La pandemia de Covid-19 que acosa al mundo, nos ha obligado de alguna manera a ver todo desde otra perspectiva. Todo a lo que estábamos acostumbrados —desde nuestra vida social a nuestro trabajo— ha cambiado drásticamente y, en muchos casos, nos ha movido cambiar completamente rutinas y costumbres. Hablamos con Wendell Figueroa Ruiz, un reconocido relaciones públicas especializado en el mundo del lujo basado en Nueva York, a quien la pandemia le ha empujado a iniciar un nuevo emprendimiento en el mundo del arte, la galería Picou Borbón.
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¿Quién es Wendell Figueroa?
Nací en San Pedro Sula y desde hace 35 años vivo en Nueva York. Aquí estudié administración de empresas, especializándome en marketing y comunicación; en la universidad Sorbona de París estudié literatura y filología francesas. Después obtuve un MBA en Comercio Internacional. Soy amante de la historia, de la cultura y del arte; me encanta leer y aprender cosas nuevas, mi más grande pasión es viajar y he visitado más de noventa países, ya sea por motivos de trabajo o de vacaciones; hablo cinco idiomas. Me gusta la belleza y los productos artesanales hechos a mano –como ropa, calzado o artículos de diseño, que es lo que me ha movido –en parte—a emprender este proyecto nuevo proyecto de la galería de arte Picou Borbón.
Mi carrera en el mundo de la comunicación y las relaciones publicas me ha llevado a trabajar por todo el mundo y a especializarme en la industria del lujo y he representado a muchas conocidas de joyería, relojes, moda y complementos –como Bizzotto, Jewelmer, Lisa Nik, Lottusse, Mattioli, Portrait Eyewear, Salvatore Ferragamo, Tous y Versace y por muchos años he trabajado con la prensa especializada y conocidos artistas.
¿Cómo ha cambiado tu vida desde el Covid-19?
A parte de que todo se ha ralentizado a nivel de trabajo, por no decir parado totalmente en algunos aspectos, desde febrero que estuve en Burgos, España, por una fiesta, no he vuelto a viajar. Antes de la pandemia, solía viajar todos los meses ya fuese a reuniones de trabajo, eventos de las marcas con las que colaboramos o a fiestas de amigos. Todo eso parece haber desaparecido y ahora me parece imposible el poder viajar con tanta facilidad como antes. En cuanto al trabajo, las empresas y marcas están siendo más cuidadosas a la hora de invertir en nuevos proyectos, dada la inestabilidad e inseguridad que imperan en estos momentos. Todo esto me ha ayudado a descansar y pasar más tiempo en casa, algo que no hacía desde hace mucho tiempo; ahora puedo dormir más, leer y disfrutar de la cocina, uno de mis pasatiempos favoritos.
¿Como lograste sobrevivir a la pandemia?
Tengo que decir que, y toco madera, hasta ahora no me he contagiado del virus, aunque tengo a familiares y amigos que si lo han hecho y han estado muy malos. Por suerte, hasta ahora, todos se han recuperado satisfactoriamente. He sido sumamente cuidadoso y he seguido las reglas impuestas por las autoridades sanitarias, procurando salir sólo para lo estrictamente necesario. Me he pasado el tiempo estudiando y leyendo libros que siempre me han interesado pero que nunca tuve tiempo para leer; he aprovechado para ver infinidad de series de Netflix y he preparado muchas recetas de cocina. En resumen, no me puedo quejar porque he podido mantener los ánimos y no creo que el confinamiento o el menos viajar me hayan afectado a nivel emocional, hasta ahora. En los meses de calor pude salir de senderismo o a montar en bicicleta todos los días y tengo que decir que el estar fuera y disfrutar de la naturaleza también han sido de gran ayuda. También colaboro como editor en la revista The Sustainable Mag que habla sobre la sostenibilidad en el mundo de la moda y el lujo pero con un enfoque más bien juvenil.
A nivel laboral, ¿Pudiste continuar con tu trabajo desde casa? Hablar del proyecto de la galería.
