Comenzó como mensajero en una firma de inversiones en la que trabajaba a los 16 años. Ahí, Robert Mfune aprendió algunos conceptos básicos sobre invertir y, tras hacer su propia investigación en la red, se dio cuenta de que podía hacerlo desde su casa y sin mucho problema.
“Cuando tenía 17 años creé mi propia cuenta de operaciones con el nombre de mi madre por motivos legales. Llegó un punto en el que ella me dijo ‘tienes que dejar de hacer esto’, así que regresé a estudiar”, contó el chico al Daily Mail. En aquella época, él combinaba sus estudios con un trabajo de medio tiempo en un McDonald’s y por las noches invertía como todo un profesional.
En sólo un año, el chico pudo comprarse su primer auto y no fue cualquier vehículo, pues adquirió un Bentley valuado en casi 200 mil dólares (más de 3 millones de pesos). Así, antes de los 21 años, pudo regalarle a su madre una nueva casa y dedicarse de lleno a invertir.
“Conocí a un tipo que sabía lo que estaba haciendo, se convirtió en mi compañero y entonces, tan pronto como cumplí 18, empecé una cuenta de operaciones bajo mi propio nombre”. Tras convertirse en todo un millonario, el joven originario de Sudáfrica no olvida sus orígenes y, para recordarse todos los días de dónde viene, ha conservado su uniforme del restaurante de comida rápida, el cual tiene enmarcado en su oficina.
Eso sí, Robert asegura que para él, lo más importante es la familia y, aunque es divertido que la gente se le quede viendo en las calles mientras conduce su Bentley bañado en oro, prefiere la compañía de sus seres queridos a todo el dinero que tiene, el cual siempre comparte. “Mi meta es hacer feliz a la gente y me gusta asegurarme de que tengan lo que necesitan”, subraya este millonario chico.