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Chavela Vargas, nombrada Latina Powerhouse 2024© Getty Images
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Pioneras

Chavela Vargas

Una leyenda de la música mexicana 


Septiembre 29, 2024 3:00 AM EDT

Con sólo 17 años, María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, mejor conocida como Chavela Vargas, se mudó de su natal Costa Rica a México, un país en el que no sólo encontraría esa vida llena de música que tanto buscaba, sino también una libertad creativa que la llevó a convertirse en una verdadera leyenda.

Chavela Vargas, nombrada Latina Powerhouse 2024© Getty Images
Chavela Vargas

Su camino no fue fácil, pero tampoco monótono, pues a su llegada a ese país que le abría las puertas tuvo trabajos como cocinera, camarera, niñera y hasta fue chofer de familias adineradas de la zona en la que se estableció, lo que le permitió conocer un poco más la ciudad. "Vivía en una azotea de un edificio, bañándome en el baño del servicio, vendía cositas y cantaba", contaba en varias entrevistas. Visionaria, cuando le prestaron un auto se asoció con alguien más para poner una agencia de limpieza del hogar: "Llevaba a las muchachas a las casas y ganaba dos pesos por cada una", recordó. 

Pero su pasión estaba en la música, y pronto llegó Macorina, un tema escrito para ella por el español Alfonso Camín que pronto se convirtió en un éxito por el espíritu rebelde que encajó perfecto en la gente del siglo XVII. Chavela, o 'La Chamana', como la llegaron a conocer a nivel internacional, tuvo un gran gusto por el bolero y la ranchera, géneros regionales mexicanos a los que ella aportó su propio estilo interpretando sus canciones con una desgarradora voz y el sentimiento desde el corazón. Esa sinceridad pronto convirtió temas como La Llorona, Paloma Negra o Luz de Luna en los favoritos del público; canciones que hoy continúan sonando en las fiestas mexicanas. 

Siendo una de las figuras más populares entre la sociedad mexicana, y siempre reconocida por su actitud rebelde, Chavela fue gran amiga de los grandes artistas de la historia popular. Por un tiempo vivió con Frida Khalo y Diego Rivera, además de Juan Rulfo. Chavela grabó más de 40 discos, pero tuvo que pausar su carrera por casi una década debido a problemas de adicciones que, más que hundirla, le dieron un impulso a su imponente figura. Chavela amó tanto a México que presumía de ser mexicana, no por naturalización, sino por orgullo, haciendo muy popular la frase:

"Los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana".

Chavela Vargas, nombrada Latina Powerhouse 2024© Getty Images
Chavela Vargas, nombrada Latina Powerhouse 2024

Aquel que recuerda a Chavela, también recuerda su estilo. Una mujer con un poncho, casi siempre con tonos rojos, cantando desde el corazón con su inseparable guitarra y una actitud desafiante pero a la vez cálida. Un puro, una copa y lentes oscuros también eran parte de ese look con el que salía al escenario a cantar frente al público. 

En los 90s, Chavela regreso de su pausa y se mudó a España, en donde tuvo un éxito internacional gracias al cineasta español Pedro Almodóvar quien, hipnotizado por su interpretación, incluyó varias de sus canciones en sus películas. Finalmente, se retiró de los escenarios en 2006, convirtiéndose en una verdadera leyenda. En el año 2000, recibió el reconocimiento de Dama gran cruz de la Orden de Isabel la Católica. Y en el 2007 fue galardonada con el Grammy a la Excelencia Musical.

Chavela Vargas, nombrada Latina Powerhouse 2024© Getty Images
Chavela Vargas

“Ningún ser vivo cantó con el debido desgarro al genial José Alfredo Jiménez como lo hizo Chavela", Pedro Almodóvar.

Aunque sus ojos se cerraron a los 93 años, el 5 de agosto de 2012, su voz, sus melodías y su personalidad son un verdadero legado para el mundo de la música, convirtiéndola en una leyenda. Su despedida final se realizó en dos de los grandes puntos de la Ciudad de México, primero en la Plaza Garibaldi, hogar del mariachi, en donde cientos de personas acudieron a dar el último adiós a una grande. Un día después su cuerpo fue trasladado al Palacio de Bellas Artes, para después cumplir su petición final: esparcir parte de sus cenizas en el cerro del Chalchitépetl, en Tepoztlán, Morelos, en su amado México, muy cerca de donde pasó sus últimos días.