Un 21 de diciembre de 1920, La Habana, Cuba, fue testigo del nacimiento de Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre a quien, su talento como bailarina de ballet, la catapultaría a la fama mundial bajo el nombre de Alicia Alonso. A los nueve años de edad, dejó su país para viajar con su familia a España, donde recibió sus primeras clases de bailes folclóricos, en la región de Jerez de la Frontera y Sevilla.
Regresó a Cuba para ingresar a la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte de La Habana. Su disciplina y pasión la convirtieron rápidamente en la más destacada del colegio. En 1937, tras casarse con el también bailarín, Fernando Alonso, adoptó el apellido con el que cruzó fronteras. Por años, se pensó que había sido su esposo, uno de sus grandes mentores en la danza; sin embargo, en sus últimos años, reveló que, en realidad, fue ella la gran influencia en la carrera de él. "En Latinoamérica, al hombre le había dado un lugar, sobre todo en aquella época. Estoy muy orgullosa de llevar ese apellido, porque me vino muy bien AA, siempre me ponen en primer lugar", comentó.
En medio de su éxito, en 1941, se vio obligada a hacer una pausa en su carrera debido a un problema de salud que le afectó la vista. En 1943, regresó más fuerte que nunca para conseguir su primer protagónico en Giselle, un clásico con el que llegó al Metropolitan Opera House de Nueva York. Los años siguientes continuaron su ascenso en la industria, tanto en Estados Unidos, como en Cuba donde, en 1948, fundó el Ballet Nacional de Cuba, donde fue directora, profesora y coreógrafa, llevándolo a convertirse en uno de los más importantes del mundo.
En 1938, se mudó a Nueva York donde ingresó al American Ballet Caravan, actualmente conocido como el New York City Ballet. A finales de los 50, se convirtió en la primera bailarina cubana en actuar en los grandes teatros de la extinta Unión Soviética, fue invitada al Bolshi de Moscú y al Kirov de Leningrado. En 1959, tras la revolución cubana, Alicia decidió dedicar la mayor parte de su tiempo al desarrollo de la compañía en su país, lo que la llevó a girar por toda Iberoamérica. Regresó brevemente a Nueva York; sin embargo, por cuestiones políticas, no visitó Estados Unidos por un largo período, pero deleitó al público con su talento en Bulgaria, Polonia, China, Corea del Norte, Checoslovaquia, Rumania, Hungría y Bulgaria. En los años 70, se presentó con el Ballet Nacional de Cuba en Luxemburgo, Mónaco, Italia y Francia.
En 1975, Alicia Alonso se divorció de Fernando Alonso en medio de rumores de infidelidad por parte de él. Aunque no era fan de hablar de su pasado, en 2011, durante una conversación con Ismael Cala, recordó el divorcio del papá de su única hija, Laura.
“Yo soy una romántica eterna. Mi madre y mi padre duraron casados toda la vida, el matrimonio modelo para mí eran mis padres, mi crianza fue diferente, no permitía que nadie me tomara de la mano, sino era bailando. Él (Fernando), tenía la crianza de aquella época también, de conquistador, era buen mozo”.
En plena cúspide de su carrera, Alicia se enfrentó a uno de los momentos más retadores de su vida cuando, los problemas de visión regresaron y tuvo que decidir entre su pasión o su vista. Debido a que el tratamiento para tratar el desprendimiento de retina que sufrió a los 20's, era a base de cortisona (un medicamento que entre sus efectos secundarios presenta aumento de peso), tomó la determinación de abandonarlo y sacrificar su visión para poder bailar, fue Entonces nació el mito de Alicia Alonso, la bailarina que sólo veía sombras:
"A todo se acostumbra uno, porque se da cuenta que está preparado en la vida para no estar en perfecto estado, si a uno le falta vista, el oído es fabuloso, el olfato es increíble, el paladar, el tacto y el instinto, todo esto se desarrolla increíblemente" -Alicia Alonso-
Fue en noviembre de 1995, días antes de celebrar sus 75 años de edad, que la bailarina subió por última vez a unas zapatillas en punta, en una función realizada en el Teatro Masini, en Faenza, Italia. En sus últimos años, Pedro Simón Martínez, su segundo esposo, se convirtió en "sus ojos". En la última entrevista que concedió, reconoció que despertar a su lado, era el momento favorito de su día: “Es la nueva vida, es el futuro que estamos haciendo”, comentó sobre el matrimonio de 44 años que sostuvo con el escritor y crítico. Alicia Alonso murió el 17 de octubre de 2019, en La Habana, Cuba, a la edad de 95 años, dejando un importante legado en el ballet mundial que la recordará como la misma devoción que ella bailó los clásicos más importantes.