. El segundo representa al elemento del agua; el tercer peldaño se refiere al viento, el cuarto al fuego, el quinto a las viandas que se ofrendan a las visitas, el sexto es el nivel espiritual y el séptimo se trata de la representación del cielo.
© Romana LilicAgua y sal
Se trata de dos elementos imprescindibles. El agua es la fuente de la vida y es lo primero que se ofrece a nuestras visitas tras su largo recorrido. Así mismo es lo último que se otorga, pues ayuda a su regreso. Por su parte, la sal es un elemento purificador y es utilizado para que el cuerpo no se corrompa.
© Gabriel Perez,Getty ImagesVelas
Su flama significa la luz, la fe y la esperanza. Ilumina y, al ser titilante, su llama es una guía para que las almas de nuestros fieles difuntos puedan encontrar el camino a casa y, a su vez, sean la antorcha que muestre su regreso al mundo de los muertos. De acuerdo con algunas culturas, cada vela será destinada a cada uno de los visitantes.
© Susana Hidalgo,Getty ImagesIncienso y copal
Cualquiera de estos dos elementos significan limpieza, por lo que son utilizados para ahuyentar a los malos espíritus y de esta manera el alma que nos visita pueda llegar a casa sin peligro. Así mismo es un aroma destinado a la reverencia de los dioses y enaltece las oraciones y alabanzas.
© Getty ImagesFlores
Sus colores y aromas son símbolo de fiesta. Existen algunas que son típicas de la temporada como el Cempasúchil o la Garra de león, sin embargo, cualquiera puede sumarse a dar vida a este altar. Así mismo, en algunas regiones se colocan caminos de pétalos que servirían de guía para los visitantes.
© John Block,Getty ImagesViandas y bebidas
Ya sea pan, los platillos favoritos de nuestros difuntos o las bebidas que les gustaban en vida, este elemento simboliza la relevancia que tiene para nosotros la visita de nuestros seres queridos. Existen panes en la cultura mexicana que son específicos de estas fechas y, para la iglesia, representan el alimento sagrado o el 'cuerpo de Cristo'.
© Gabriel Perez,Getty ImagesCalaveritas y Catrinas
Las hay de azúcar y chocolate, aunque también puedes colocar algunas que no sean comestibles y que sean artesanías, pues su importancia en este homenaje es la representación más natural de la muerte, ya que todos contamos con un cráneo. De acuerdo con algunas culturas, las más pequeñas son dedicadas a la santísima trinidad (Padre, Hijo y Espiritu Santo); las medianas son la representación de la muerte, que se encuentra siempre presente, y las más grandes representan al Dios en el que se deposite la fé.
© DarioGaona,Getty ImagesRetratos e imágenes religiosas
Aunque claramente no existían fotos en la época prehispánica, actualmente se colocan estas imágenes de nuestros seres queridos simbolizando que la ofrenda ha sido montada en su honor. Algunas culturas sugieren ponerlas escondidas, con la finalidad de representar que es solo el alma la que viene de visita, pues el cuerpo (y su apariencia anterior) quedaron como símbolo de la muerte en sí. Sobre las imágenes religiosas; se encomienda a ellas el camino de nuestros seres queridos a casa y su regreso al mundo de los muertos.
