Lo que podría parecer un inocente juego para algunos, fue el despertar profesional para Maribel Aldaco. Nacida en Ensenada, Baja California, México, en 1990; a lo siete años su mejor amiga le enseñó a hacer pasteles en casa, con los utensilios y herramientas de su padre, quien trabajaba en un restaurante. De ellos aprendió la importancia de las medidas de los ingredientes y cómo el unirlos podían crear postres maravillosos, una grata sorpresa que aún mantiene a la fecha.
Maribel estaba decidida a seguir su sueño en la cocina de los mejores restaurantes, por lo que se inscribió en la carrera de gastronomía en la Universidad Autónoma de Baja California, un colegio público que, a pesar de tener el nombre de la profesión que ella anhelaba, estaba enfocado más en la administración que en la preparación de los alimentos. Aquel detalle la hizo abandonar la escuela por un tiempo, para dedicarse a aprender por sí misma los secretos y el balance de la química de los alimentos, algo que la ha apasionado desde siempre.
"Me gusta crear recetas, pues siempre me ha interesado mucho que si le pongo más de un ingrediente pasa algo y si modificas tantito pasa otra cosa totalmente distinta".
Siempre firme en su meta, inició su carrera como practicante del chef Jair Téllez en el Restaurante del parque y Laja. Gracias a su práctica y a la determinación de ser mejor cada día, se mudó a la Ciudad de México, en donde trabajó en los restaurantes Merotoro y Jaso. Sin embargo, sus decisiones no parecían ser las correctas ante los ojos de sus padres, quienes la motivaron a seguir estudiando para desarrollar más sus habilidades.
Maribel lo tenía claro quería enfocarse en la repostería y a los 22 años buscó una oportunidad en el restaurante Martín Berastegui, el cual es reconocido con tres estrellas Michelín. Después de un tiempo en San Sebastián, se mudó a Nueva York para trabajar junto al chef Dan Barber en Blue Hill at Stone Barns, y para el chef Daniel Humm en The Nomad Hotel.
Poco a poco fue perfeccionando su técnica en la confitería, creando postres únicos con sabores que a muchos les recordaría su infancia. Además, le fascina la idea de regalar postres en ocasiones especiales, pues es algo hecho por ella al mismo tiempo que deleita el paladar de sus seres queridos.
"Me gusta hacer mis postres basándome en los sabores de mi infancia. Recreo texturas diferentes a partir de ello".
Si bien logró concluir la licenciatura que tan felices hizo a sus padres, Maribel sigue aprendiendo sobre esa pasión en la cocina para los platillos que tienen un lugar especial en el corazón de cada comensal. Su toque es el balance perfecto: ni muy dulce ni muy amargo, y con un toque exacto de sal. Detalles que ella misma encuentra fascinantes a diferencia de otros chefs que dejan la receta abierta a las cantidades.
Tras un tiempo en San Francisco trabajando en diversos restaurantes bastante prestigiosos, Aldaco Silva regresa en 2017 a su natal Ensenada, en donde abre el restaurante Fauna junto al chef David Castro Hussong, con quien además se casó en 2013 y formó una hermosa familia junto a sus dos hijos. Es en este bello local en Bruma, en el Valle de Guadalupe, en donde Maribel se enfoca en la repostería, llevándola a hacer sus propias creaciones que han cautivado el paladar de diversos viajeros y especialistas gastronómicos.