Michelle Rodríguez abre su corazón y a través de La Flor Más Bella, serie de Netflix que está rompiendo esquemas y posicionándose como una de las favoritas en México y otras partes del mundo. La Flor Más Bella, en la que la actriz produce y codirige, está inspirada en la historia de Michelle en su natal Xochimilco, una alcadía llena de color y tradición en la Ciudad de México. En la serie, vemos como ‘Mich’, quien es interpretada por Esmeralda Soto, sobrelleva su adolescencia en medio de un sinfín de situaciones que la llevan a demostrar su valía y su fortaleza para enfrentar circunstancias propias de una chica de su edad, como los primeros amores, la búsqueda de su identidad y el significado de la amistad.
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La serie fue escrita por Fernanda Eguiarte y tiene 10 episodios de 30 minutos cada uno.
El rostro de Michelle seguramente te es familiar, pues ha participado en exitosas producciones como 40 y 20 y películas como Mirreyes vs Godínez y Guerra de likes, además de varias puestas en escena como el musical de Chicago en la Ciudad de México.
El arte es algo que siempre soñé. Vivir en este medio es algo que yo deseaba con el alma.
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¿Cómo te sientes de estar contando tu historia?
Estoy muy contenta, muy emocionada, agradecida y sorprendida de poder compartir ‘La Flor Más Bella’. Creo que de alguna manera compartir mis vivencias es algo que disfruto mucho, creo que el camino aprendido siempre compartirlo puede ayudarle a alguien más. Compartir mi historia me encanta, que tengamos la oportunidad, como mujer, como a título personal, me encanta poder verme identificada, verme reflejada, verme representada en una protagonista tan distinta a las que hemos consumido durante muchos años.
Como creadora de contenido, me siento orgullosa, me siento muy emocionada de poder mostrar este tipo de narrativas, porque no solo son las que busco para ver y apapachar mi corazón, sino también son las que busco para que se propongan nuevas historias y que yo tenga cabida y siga teniendo cabida en otras historias dentro de la industria.
¿Cómo te sientes de ser agente de cambio de proponer nuevas protagonistas que rompen el molde? De cierta forma, pones un ‘granito de arena’ en la promoción de que todos los cuerpos son hermosos.
Me siento infinitamente feliz y agradecida porque es algo que yo buscaba para mí, por muchos años yo pensé que no cabía y cuando decidí hacerlo, se abrieron muchas puertas y atrás de mí vienen muchas niñas que lo quieren hacer también. No es solo poner a alguien diferente, creo que más bien es invitar a saber que las diferencias son eso que nos hacen únicos.
Yo sobreviví como pude, yo llegué hasta donde estoy con mucha gente que me ha apoyado, que ha creído más en mí que yo misma, y que ahora alguien diga ‘esto es valioso, lo vamos a contar para que los demás lo intenten’. No lo entiendo, ¡es algo que me enchina la piel!
Cuéntanos un poco de la fiesta de ‘La Flor Más Bella del Ejido’, celebración tradicional de Xochimilco...
Es una fiesta que lleva más de 200 años celebrándose, en la que las hijas de los ejidatarios participaban para que a ellos se les diera apoyo para una tierra. Con el tiempo se ha ido transformando en un foro de expresión para chicas de entre 17 y 23 años, en donde hablan de la ecología, la tradiciones, las mujeres que han marcado sus vidas, entre otras cosas. Me parece un evento cultural en el que las mujeres participamos activamente dentro de la sociedad.
Yo participé en 2005 y descubrí un universo maravilloso, porque encontré mujeres de todas las clases sociales, de todos los pensamientos, que tenían la intención de hablar, primero, por las mujeres y por su comunidad. Yo traía el rebozo de la abuelita de mi mamá, cuando participé, si lo quieres ver así, no iba sola. Tenía una blusa bordada por mi mamá, venía con el rebozo de su abuela y yo traigo a esas mujeres conmigo. Descubrir que todas las mujeres cuando nos vestimos así, no hay niguna que no se vea bien, todas se ven espectacularmente bellas. Tener la oportunidad de poder hablar de eso en la serie me encanta.
¿Cómo ha sido la conexión con Esmeralda Soto que es tu ‘yo’ adolescente? Esmeralda es bonita; sus rasgos, su pelo chino, su sonrisa...
¡Qué bonito que digas ‘Esmeralda es bonita’! Porque creo que durante muchos años, nos compramos que lo bonito solo era esto, solo era una imagen que nos decían ‘esto es lo bonito, lo demás no’. Creo que estamos haciendo ver al mundo y a nosotros mismos que cada uno de nosotros somos bonitos y bellos.
La conexión con Esmeralda ha sido padrísima. Como actriz y como generadora de contenido en redes, me parece que es una mujer congruente con lo que hace y con lo que dice. Es una mujer que sabe lo que quiere, que tiene un micrófono y una cámara y que está dispuesta a usarlos. Ha sido maravilloso compartir con ella, aprender de ella y sobre todo descubrirnos las dos en este lugar donde siempre quisimos ver a alguien como nosotras en la tele y ahora estar haciéndolo nosotras. ¡Es una loquilla como yo! (risas) Creo que por eso nos empatamos tan bien.
¿Cuál dirías que fue el parteaguas de tu vida para amar tan profundamente la actuación?
Fue cuando decidí dedicarme al teatro. El arte es algo que siempre soñé. Vivir en este medio es algo que yo deseaba con el alma. Cuando empecé a estudiar teatro ‘yo dije yo voy a hacer esto aunque yo no sea famosa, aunque no me paguen por hacerlo, lo voy a hacer aunque me cueste dinero, lágrimas, me cueste todo’ y en ese momento dije ‘esto soy, esto hay’ todo empezó a ser mucho más amable. Definitivamente es lo que voy aprendiendo, a abrazar que mis diferencias, que lo que creo que son mis defectos, pueden ser mis mayores superpoderes.