Alba Díez Ruiz
¿Se imaginan demandar a Michael Jordan y a Nike a causa del sufrimiento emocional que le provoca su parecido físico con la estrella de la NBA? ¿O denunciar a una cadena de televisión por haberle hecho engordar y convertirle en adicto al 'zapping'? ¿O llevar a los tribunales a su pareja por haberle lesionado el pene al cambiar de postura mientras practicaban el coito?
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Pues aunque les resulte inverosímil, todo esto es posible en Estados Unidos y con el aliciente de que hasta les pueden dar la razón. Lejos de ser considerados casos aislados y curiosos, lo cierto es que este tipo de demandas proliferan en los juzgados estadounidenses y ralentizan la actividad judicial del país, además de resultar costosos.
Pero si hay un caso que supuso un punto de inflexión en este dinámica fue el conocido caso 'Hot Coffee', del cual la cadena norteamericana HBO elaboró un documental que ha recibido la aclamación de la crítica y del público.
Nos remontamos a febrero del 1992. Stella Liebeck, de 79 años, compró un café en un McAuto, el servicio de compra por ventanilla de la cadena de comida rápida McDonalds. La anciana iba de copiloto en el coche de su nieto, que estacionó el vehículo para que su abuela pudiera añadir la crema y el azúcar en el café. Stella coloco el vaso entre sus rodillas y durante el proceso de extracción de la tapa, derramó todo el líquido sobre sus pantalones de algodón, que absorbieron rápidamente el café. El resultado: quemaduras de tercer grado en muslos, nalgas e ingles. El hospital que la trató determinó que Stella sufrió quemaduras de tercer grado en el 6% de su cuerpo y quemaduras menores en el 16%, por lo que tuvo que someterse a un injerto de piel. Además, perdió 9 kilos (casi el 20% de su masa corporal) durante los ocho días que estuvo ingresada llegando a pesar tan solo 38 kilos, lo que degeneró en un tratamiento adicional de dos años.
Stella trató de llegar a un acuerdo para que McDonalds se hiciera cargo de los gastos médicos que ella cifró en 20.000 dólares - en realidad los gastos equivalían a 11.000 dólares-, pero McDonalds sólo ofreció 800 y se negó a aumentar la cifra. Tras varios intentos fallidos de acuerdo entre las dos partes, Stella decidió demandar a McDonalds e ir a juicio.
El abogado de de Stella elaboró un informe en el que acusaba a McDonalds de ser "enormemente negligentes" a la hora de preparar un producto que era "inaceptablemente peligroso" y "elaborado defectuosamente". Para fundamentar dicha acusación, Reed argumentó que McDonalds servía el café a una temperatura que oscilaba entre los 80 y 90 grados centrígrados. A esos niveles, el líquido puede causar quemaduras de tercer grado en menos de diez segundos. Durante el proceso, el abogado reveló que, entre 1982 y 1992, McDonalds había recibido unas 700 quejas de clientes por quemaduras con el café y que hasta el momento había desembolsado más de 500.000 dólares en dichos casos.
Finalmente, en 1998, un jurado popular determinó que McDonalds era responsable en un 80% del incidente y que Stella tenía el 20% de la culpa. La anciana recibió una compensación por daños punitivos y compensatorios por valor de 600.000 dólares, una cantidad 30 veces superior a la demandada inicial de Stella.
El caso 'Hot Coffee' fue el desencadenante del impulso de la llamada 'tort reform'. La sociedad norteamericana comenzó a percibir que había un exceso de "demandas frívolas" en el sistema judicial y las empresas presionaron para que se eliminaran o se cuantificarán de forma más racional las compensaciones "desorbitadas" que a menudo otorgaba un jurado o un juez. De esta manera, se consiguió aprobar una serie de topes que impedían el pago de cifras astronómicas por parte de grandes empresas a particulares que presentaban demandas superficiales.
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