Fue en 1989 cuando Laura Esquivel publicó Como agua para chocolate, un libro lleno de realismo mágico que contaba la historia del amor más puro, pero al mismo del más prohibido e imposible. Tres años después, llegaría la película de Alfonso Arau, cuyo guión fue adaptado por la propia autora y que le valió el premio de Mejor Guión Cinematográfico en los Premios Ariel. A más de treinta años del estreno de la película, ahora llega la serie de Como agua para chocolate (Max) la cual está inspirada en el legendario libro, ese que marcó a toda una generación.
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La serie, dirigida por Julián de Tavira y Ana Lorena Pérez Ríos, cuenta con las actuaciones de Azul Guaita en el papel de Tita de la Garza, Irene Azuela como Mamá Elena, Andrés Baida como Pedro Muzquiz, además de contar con las actuaciones de Ana Valeria Becerril (Rosaura), Andrea Chaparro (Gertrudis) y Ángeles Cruz (Nacha).
En entrevista con ¡HOLA! Américas, Irene Azuela y Azul Guaita nos hablaron de sus personajes como Mamá Elena y Tita de la Garza, respectivamente. En esta misma entrega nos hablaron de los desafíos que enfrentaron al hacer la serie de época, además de revelarnos uno que otro secreto de cocina, y explicarnos qué es para ellas llevar a la pantalla una producción inspirada en un libro tan entrañable, cargado de realismo mágico, recetas de antaño y una narrativa que se puede saborear con el paladar y sentir en el corazón.
La serie, al igual que el libro, se ubican en el contexto político y social de la Revolución mexicana, al norte del país. Según una inquebrantable tradición familiar, Tita de la Garza nace destinada a cuidar de su madre y no casarse nunca, por ser la menor, Tita posee un don extraordinario para la cocina, cultivado entre los fogones y las cazuelas de su nana y cocinera Nacha. Sin embargo, el estricto orden establecido por Mamá Elena se ve trastocado cuando Pedro pide la mano de Tita en matrimonio. Tita no verá culminado su amor con Pedro, pero sí que podrá expresarse a través de sus platillos, los cuales se fundirán con sus emociones, que van desde la alegría y la pasión, como cuando degustan las codornices en pétalos de rosas hasta la más profunda de las tristezas, como se ve reflejado, por ejemplo en el pastel Chabela, que tan pronto los comensales dan el primer bocado en la boda de Pedro y Rosaura, un desconsuelo descomunal los invade.
Con una historia adaptada en la que veremos nuevos personajes a lo largo de seis capítulos, Como agua para chocolate promete atrapar a los fans de libro y atraer a nuevas generaciones, justo como nos comentó una de sus creadoras, Ana Lorena Pérez Ríos. "La gente la quiere tanto (a la novela), le tiene un cariño tan especial y es parte tanto de la cultura, que siempre es pertinente revisitarla. Es como cuando un platillo te gusta mucho, quieres más", nos reveló.
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Es una serie muy esperada, porque aquellos que son fans del libro, los que vieron la película y que ahora van a tener la oportunidad de ver esta nueva adaptación. ¿Cómo se sienten de formar parte de este proyecto?
Irene: Pues muy contenta de abonar una nueva interpretación a esta historia, que como bien dices, es muy conocida, ha sido traducida en tantísimos idiomas. Hay una película, ya hubo un ballet, y ahora nos toca a nosotros contar la historia en seis capítulos y eso nos da la oportunidad de conocer mucho más a los personajes, de entender cuáles son sus motivaciones, sus justificaciones para comportarse de la manera que lo hacen y también de saborearnos la historia mucho más. Tenemos chance de poner más anécdotas y más imágenes de la novela ahora en un formato de seis capítulos.
Azul: Sobre todo las recetas, ahora como que estamos más centrados en cómo se preparan las cosas en cada ingrediente, en Tita con sus ingredientes y sobre todo contar la historia de muchos personajes, o sea, qué es lo que pasa por la cabeza de cada personaje. Y bueno, también de la historia de Mama Helena, que está muy interesante.
Hablando un poco de Mamá Elena, para ti Irene, ¿cuál fue el desafío más grande? Tu interpretación es magistral, en verdad impones y hasta das un poco de miedo…
I: Pues la verdad es que es un personaje muy alejado a quién soy yo. Y entonces, el reto estaba en sí conseguir una rigidez y una indiferencia, una distancia total hacia sus hijas, pero sustentarlo con un por qué. Y entonces, hablábamos de que es una mujer que tiene que mantener cierto orden para asegurarse de que las cosas avanzan bien y también de conservar ciertas tradiciones. O sea, la hacienda de los de la Garza es una hacienda antiquísima que ella hereda y que tiene que sacar a flote, y eso la pone en un lugar bastante difícil. Tiene que decirles a los demás que ella es la patrona y tiene que darse a respetar.
