Bien dicen que las mejores historias de amor son las que tienen un inicio inesperado, y sin duda, la historia de Mauricio y Mariel no fue la excepción, ya que ella conoció primero a la mamá de Mauricio, la reconocida diseñadora Silvia Tcherassi.
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La diseñadora colombiana fue la encargada de hacerla de cupido en el 2021, cuando Mariel necesitaba un vestido para una boda, “fui a buscarlo a Miami, y cuando vi la boutique de Silvia Tcherassi recordé que varias amigas de Colombia me habían hablado de ella. Al final terminé ordenando uno y fui a un fitting al estudio de Silvia en Coral Gables, ahí la conocí mientras esperaba. Me invitó a su oficina y acompañada de Vera (abuela de Mauricio) y Sofía (hermana de Mauricio y directora de prêt-à-porter de la marca), estuvimos hablando de nuestras vidas como si fuéramos amigas de toda la vida. Regresé con mi mamá al día siguiente para recoger el vestido y en ese momento Silvia me mostró una foto de Mauricio y me dijo que le iba a dar mi Instagram para que me escribiera. Esa noche, estaba en una cena con mis amigas antes de la boda, cuando recibo un mensaje que decía que un pajarito le dijo que me tenía que conocer, así que me invitó a salir”.
Después de que Mauricio se colara en sus DMs, y tras una exitosa cita a ciegas, se volvieron a reunir para el cumpleaños del hijo de Tcherassi, y para el final del verano, Mauricio viajó a México para conocer a su familia y formalizar la relación... el resto fue historia.
Mauricio inmediatamente se dio cuenta de que era la elegida, “supe que Mariel era el amor de mi vida desde el comienzo. La primera vez que la invité a la casa de mis padres, la manera en que la vi interactuar con mi familia me hizo reconfirmar esa primera impresión”. Y para el verano del 2023, la pareja se comprometió en un lugar muy especial: Capri, Italia.
“La pedida de mano fue en Capri el 24 de junio. Es un lugar muy especial para nosotros porque ya habíamos ido juntos unos meses antes a abrir nuestra boutique de Silvia Tcherassi en esa isla. Ese día fue mágico porque todo fue una sorpresa para ella… le había dicho que era otro viaje de trabajo. Ese día nos despertamos muy temprano y le di el anillo en un punto que había escogido con la vista de uno de los Faraglioni, después pasamos todo el día en barco escuchando nuestras canciones italianas favoritas y fuimos a almorzar a un lugar que me encanta que se llama la Conca del Sogno”, cuenta Mauricio, quien es director de operaciones de Silvia Tcherassi. Y para la cena, la sede elegida para terminar un día inolvidable fue frente al atardecer en el Hotel Caesar Augustus.
Una boda de ensueño
Para el gran día, los novios eligieron una de las sedes más top para bodas en México: San Miguel de Allende, donde celebrarían poco menos de un año después, una boda de tres días llena de detalles delicadamente orquestados que hicieron muy especial cada momento. “Es un lugar que hay que visitar para entender la magia que se siente al estar ahí. A diferencia de casarse en una ciudad más grande en la que cada quien hace sus planes durante el día, San Miguel de Allende te permite sentir a todos cerca, tanto en los hoteles como en los restaurantes, las personas se encontraban unas con otras y se sentía como si todo el lugar fuera para nosotros. Además, se podía caminar a todos los eventos del jueves y viernes, ya que se encontraban a distancias cortas”, nos cuenta Mariel.
Organizada por Mauricio Kirschner, de House of Kirschner, la celebración inició el jueves con una espectacular “callejoneada” -un evento imperdible en San Miguel de Allende- donde los novios caminaron junto con sus invitados desde el Hotel Rosewood hacia el Instituto Allende, donde esta costumbre mexicana los recibió con música de mariachis, signature cocktails y las tradicionales mojigangas. Después, el novio y sus amigos iniciaron la fiesta de bienvenida con un set ecléctico haciendo tributo a la música de México, Colombia y el resto del mundo.
En todo momento, Mariel vistió espectaculares diseños de su suegra, Silvia Tcherassi. El primero, un vestido blanco hasta el suelo que combinó con unas botas personalizadas de Gia Borghini con sus iniciales bordadadas en los laterales.
Y para comenzar con un sinfín de detalles que hicieron de esta celebración una para recordar, recibieron a sus invitados con bolsas de bienvenida que incluían pañuelos de Silvia Tcherassi, también dulces tradicionales de Puebla, la ciudad natal de Mariel, así como una gorra con el monograma de la boda. Además, el artista Manuel Santelices creó ilustraciones personalizadas para los menús de las bebidas.
