Durante muchos años, Natalia Esperón quien saltó a la fama por su protagónico en Agujetas de color de rosa, ha preferido mantener los detalles de su vida privada alejados de los reflectores; sin embargo, desde su regreso a las telenovelas, la actriz se ha mostrado más abierta a la hora de compartir algunos episodios de su vida como su papel como mamá. Más sincera que nunca, Natalia abrió su corazón en una entrañable entrevista con Mara Patricia Castañeda en la que habló como nunca de uno de los capítulos más complicados que le ha tocado vivir: el sensible fallecimiento de su hijo Sebastián, uno de los trillizos que esperaba junto a su exesposo Pepe Bastón. Por primera ocasión, Esperón no sólo habló del complicado momento que fue despedirlo, sino de la depresión post-parto que enfrentó tras el nacimiento de los otros dos bebés, Mariana y José Antonio.
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Más transparente que nunca, Natalia le contó a Mara cómo se dio su segundo embarazo, 8 años después del nacimiento de su primogénita, Natalia: “Me hicieron el tratamiento y al mes quedé embarazada, eran 4 productos al principio”, contó. Desde el primer mes, la actriz se enfrentó a la pérdida de uno de los bebés: “Te empiezan a hacer hincapié de que es un embarazo de alto riesgo. Pasa un mes y tengo un sangrado, me voy al hospital y ya había perdido a uno de los bebés. Desde ahí, no sé, pero había algo en mí que yo sabía que no iban a ser 3, algo una intuición, yo sabía”, confesó. A partir de aquel momento, la actriz tomó todas las precauciones para que los tres pequeños estuvieran bien dentro de su vientre: “Fue un embarazo difícil. Eso en nuestra relación no funcionó, porque yo no podía salir, estuve mucho tiempo en cama y mis hijos iban a nacer”, reconoció.
Después de meses guardando reposo, los planes para el nacimiento de los trillizos cambió de un momento a otro, luego de que en su última visita al ginecólogo le dieran la noticia más difícil a la que se ha tenido que enfrentar: “Cuando me hacen el ultrasonido se dan cuenta que Sebastián había fallecido, fue brutal, porque ellos iban a nacer un miércoles, yo iba el lunes a un ultrasonido”, recordó. Con la voz entrecortada, la actriz contó: “Lo más fuerte de ahí Mara, y todavía me conmueve mucho, es que, cuando me abren, el primero que salió fue Sebastián y yo pedí verlo y no me dejaron verlo, por cuestiones, no sé, pero fue muy fuerte que no me hayan dejado ver a mi hijo. En el transcurso del día que me quedé en el hospital, lo cremaron, lo enterraron y yo no estuve. Fue tan rápido, de un minuto a otro cambió mi vida”, admitió.
Aunque ahora reconoce que, en aquel momento, cada acción tenía una buena intención, le fue muy difícil procesar la partida de Sebastián: “Todo mundo lo hizo para quererme ayudar, desde las cosas rápido, que Natalia no vaya a cremar, que no vaya a enterrar, sacaron cuna, sacaron ropa, lo hicieron desde el amor, pero no era lo correcto en ese momento. Le faltaron sus misas a mi chiquito, como que quedaron muchas cosas incompletas, entonces quedé rota por dentro, muy fuerte”, añadió. Mientras vivía el duelo por la muerte de Sebastián, por otra parte, Natalia también debía hacerse cargo de sus bebés: “Mis hijos estaban en una incubadora, porque ellos ya tenían sufrimiento fetal, porque mi chiquito ya tenía como 3 días de haber fallecido. Lo más cañón es que ellos nacieron el 17 de noviembre y 3 días antes era mi cumpleaños, o sea muy fuerte todo esto, un dolor muy duro, depresión post-parto”.
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El divorcio en medio del duelo
Por primera ocasión, Natalia también habló de cómo este evento traumático afectó su vida: “Al mes regresan mis hijos a la casa y yo era otra, completamente otra no tenía yo ganas ni de tomar el teléfono, ni de hablar con nadie, hasta que de repente vi a Tali, una chiquita de 8 años, que su mundo se estaba desmoronando y dije: ‘¿Cómo le voy a hacer para salir adelante?’. Pero sí me aislé, me aislé del mundo, lo único que quería era a mis hijos y obviamente mi matrimonio se terminó”, detalló. A pesar de la difícil situación, su divorcio se dio en los mejores términos: “Nos divorciamos, mis hijos ahorita van a cumplir 19, yo me divorcié cuando ellos tenían año y medio, bien chiquititos. Asumo mi 50% de la relación que falló, él asume su 50% y es lo que a mucha gente le extraña de que ahorita, él y yo, tengamos una relación bonita. Nos tenemos un cariño muy grande, vivimos cosas bien fuertes”.