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Katya Echazarreta ya es parte de la historia como la primera mujer mexicana en el espacio. Es definitivamente una inspiración para muchas latinas en diferentes campos. Esta ingeniera eléctrica de 26 años ha demostrado su pasión por la ciencia y la ingeniería, labrándose su propio camino de éxito en un campo dominado en su mayoría por hombres y abriendo el camino para que lleguen muchas más mujeres.
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Esta habilidosa ingeniera, que creció en Guadalajara, México, recientemente hizo realidad su sueño de viajar al espacio y se unió a la tripulación que abordó el quinto vuelo de pasajeros en el Blue Origin de Jeff Bezos. Katya se mudó a los Estados Unidos a la temprana edad de siete años, y aunque al principio tuvo problemas debido a la barrera del idioma, rápidamente se adaptó al país y le da crédito a su madre por darle una fuerte ética de trabajo para seguir su pasión.
“Me han dado la oportunidad de ayudar a orientar a aquellas niñas y mujeres que, como yo, buscan a alguien con experiencia en lo que están pasando”.
Al graduarse de la UCLA, Katya pasó a ser pasante en el JPL de la NASA e ingeniera de tiempo completo en cinco misiones, incluidas Perseverance y Europa Clipper. Y ahora está cursando una maestría en Ingeniería Eléctrica en la Universidad Johns Hopkins.
“El espacio, las matemáticas, la astronomía y la física me han interesado desde que tengo memoria y nunca perdí de vista eso mientras crecía”, confesó Katya. “Todos a mi alrededor, familia, amigos, maestros, seguía escuchando lo mismo: eso no es para ti”, dijo, en referencia a su sueño de viajar al espacio, mostrando a todos que siempre es posible lograr tus sueños más salvajes.
Katya fue patrocinada por la organización sin fines de lucro Space for Humanity, en un esfuerzo por aumentar la diversidad en los viajes espaciales, ya que menos de 80 mujeres han estado en el espacio y menos de tres docenas han sido de color, indígenas o latinas; de un total de 600 personas se han aventurado a ir al espacio.
“A lo largo de mi trayectoria en la escuela de ingeniería, estaba muy consciente de la falta de mujeres en el campo. Esto fue muy difícil para mí porque no tenía muchas personas a las que pudiera pedir consejo sobre varios temas, como los sesgos implícitos que enfrentamos a diario”, admitió Katya.
También explicó que ha tenido la oportunidad de “ayudar a orientar a esas niñas y mujeres que, como yo, buscan a alguien con experiencia en lo que están pasando. A través de la honestidad sobre las dificultades y el aliento, espero poder ayudar a las mujeres a estar mejor preparadas para su experiencia como mujer en STEM”.