El nombre de Jorge Mario Bergoglio ha pasado a la historia de la humanidad. A los 76 años fue elegido como el 266° Papa, eligiendo Francisco como su nombre en el pontificado. Desde entonces se la conoció a nivel internacional y su muerte, este 21 de abril a los 88 años, ha causado conmoción entre los feligreses. Pero antes de ser el líder de la Iglesia Católica, el originario de Argentina tuvo un gran amor que lo hizo tomar el rumbo de su destino.
Se trata de Amalia Damonte, una mujer también de Argentina que conoció a Jorge Mario cuando ambos eran niños creciendo en el barrio de Flores, en Buenos Aires. Según medios locales, vivían distanciados apenas por unas cuadras y con 12 años ambos salían a jugar y a hacer algunas actividades en su comunidad, con lo que sus encuentros empezaron a ser continuos.
Con el paso de los años, la conexión entre ambos fue fuerte, y solían comunicarse con cartas, algo bastante común entre los enamorados de aquella época en la que la tecnología como la conocemos ahora, era sólo un sueño futurista. Hubo en especial una carta en la que Jorge Mario Bergoglio expuso sus sentimientos más puros para Amalia: "Si no me caso con vos, me hago cura", reveló ella sobre las palabras de su primer amor.
"Era grande, maduro, una maravilla de muchacho", recordó Amalia en una entrevista para medios argentinos. "Jugábamos en las aceras o en los parques de la zona, bailábamos, algo muy lindo. Éramos muy humildes, amábamos a los pobres, en eso éramos almas gemelas", agregó. Incluso compartió que Jorge Mario se imaginaba en un futuro a su lado, tanto así que le dibujó una casa con techo rojo y paredes blancas, la cual para él era el lugar en el que vivirían juntos como marido y mujer. Pero ese sueño no se llegó a cumplir.
¿Qué pasó entre Jorge Mario Bergoglio y Amalia Damonte?
Por romántica que parezca la historia, no tuvo un final feliz para la pareja. Amalia estaba tan enamorada de Jorge como él de ella, y sus charlas y sueños a futuro eran una ilusión que se esfumó tan pronto los padres de Amalia descubrieron la correspondencia entre ambos. Al ver a su hija tan joven, se opusieron al matrimonio y reafirmaron su autoridad paternal al prohibirle que volviera a verlo.
"Mi mamá descubrió la carta y me dio una paliza", recordó Amalia. "Le pedí a Jorge Mario que no me viese más. Cosa de chicos", añadió. Ella aún vive en Argentina, pero no en la casa con techo rojo y paredes blancas que su primer amor le prometió, guardando aquella romántica historia en el corazón.
Fiel a su palabra, Jorge Mario continuó con su camino espiritual y en diciembre de 1936, sólo unos días antes de su cumpleaños 33, se ordenó como sacerdote. Su camino espiritual continuó hasta llevarlo a vivir un tiempo en Alemania, y también en Córdova, Argentina; con un carácter que llamó la atención del Papa Juan Pablo II, quien en 1992 lo designó obispo titular de la diócesis de Oca y uno de los cuatro obispos auxiliares de la arquidiócesis de Buenos Aires. Tras el fallecimiento de Juan Pablo II, Bergoglio era de los favoritos para asumir el pontificado.
En marzo de 2013, tras la renuncia del Papa Benedicto XVI, Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el 266° Papa, un hombre de quien se despide el mundo entero esta semana. Su funeral está planeado a realizarse este sábado 26 de abril en la Plaza de San Pedro en punto de las 10 de la mañana, hora local; al que varios líderes políticos y figuras de la realeza han confirmado su asistencia.