Estamos hablando del México revolucionario, donde normalmente las mujeres no eran las jefas de una hacienda tan grande. Entonces, ella se las tiene que ingeniar para darse a respetar y en ese camino termina estando desconectada de sus hijas, sin entender muy bien cuáles son las motivaciones y las inquietudes de los peones, y con la amenaza de un movimiento armado que está ya como cada vez más cerca de ella.
Podríamos decir que incluso es hasta una mujer empoderada para su época un poco, dejando de lado la frialdad e indiferencia que tiene con sus hijas y la situación con los peones, podríamos decir que es una mujer empoderada, porque como bien dices, tenía que hacerse cargo de las de la hacienda y de cuidar su patrimonio, ¿no?
I: Pues sí, yo creo que, por cuestiones de supervivencia, no por cuestiones filosóficas ni por querer romper ninguna tradición o dinámica moral que ella pudo haber dado, al contrario, es más como: ‘¿cómo le hago para sacar este problema en el que estoy metida?’.
Azul, ¿cuál dirías que fue el reto más grande de interpretar a Tita? Porque en mi opinión, creo que hay un antes y un después en tu carrera con este personaje…
A: Creo que es un personaje muy fuerte, tiene muchos matices, tiene muchos sentimientos, es una persona que siente mucho. Es muy sentimental y está increíble porque se deja llevar por sus emociones. No las contiene y tampoco se deja hundir por estas emociones que siente, sino hace magia con los sentimientos. Y ama al 100, sufre mucho, lo vive, lo transmite, lo transmuta, hace cosas mágicas con esos sentimientos y sí, creo que es uno de los personajes que me acaba de hacer, sobre todo las preparaciones. Porque no es lo mismo ser un personaje actual que habla al ritmo que se habla ahorita.
Tita camina diferente, se mueve diferente, habla diferente, tiene un ritmo más lento de hablar, porque antes hablaban más lentito y ahora hablamos muy rápido y casi no se nos entiende. Y este fue un reto también, o sea, lograr darle voz, o sea, poder hablar como se hablaba en esa época, es difícil, suena fácil, pero no lo es, tomó bastantes clases.
Yo quisiera que me llevaran a ese momento cuando ustedes por primera vez leyeron el libro o vieron la película. ¿Qué fue para ustedes descubrir 'Como agua para chocolate'?
I: Yo me regresaría a hace un año que leí la novela, porque yo no había leído la novela. Y yo te diría que la invitación que me dio la novela fue a entrar en un universo de exploración de los cinco sentidos. Me encanta pensar que es una historia de un amor romántico que sucede en el corazón de una casa, de una hacienda que es la cocina. Y cómo los platillos tienen el poder de tocar a la gente que los consume. Esa sensación es como la primera sensación que me transmitió la novela y me encanta, y creo que es que está en la serie.
A: Yo no había tenido ningún tipo de acercamiento, hasta que estaba haciendo casting. Ni siquiera me había quedado, pero hice la audición y fue como ‘quiero leer o ver esta historia de que todo el mundo habla y ama’. Y efectivamente, primero vi la película y me enamoré. O sea, fue increíble, se ve todo delicioso. Y luego tuve la oportunidad de leer libro y que cada capítulo tenga una receta donde está increíble. Algo que me costó mucho entender al principio fue cómo es que Tita pasa toda su vida y sus decisiones en un hombre. Me costó entenderlo, pero luego me di cuenta de que no solo es Pedro, o sea, sí lo ama y quiere estar con él, pero es todo lo que representa Pedro para ella, es esta libertad que siente cuando está con Pedro, todo lo que representa Pedro ella es lo que ella quiere. Ella no está solamente luchando por Pedro, está luchando por ser libre, por ser ella, por estar feliz, contenta y libre.
¿Ustedes cocinan? Esta pregunta viene, bueno por la serie, cuyo ángulo son los fogones, la cocina, y demás…
I: No, yo no cocino nada, yo horneo. Me sale muy bien una quiche, me sale muy bien un pastel de elote y ya, párale de contar.
¿Tu pastel de elote, Irene, podría ser el equivalente a las torrejas de nata de Tita, por así decirlo?
I: No, para nada. Esas torrejas son sublimes. Qué cosa tan espectacular. Sí, tuvimos que comernos la comida que se preparaba, no sabes, el manjar.
Azul, ¿y tú qué tal eres de habilidosa en la cocina como Tita, más o menos?
A: No. Tampoco, tampoco. O sea, no hay manera. Sé cocinar mis platillos, tengo mis especialidades, pero hasta ahí... O sea, tres platillos son como los básicos cuando tengo hambre o quiero cocinar para alguien, es como lo básico que hago. Pero hasta ahí...
¿Y cuáles dirías que son esos platillos, tus platillos estrella?
A: Las lentejas, el bistec a la mexicana, fajitas de pollo…
Ustedes dirían que el amor entra por la boca y que con esta serie queda como más que confirmado, ¿no?
I: O sea, sí, pero por todos lados, entra por la boca, entra por los ojos, entra por el tacto, entra por la imaginación. Oye, ¿qué pregunta la tuya, ¿cómo que el amor entra por la boca? (risas)