Los niños pequeños, entre los 3 y 6 años, no suelen expresar sus sentimientos todavía con palabras, por lo que la mayoría de las veces suele comunicarse a través de las lágrimas -unos más frecuentemente que otros-, ya que algunos niños suelen ser mucho más sensibles a su entorno.
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De acuerdo a expertos, que un niño sea muy sensible no es algo malo, ya que tienden a ser más empáticos, compasivos, gentiles y creativos. Por lo que sólo necesitarán tu guía para aprender a controlar sus emociones y entender que expresarse no es algo malo, ya que al no permitírselos, podríamos estar trabando su inteligencia emocional.
También es importante tomar en cuenta que los niños que no suelen llorar mucho, también pueden pasar por periodos más emocionales en los que sí muestren más llanto. Para eso, supervisa su rutina diaria, tal vez una mudanza o la llegada de un nuevo bebé puede estar ocasionando este cambio e irritabilidad, así como la falta de sueño, malos hábitos de alimentación o incluso una infección o padecimiento que no has detectado.
Consejos para ayudar a tu hijo a lidiar con sus emociones
Una vez descartando cualquier agente externo que pueda estar causando su sensibilidad, te compartimos tres consejos para que te sea más fácil lidiar con las emociones de tu hijo, y así guiarlo para que se convierta en un adulto emocionalmente estable y seguro de sí mismo.
Eres su modelo de conducta
Las principales figuras de los niños cuando crecen son sus padres y los más pequeños aprenden por imitación, por lo que nuestra forma de reaccionar ante lo que sucede a nuestro alrededor será la enseñanza y el ejemplo que ellos reciban, además de que los niños en edades tempranas pueden percibir nuestro estado de ánimo, por lo que es importante hablarles con calma y tolerancia, escucharlos y no gritar o mostrar conductas agresivas frente a ellos. Esto no quiere decir que les enseñemos a reprimir sus sentimientos, pero sí a aceptarlos y a procesarlos según aparezcan.
Genera una distracción
Distraer a tu hijo cambiando su atención hacia otra actividad también puede funcionar. Por ejemplo, si empieza a llorar, puedes sugerirle una actividad como contar hasta 10 o cantar su canción favorita, de esta forma, para cuando vaya en el número 8, tu hijo habrá cambiado su atención y muy probablemente baje su llanto. Para los niños pequeños, contar hasta 10 requiere mucha concentración y atención, así que lo que haya molestado a tu hijo ya no será importante para cuando termine de contar o cantar.
Encuentra una solución
La siguiente vez que empiece a llorar, pregúntale cuál es la razón por la que está triste y sugiérele una solución, por ejemplo, si está llorando porque otro niño no quiso jugar con él, puedes sugerirle algo que sabes que lo hará sentir bien, como jugar con otro niño o acercarle su juguete favorito. Poco a poco, y mediante crezcan, ellos empezarán a encontrar sus propias soluciones.
Finalmente, recuerda que el vínculo que creas con ellos desde su nacimiento es muy importante, así que reconectar con ellos cuando están molestos o llorando hará que confirmen su lazo contigo, y que con el paso de la edad, se sientan cómodos de acercase a ti para hablar de sus sentimientos.