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Alba Ramos nació en República Dominicana y se crió en la ciudad de Nueva York. Autoproclamada como una belleza limpia y una influencer no tóxica para todo, creció en Harlem, considera al español como su primer idioma y asistió a una escuela católica. Siempre amó la industria de la ropa; por ello, se inscribió en la escuela Fashion Industries High School para convertirse en diseñadora de moda.
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Después de conseguir su primer trabajo en Abercrombie & Fitch en 2006, conoció a un modelo profesional y, de esa relación, nació su primer hijo. Ramos decidió hacer una pausa en la universidad y convertirse en ama de casa a los 21 años hasta que su hijo fuera mayor. La estrella de las redes sociales dijo que ella “aún no se sentía cómoda para volver a la escuela o al trabajo teniendo a su bebé tan chico”, por lo que decidió quedarse siempre en casa con él.
Al encontrar otras formas de entretenerse, en 2010, decidió lanzar un canal de Youtube como pasatiempo. El objetivo principal de Ramos era “conectar con los demás sin dejar de ser una mamá en casa”. Durante ese tiempo, no todos sabían que los YouTubers podían monetizar y ganar fama en la plataforma; por lo tanto, Alba no se lo tomó tan en serio hasta 2011-2012, cuando comenzó a compartir la recuperación de su cabello después de “experimentar un daño severo por calor” y perder sus rizos naturales.
La experiencia de Alba hizo crecer su audiencia y a partir de ahí, el resto es historia. Después de continuar haciendo videos y sentirse cómoda con su contenido, lanzó su primera campaña de belleza con una marca importante.
Cuando a su primogénito le diagnosticaron autismo, eligió un estilo de vida libre de toxinas. Hoy, Alba solo comparte productos que cree que son beneficiosos para nuestra salud y el planeta con sus miles de seguidores. La experta dice que “aprendió una nueva forma de ver la belleza y la vida natural”.