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Cuántas veces hemos escuchado aquello de que cortarnos el cabello representa el famoso ‘cerrando ciclos’ -es más, quién no tiene una historia de unas tijeras, un fleco y una tarde sin mucho qué hacer en la adolescencia-. Si no te ha tocado saber de esta expresión, se suele aplicar cuando al terminar con algo importante en nuestras vidas -por ejemplo, una relación amorosa- o cuando se quiere hacer un gran cambio en cuanto a lo interno, se comienza con una transformación externa. Mucha gente atribuye a un buen corte de cabello una sensación de renacer y marcar un antes y después en lo que somos, pero, ¿es esto cierto? Y una vez con esto en mente surge un nuevo cuestionamiento, ¿qué fue primero? ¿el huevo o la gallina? O en palabras más claras, ¿la transformación interna se da antes que la externa? Sobre este tema hemos entrevistado al psicoterapeuta Aldebarán Toledo Fernández, quien además de contar con un doctorado en Neurociencias de la conducta, cuenta con una maestría en Neuropsicología clínica y compagina su labor con la docencia en la Universidad Anáhuac México, para que nos pueda dar un panorama más amplio sobre esta creencia.
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Hemos querido comenzar entendiendo por qué solemos ligar nuestra apariencia física con nuestro sentir emocional. Es así que hemos preguntado al doctor, ¿es posible separar el aspecto físico de lo que somos como personas y cómo nos perciben los demás?
“No. La mayoría de la información que procesamos es de tipo visual, e incluso nuestro mismo pensamiento tiende a estructurarse en imágenes además de palabras. Por ello, me parece muy difícil que podamos separar completamente el aspecto físico de las cosas de nuestra percepción, comprensión y juicio de ellas. Es un viejo problema de la filosofía la confusión entre la ética y la estética; lo bueno y lo bello”.
“La primera información que las personas van a tener de nosotros es el aspecto visual, y a partir de ello el cerebro formulará rápidamente diferentes predicciones basado en experiencias del pasado, con la finalidad de anticipar la conducta más adaptativa posible. Por ejemplo, si en el pasado, ya sea porque yo lo viví o porque me lo han contado repetidamente, he sabido que personas que acuden al trabajo formalmente vestidas tienden también a ser más productivas, mi cerebro juzgará como más probable que todos los casos que cumplan esas características visuales se comportarán así, y por ello tal vez buscaré colaborar con ellas”.
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Qué tanta verdad hay detrás de la expresión
Con esto en mente, continuamos hablando con el doctor Toledo sobre la expresión en específico. Un cambio físico, por ejemplo, cortarte el pelo, ¿puede marcar una nueva etapa en lo personal? (el famoso cerrando ciclos)
“Anecdóticamente puedo decirte que sí. Lo he notado en muchísimas personas; particularmente mujeres para este ejemplo de cortarse el pelo. Tendemos a manifestar hacia afuera lo que llevamos dentro, y a señalar a través del cuerpo los eventos psicológicos importantes, como una forma de congruencia identitaria entre autoimagen y autoconcepto. Las personas se hacen tatuajes con los nombres de sus parejas o sus hijos, por ejemplo, o empleamos un accesorio especial en la vestimenta para una cita romántica importante”.
© Getty Images“Más allá de la anécdota, hay investigación al respecto. Recuerdo en particular un estudio sobre la relación entre eventos estresantes significativos y tendencia a cambiar de apariencia. Resulta que la pérdida de amistades o parejas, el comenzar o completar un ciclo escolar, o abandonar la casa donde crecimos son de los eventos que más se asocian a tendencias de cambio en apariencia física. Todos tienen en común que amenazan la identidad, y los cambios son una forma de ajustar y reforzar la identidad a esos cambios. En el ejemplo que ponías sobre el corte de cabello, no es infrecuente que el nuevo corte denote seducción, mayor libertad o incluso desinterés por llamar la atención”.
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El gran misterio
Una vez que hemos entendido que sí hay una marcada relación entre las transformaciones externas e internas, ¿qué viene primero?
“Es muy difícil responder a esto de forma breve porque un cambio de ambiente puede ser una transformación externa que impulsa una interna, como lo que comentaba sobre iniciar un nuevo ciclo escolar. Pero si nos referimos sólo a cambios en la apariencia personal, creo que es más fácil identificar que primero ocurre algo internamente, como una decisión personal, y después hay un cambio externo”.
“Dicho eso, también hay hallazgos muy interesantes sobre el efecto que la apariencia externa tiene sobre aspectos internos como las emociones. Estudios de hace algunas décadas han sugerido que la expresión facial voluntaria afecta el estado de ánimo; es decir, si yo sonrío, aun cuando no esté particularmente contento, mi ánimo se orientará hacia un estado más positivo. Hay dudas sobre si estos efectos se sostienen a largo plazo, pero es un fenómeno que señala hacia el hecho de que las emociones son finalmente la interpretación que el cerebro hace de estados del cuerpo; en este caso, cierto patrón de contracciones musculares en el rostro”.
“Más sorprendente a mi parecer es la investigación sobre los efectos que la vestimenta tiene sobre habilidades cognitivas. Resulta que si vistes una bata blanca, esto te da una cierta ventaja en pruebas de habilidades cognitivas en comparación a personas que no tienen bata blanca. Esto porque el cerebro asocia esa vestimenta con alta capacidad intelectual”.
¿Qué tal? Tal vez no estábamos tan equivocados con eso de 'cerrar ciclos'.
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