Ha pasado más de una década desde que Rebecca Jones y Alejandro Camacho le pusieron punto final a su matrimonio de 26 años. Durante este tiempo, los actores se han desarrollado por caminos separados; sin embargo, mantienen la relación de respeto cuando hablan públicamente el uno del otro. Tal como lo hizo la actriz durante su visita al programa Montse & Joe donde reconoció el talento que su exesposo con quien siempre fue un privilegio trabajar: “Mucho, mucho, es un gran actor”, reconoció Jones cuando Montserrat Oliver le preguntó si le gustaba trabajar con Camacho. Siempre profesionales, Rebecca confesó que en el momento en el que ya comenzó a ser incómodo, decidieron terminar su relación, pero seguir en lo profesional: “Cuando fue difícil es que me divorcié, para ya no ser pareja, porque después seguimos trabajando juntos El curioso incidente del perro a medianoche, lo hicimos juntos”.
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Durante esta charla Rebecca contó, por qué, a pesar de tener una buena relación no se ven: “Bien eh, nos llevamos bien, pero siempre que me preguntan que si lo veo o que si nos frecuentamos, yo digo: ‘Para eso nos divorciamos, ¿no?’, para no vernos, es la verdad”, comentó divertida. La actriz aseguró que para ella los años que compartió con el papá de su hijo Max serán importantes, pero ahora disfruta de otra etapa de su vida: “No, no se borran (los años), cada segundo de tu vida te conforma, pero no quiere decir que te quedes estancado ahí, si tú ya no estás bien en una situación, no tienes que quedarte ahí por complacer al público, lo que me pasó a mí”, reconoció. Rebecca hizo referencia a la imagen que como matrimonio proyectaban en el medio: “Es que éramos la pareja perfecta, casi, casi. Pero nadie sabe qué pasa detrás de las puertas”, puntualizó.
Cuando Montse le preguntó, ¿por qué se divorciaron?, Rebecca comentó: “Es muy sencillo, eres feliz hasta que dejas de ser feliz y entonces te divorcias, una cosa que pocas mujeres se atreven a hacer en este país, el amor propio es lo más importante que hay”, explicó. En la primavera del 2019, Alejandro Camacho abrió su corazón durante una entrevista con Gustavo Adolfo Infante habló del divorcio de Rebecca, una situación en la que asumió su responsabilidad: “Yo (fallé), los hombres fallamos. Yo creo que ellas son más coherentes con ellas mismas que nosotros, que estamos locos”, reconoció. El actor fue sincero a la hora de responder qué hizo falta de su parte en el matrimonio: “Quizá madurez, de la cual huyo, no quiero ser maduro, me niego”, comentó.
Por su parte, en ese mismo año, Rebecca Jones también se sentó a platicar con el periodista sobre el fin de su matrimonio con Alejandro Camacho, una relación que, según dijo, no hubo ningún problema específico que terminó la relación: “No fue un pleitazo, yo creo que los matrimonios de muchos años, llegan a un punto en que no es que sea por un pleito que te separas, no es que haya habido un pleito, pero sí fue ya de pensar las cosas de manera diferente en el matrimonio. Yo creo que ninguno de los dos estábamos agusto. Max se fue a Estados Unidos a estudiar y para mí fue un poquito más fácil, no es fácil con los hijos. Ahí fue cuando me separé de Alejandro. Regresamos un poquito y luego otra vez nos separamos, esta vez definitivamente”. Sobre la cordial separación que protagonizaron, aseguró: “Yo creo que si tuviste un gran matrimonio, puedes tener una gran separación, un gran divorcio, somos los padres de Max”.
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La historia de amor de Rebecca y Alejandro
Según le contó la actriz en El Minuto que cambió mi destino, el flechazo se dio en los 80, mientras grababan la telenovela La Traición: “Ahí conocí a Alejandro Camacho”. Rebecca admitió que lo suyo no fue amor a primera vista: “No, fíjate que no, nos hicimos amigos, muy amigos, esa es una de las bases más lindas del matrimonio. Trabajábamos juntos y nos quedábamos hasta altas horas de la noche platicando”. En aquella ocasión, Rebecca contó que fue ella quien se le declaró: “Le dije: ‘Quiero todo contigo’, me dijo: ‘Yo también, quiero irme a vivir contigo’, le dije: ‘Pero primero te casas conmigo’ y nos fuimos a vivir juntos y nos casamos como al año, en California, primero nos casamos en México por el civil, que es por el que estamos divorciados”. Su boda religiosa, en 1986, fue un evento memorable: “En diciembre, cuando estábamos en plena Cuna de Lobos nos dieron 5 días de vacaciones para las Navidades y nos fuimos a Laguna Beach y allá mi mamá consiguió que el sacerdote esa tarde nos casara. Me casé con un vestido de mi hermana Debbie y Alejandro se puso una corbata de mi papá y así nos casamos, estuvo bien padre, porque fue todo improvisado, mi mamá hizo una pasta deliciosa, fue muy bonito, una boda preciosa la verdad”, añadió.