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Después del éxito que representó el estreno en Netflix de la cinta Reviviendo la Navidad que convirtió a Ana Brenda Contreras en una de las protagonistas favoritas de la temporada, la actriz comienza el año con el pie derecho y dando lecciones de sinceridad abrió su corazón durante su vista al podcast Conquista tu mundo, conducido por Johnny Abraham, en el que los amigos abordaron el tema Tener pareja debe ser una decisión, no una misión. En ese sentido, Ana Brenda compartió su testimonio sobre el momento de su vida en el que sufrió una crisis existencial debido a la forma en cómo se estaba relacionando: “A mí me dio, por ahí de los 28. Yo me fui de mi casa a los 15 años, a los 17 ya era económicamente independiente, a los 21 años ya tenía mi primera propiedad”, recordó la actriz quien el pasado 24 de diciembre celebró su cumpleaños número 36.
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Para Ana Brenda los cuestionamientos sobre el rumbo que estaba tomando su vida llegaron antes de los 30, debido a que ella se independizó muy joven: “Me pasó esto de que pensaba: ‘¿qué estoy haciendo?, no tengo hijos, no estoy casada’, te venden a la familia como el ideal de la felicidad y que lo tienes que palomear para sentirte entera y completa”, reconoció. En aquel momento, la actriz se replanteó por completo cómo estaba viviendo: “Tuve una crisis existencial de carrera, de vida, de amistades, de muchas cosa que venía haciendo en automático, porque vivía como muy adelantada, no ponía atención al tipo de gente se acercaba a mí que, no necesariamente eran malas personas, pero no tenían el mejor interés”, recordó.
Confesó que en aquel momento el golpe de realidad fue muy fuerte: “Toqué fondo y me encontré sola”, admitió. La actriz reconoció que notó que estaba siendo lastimada en muchos factores de su día a día: “Fueron muchas cosas en ese momento: Una ruptura amorosa, traiciones grandes laborales, amistades, que no eran amistades, fue también intentar irme por un camino profesional que no era. Todo eso se me juntó y toqué fondo. Me fui de México y realmente me permití estar en ese proceso”, añadió. Aunque en aquel momento fue muy dolorosa la parte emocional, a la distancia, la actriz aprendió a ver las cosas desde otro ángulo: “En la actualidad, si sufro por alguien, digo: ‘Ya quiero llegar a ese momento en el que me esté riendo de esta situación’. Porque todo pasa y si no es para ti, no es para ti”.
Fue en aquella crisis existencial en la que por primera ocasión enfrentó problemas de su vida adulta que comenzó a darse cuenta de la importancia de trabajar la inteligencia emocional: “Estaba deprimida, si te soy honesta, yo he sido muy abierta con mis problemas de depresión y ansiedad y yo creo que ahí empezaron. Después vinieron cosas más fuertes como la muerte de mi padre. No quiero decir que después de eso mi vida se volvió color de rosa, he tenido decepciones amorosas que han sido extremadamente dolorosas, he seguido teniendo traiciones laborales y de amistades, pero yo creo que esa fue la primera vez que vi la verdad”, agregó.
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La gran lección de aquella crisis
Después de atravesar aquel proceso que la puso en perspectiva, Ana Brenda comprendió varias lecciones como aprender a mirar la realidad: “Debo reconocer que hay gente que a veces no tiene la mejor intención y que actúa en pos de su conveniencia”. Sin duda alguna, este fue el mejor aprendizaje que le dejó aquella etapa de su vida que superó gracias a la atención y tiempo que se dedicó para sanar: “Esa fue mi apertura, el decir: ‘Sí existe, sí hay gente que es canija, hay gente que miente, que no tiene escrúpulos y te utiliza, pero también hay gente que no y vamos a tener inteligencia emocional para poder decidir con quién estar o no en la vida’”, finalizó la actriz.