El no poder viajar y los recortes de presupuestos por parte de las marcas con las que usualmente trabajamos en proyectos de relaciones públicas, marketing y promoción, han afectado nuestro trabajo, llevándonos a un paro casi total y buscar reinventarnos, buscando nuevas ideas que puedan transformarse en algo útil. Fue así que, hablando con mi amigo Kenneth Alexander, tuvimos la idea de asociarnos para fundar una galería de arte virtual –muy acorde con estos tiempos en los que no se puede asistir a eventos y hay que guardar distancia de otras personas. Digamos que la galería Picou Borbón nace de la necesidad de utilizar el tiempo en algo que tiene mucho potencial.
A los pocos meses de haber comenzado con la galería, me llena de orgullo decir que estamos apoyando una importante iniciativa de la Galería Nacional de Arte de Honduras para ayudar a artistas y pintores hondureños que se han visto afectados por el devastador paso de los huracanes Eta e Iota. Las perdidas y destrucción han sido impresionantes y muchos lo han perdido todo. Nos hemos dedicado a promover la iniciativa.
Creo que todos los que hemos sido bendecidos de alguna manera –ya sea con oportunidades, educación, salud, buenas familias o amigos, o lo que sea –y no necesariamente sólo con posibilidad económica– tenemos la obligación moral y humana de compartir y ayudar a todo aquel que tal vez no ha tenido la misma suerte. El viajar por el mundo me ha abierto los ojos y me ha permitido ver que, por mucho que a veces nos quejemos, la vida de los que vivimos en esta parte del mundo es mucho mejor que la de mucha gente que no tiene para cubrir las necesidades más básicas. Todos podemos y debemos ayudar.
Cuéntanos un poco más sobre la galería ¿Por qué te decantaste por el arte?
Desde hace mucho tiempo tenía la inquietud de hacer algo en el mundo del arte, además tengo varios amigos artistas que me animaban a representarles y a trabajar con ellos. Con esto de la pandemia, no tengo proyectos con Rex Communications, mi agencia de relaciones públicas, lo que me permite dedicar más tiempo a Picou Borbón (la galería). Todas las obras que exhibimos hasta ahora son de artistas que he tenido la oportunidad de conocer en mis viajes por el mundo –o que me han sido recomendados por otros amigos.
¿Quién ha sido tu apoyo fundamental en esta nueva etapa?
La verdad, y más que todo debido al haber estado confinado en casa, es que no he buscado el apoyo de nadie para este nuevo proyecto; claro está que siempre conté con el apoyo de Kenneth, mi socio en Picou Borbón, así como de los amigos incondicionales. Tengo que resaltar el apoyo de mi tía Celia, que también es pintora, me ha presentado a varios pintores excepcionales; y también el de todos los artistas que no han dudado en unirse a nuestro proyecto desde el primer momento en que se los propuse. Nuestra idea es trabajar con artistas de todo el mundo; hasta ahora trabajamos con:
- Adamarga, pintora hondureña
- Andrea Castañeda Castro, pintora hondureño-americana
- Arash Groyan, pintor iraní
- Bruno Romagne, artista francés
- Enrico Tognoni, arquitecto italiano fundador del estudio de diseño Etamorph en Nueva York
- Franca Casagli, pintora italiana
- Gabriel Ortega, pintor colombiano
- Keyla Morel, pintora hondureña
- Kit Chirachasaikul, artista tailandés
- Lisa Nik, diseñadora de joyas americana
- Mayra Casiano, pintora hondureña
- Nereida Lima, pintora hondureña
- Olga Volodina, fotógrafa rusa
- Oscar Rizk, pintor mexicano
- Pietro Lucerni, fotógrafo italiano
- Robin Cerutti, fotógrafo francés
- Sacha, pintor hispano-americano
- Sonal Ambani, escultora india
Además trabajamos con coleccionistas privados que han puesto a la venta obras de los artistas dominicanos América Olivo, Gaspar Mario Cruz y del fallecido diseñador Oscar de la Renta.
Estamos dispuestos a ampliar la oferta y si encontramos obras y artistas que nos parezcan interesantes --y estén interesados en trabajar con nosotros, lo hacemos con gusto.
¿Crees que todo volverá a ser como antes?