El segundo día continuaron las celebraciones con una cálida bienvenida para todos en el espectacular jardín ubicado dentro del Hotel Rosewood, entre pinos y lavandas, los invitados pudieron compartir con amigos y familia mientras disfrutaban de un cóctel organizado por Silvia. Para la ocasión, la novia eligió un espectacular vestido strapless rosa de lentejuelas que accesorizó con un clutch Olympia Le Tan bordado con el mismo diseño que usaron en su save-the-date, y joyas de Patricia Robalino, amiga de la novia, que consistían en unos pendientes con incrustaciones de pavé de rosas en oro blanco de 7 quilates y 18 quilates y un collar tenis de 9 quilates con diamantes redondos.
Llegó el gran día
El sábado, Mariel caminó hacia el altar con una icónica creación de Silvia Tcherassi en la hacienda Luna Escondida en San Miguel de Allende. “Desde la primera vez que fuimos al lugar supimos que iba a ser ahí, cuando lo visitamos y caminamos imaginándonos el gran día, lloré de la emoción. La hacienda está llena de cipreses y olivos. La vegetación tuvo mucho que ver en la elección de ese lugar, es muy verde y sabíamos que en la primavera iba a estar lleno de color, y así fue, las buganvilias y las jacarandas pintaron de morado el paisaje de San Miguel”, cuenta Mariel con emoción. “Dejamos que todas nuestras invitadas fueran libres de expresarse con sus vestidos, mis amigas eligieron vestirse de Silvia Tcherassi, ¡todas iban guapísimas!”.
Mauricio la esperaba en el altar con un traje Dior y unos gemelos de oro que pertenecieron a su abuelo. Después, los novios, quienes se dieron el sí con anillos diseñados por Patricia Robalino -grabados en el interior con el nombre de cada uno y la fecha de la boda- se trasladaron a un bosque místico junto a sus 340 invitados, “el techo estaba iluminado con constelaciones y los árboles tenían luces que simulaban luciérnagas. Las mesas las decoramos con servilletas de lino, cada una bordada con nuestro monograma, y los place cards eran cartas que escribimos a mano para cada uno de nuestros invitados, las flores de las mesas eran rosas, hortensias y orquídeas amarillas”, relata Mariel.
En cuanto a la comida, Mauricio y Mariel intentaron mantenerlo lo más neutral posible para satisfacer a todos los paladares, con un exquisito menú que constó de burrata cremosa y sandía con almíbar de albahaca y carpaccio de portobello e higos con lajas de parmesano, palmito y aroma de trufa blanca, como entrada. Seguido de una crema de alcachofa con croquetas de roquefort, y como plato fuerte, un jugoso short rib horneado por 10 horas a baja temperatura con arroz cremoso de verduras y espinacas crujientes, y como segunda opción, róbalo confitado con mantequilla de especias y risotto de mariscos. Para el toque dulce, los novios eligieron fondant de chocolate con helado de macadamia y pastel de queso con salsa de frutos del bosque y sorbete de frutos rojos. Menú orquestado por Ituarte.
Para el primer baile la canción elegida fue “Can’t Take My Eyes Off You” de Frankie Valli, y para dar inicio oficial a la fiesta, Mariel sorprendió a Mauricio con la presentación de la banda Chico & The Gypsies. “Para mí siempre había sido un sueño tenerlos en nuestro matrimonio porque pensamos que era la banda perfecta para nuestros papás, que tienen en común el gusto por la canciones de Chico cuando estaba con los Gipsy Kings, y por supuesto también para nosotros que crecimos escuchándolo desde pequeños”, contó Mauricio.
“Deseo que los novios construyan su familia, que tomen lo mejor de cada uno y a partir de ahí construyan su propio destino con su propia receta, porque cada pareja y cada familia tiene su propia dinámica”. - Silvia Tcherassi -
Más adentrada en la noche, Mariel se cambió y lució un minivestido con apliques de flores, una pieza custom made inspirada en uno de los looks de Silvia de la colección PreFall 2024 y unos tenis Nike x Sacai adornados con telas de alta costura de la diseñadora colombiana, sin duda, un look ideal y divertido para terminar la fiesta, la cual duró hasta las 4 de la mañana.
Los novios, quienes se encuentran desbordados de gratitud con su familia y amigos, no podían haber iniciado su matrimonio de mejor manera. Una velada que se recordará para siempre.