Annabelle Lopez Ochoa es una destacada coreógrafa que, gracias a su pasión por el arte y su estilo dotado de técnicas virtuosas, ha logrado posicionarse como una de las mejores en el campo de la danza. Hasta ahora, ha creado más de 100 obras para 80 compañías de danza de todo el mundo.
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Sus obras coreográficas han sido presentadas en toda Europa, entre ellas Broken Wings, inspirada en la vida de la pintora mexicana Frida Kahlo y el cual creó de la mano del English National Ballet.
"Me llevó tiempo darme cuenta de que era parte de mi identidad. Creo que para muchos niños mestizos es algo confuso. En algún momento, cuando era niña, tuve que enfrentarme a comentarios racistas de otros niños".
Hija de padre colombiano y madre belga, Annabelle creció inmersa entre dos culturas. “En casa hablábamos español desde muy pequeños, pero cuando tenía cuatro años cambiamos al francés. Escuchábamos música mexicana y colombiana, que odiaba cuando era pequeña. Ahora me encanta. Las dos culturas estaban omnipresentes”, contó hace tiempo a la organización internacional de coreógrafos, Dance Icons.
Descubrió su pasión por la coreografía a los 11 años, incluso antes de incursionar en la danza. “Mi profesora, justo antes de las vacaciones de invierno, vino y me dijo: ‘En lugar de dar clase hoy, te voy a dejar a solas con el pianista. Vas a crear, a coreografiar mientras yo tomo un café”. Yo ni siquiera conocía esa palabra. En una hora, mi amiga y yo inventamos algo”, recordó. Y en aquel momento pensó: “Vaya, si pudiera hacer esto por el resto de mi vida, sería la persona más feliz del mundo”.
"Sabía que quería ser coreógrafa, pero primero tenía que entender lo que era ser bailarina en una compañía... Tuve que pasar por los altibajos de ser bailarina: estar cansada, aburrida, ser rechazada, tu cuerpo envejeciendo".
Annabelle inició su carrera en la danza en Amberes, Bélgica, su ciudad natal. Su innegable talento la llevó pronto a trabajar para varias compañías de danza alemanas, hasta que en 1997 se unió al Ballet Scapino Rotterdam, donde se desempeñó como solista por más de siete años. Tras una carrera de 12 años en varias compañías europeas, en 2003 se centró exclusivamente en la coreografía.
Su primer ballet de larga duración, A Streetcar Named Desire, una colaboración con la directora teatral Nancy Meckler para el Scottish Ballet, fue aclamado por la prensa y el público, recibiendo varios premios. En 2010, el Temecula Performing Arts Examiner escribió: “Ochoa es verdaderamente una coreógrafa magistral con una visión de lo que la danza puede y debe ser en esta industria en constante cambio”.
A lo largo de su carrera, Annabelle ha ganado numerosos reconocimientos. Entre los más recientes se encuentran el Premio de la Audiencia del San Francisco Classical Voices.por su obra Frida, interpretada por el Ballet Nacional Holandés, en 2023. Esta obra fue considerada como el Mejor Estreno por la revista especializada Dance Europe, en 2020. Requiem for a Rose, interpretada por el Ballet Municipal de Santiago fue reconocida en 2021 por el Círculo de Arte de Chile.