Quiero pensar que lo será; claro, habrá que acostumbrarse de nuevo a no estar pendiente todo el tiempo de lo que tocamos y de lo que hacemos en todo momento. Me imagino que pasará un periodo de adaptación, de aprender a perder el miedo y ansiedad. Con el pasar de tiempo, y obviamente con la vacuna, podremos volver a vivir plenamente, viajar, estudiar y trabajar sin problemas.
Sabemos que te has convertido en un excelente repostero. ¿Nos compartirías alguna de tus recetas?
Siempre me ha gustado la cocina, es una manera de relajarme y despejar la mente. De los postres, me gustan todos, menos lo que tengan canela. Uno de mis preferidos, que he podido perfeccionar en estos meses que estado en casa es la torta de aceite de oliva. Es bastante fácil de preparar (esta receta es para ocho porciones):
Ingredientes:
1 ¼ tazas, mas dos cucharas soperas de aceite de olive extra virgen; y un poco
mas para untar el molde.
1 taza, más dos cucharas soperas de azúcar
2 tazas de harina de trigo
1/3 taza de harina de almendra o de maíz (molida fina –la prefiero a la de almendra)
2 cucharas de te de levadura en polvo
½ cuchara de te de bicarbonato de sodio
½ cuchara de te de sal gruesa
3 cucharas soperas de licor Amaretto, Grand Marnier, Vermú dulce o cualquier otro licor dulce
1 cuchara sopera de ralladura de limón
3 cucharas soperas de zumo (jugo) de limón
2 cucharas de te de extracto de vainilla
3 huevos grandes
Solamente necesitamos un molde de 9 pulgadas y papel pergamino (parchment)
Preparación:
Paso No. 1
Precalentar el horno a 400 grados. Verter un poco de aceite en el fondo del molde y untar con los dedos hasta cubrirlo todo. Colocar papel pergamino en el fondo del moldo (cortar en la forma del molde si es necesario), eliminar las burbujas de aire que puedan haberse formado por el aceite y verter más aceite sobre el papel, untarlo todo muy bien. Cubrir el fondo del molde con azúcar, asegurándose que una capa fina de azúcar cubra el fondo y los lados del molde.
Mezclar los ingredientes secos (harina de trigo, harina almendra (o de maíz), levadura en polvo, bicarbonato de sodio y la sal) en un bol mediado hasta que todo este completamente integrado y no haya grumos. En un bol pequeño mezclar el licor de Amaretto, el zumo (jugo) de limón y el extracto de vainilla.
Paso No. 2
Con una batidora de mano, a alta velocidad, batir los huevos en un bol grande, añadiendo después la ralladura de limón y una taza más dos cucharas soperas de azúcar hasta que la mezcla obtenga un consistencia ligera, espera y el color se torne pálido --más o menos por tres minutos (en batidora de mesa) o por cinco si usamos la batidora de mano. Gradualmente añadir 1 ¼ de taza de aceite de oliva hasta obtener una mezcla espesa. Manteniendo la velocidad alta, y en tres pasos, añadir la mezcla de Amaretto y luego la de ingredientes secos, poco a poco. Con una espátula raspar la mezcla que pueda haberse quedado pegada a las paredes del bol. Verterla en el molde preparado con anterioridad (Paso No. 1), cubrir la parte de arriba con azúcar.
Paso No. 3
Meter el molde en el horno y bajar la temperatura a 350 grados. Hornear hasta que la torta obtenga un color dorado, el centro sea firme al tacto y al introducir un cuchillo en el centro éste salga limpio –de 40 a 50 minutos. Una vez esté listo, sacarlo del horno y dejar enfriar por unos 15 minutos en una parrilla o superficie de madera
Paso No. 4
Hacer agujeros en la superficie de la torta con un cuchillo, punzón o palillo de madera. Verter (como en una llovizna) las dos cucharas soperas de aceite de oliva restante, asegurándose de cubrir toda la superficie. Con mucho cuidado, utilizar un cuchillo para despegar la torta de los bordes del molde; dar vuelta y sacarla del mismo en un plato grande. Para aumentar el sabor, sugiero cubrir la torta con plástico y dejarla reposar por al menos 24 horas antes de servirla.