Marlene Favela es una de esas actrices que con cada nuevo personaje, se supera a sí misma. Prueba de ello es su más reciente papel como Déborah Méndez Vda. de Monteiro, en la telenovela Me atrevo a amarte. En la telenovela, protagonizada por Kimberly Dos Ramos y Rodrigo Guirao, la actriz originaria de Durango interpreta a una villana, pero no se trata de cualquier antagonista, sino de una que se ha ganado el corazón de la audiencia. Al mismo tiempo que Déborah persigue su venganza, busca de forma desesperada a su hijo.
En entrevista con ¡HOLA! Américas, Marlene nos habló de lo que representó este personaje para ella. Si bien la telenovela sigue al aire, ella ya se ha despedido del papel de Déborah, regresando a su look anterior y diciendo adiós al legendario mechón de la villana más querida de la pantalla chica.
"Es un personaje complicado, pero es un personaje bellísimo porque es humano, sufre, llora, se enamora, pide perdón. O sea, no es una villana normal de novela".
"Sí, sabes que estoy muy feliz, la verdad es que me sorprendió muchísimo, porque siempre que tú haces un trabajo, le pones toda la pasión y toda la entrega, pero finalmente nunca sabes cómo va a reaccionar el público", nos comentó acerca del cariño que se ganó su personaje y la percepción del público. "Me sorprendí de ver cómo se ha vuelto tan viral y cómo la gente, a pesar de que es una villana, quieren que tenga su venganza".
En ese sentido, la estrella de 48 años compartió que, desde que leyó el guión, le encantó la idea de interpretar a Déborah. "La verdad es que yo desde el minuto uno que la leí me gustó mucho, porque era la primera vez que se iba a contar en la televisión, en el melodrama, la historia de un villano, por qué se convierte en una villana. Y creo que conectamos con el público, con su dolor".
Favela recalcó que, si bien era una antagonista, la gente empatizó con ella por todas las tragedias que había vivido al inicio de la telenovela. "La gente sintió empatía por todo lo que esta mujer sufre al principio de la historia, hicieron su venganza de ellos. Entonces, se ha vuelto viral en las redes sociales, la aman. Y me llama mucho la atención porque siempre los villanos son como odiados, porque la gente se mete en el papel y sueña con los personajes y se enamora y sufre y todo. Y con esta mujer quieren a toda costa su venganza".
Agradecida por el cariño del público así como la confianza que el productor depositó en ella para este personaje, Marlene dijo: "Estoy muy agradecida con el productor por esta oportunidad, Televisa, por permitirme seguir haciendo personajes increíbles, y sobre todo con el público, que no tengo cómo pagarles tanto amor".
"Somos dos mujeres completamente distintas y creo que eso me hace a mí como actriz algo muy rico, interpretar una mujer que no tenga absolutamente nada que ver conmigo".
Aunque el personaje de Déborah no comparte muchas similitudes con Marlene, la actriz aseguró que, por los hijos una mujer es capaz de todo, algo así como lo que se ve en la historia.
"Somos dos mujeres completamente distintas y creo que eso me hace a mí como actriz algo muy rico, interpretar una mujer que no tenga absolutamente nada que ver conmigo", indicó. "La única similitud es que somos madres, pero en mundos diferentes, en universos completamente distintos, con circunstancias diferentes. Entonces, sí es una mujer que va a luchar por encontrar a su hijo, por su justicia, por su venganza, pero no tiene nada que ver con mi historia. Sin embargo, he aprendido a quererla, a entenderla".
Lejos de juzgar al personaje de Déborah, Marlene alcanza a entender sus motivaciones. "Es un personaje que viene de un sufrimiento profundo, de traiciones, de engaños, la despojan de lo que más ama. O sea, todo lo más horrible que le puede nacer a un ser humano, se lo hacen a ella y se lo hacen prácticamente en dos días. Entonces, sí ha sido como entenderla de cero y para poderle dar vida, porque yo siempre he dicho: 'No hay que juzgar a los personajes'".
Marlene agregó que su papel en la producción de Salvador Mejía podría ser un espejo en el que muchas mujeres podrían reflejarse. "Ella es una mujer que ha sufrido, pero también creo que lleva un mensaje bien profundo para las mujeres, sobre todo a las latinoamericanas, de que a veces, y conozco a muchas que también siento que por eso hay tanta empatía con ella, que viven obsesionadas con un pasado que ya no existe, que ya se fue, que ya no es parte de su realidad", indicó. "Y sin embargo, hay que aprender a soltar. Y esta mujer trae como mucha escuela de muchas cosas que nos ayuda mucho a reflexionar. Es un personaje muy complejo. Es un personaje complicado, pero es un personaje bellísimo porque es humano, sufre, llora, se enamora, pide perdón. O sea, no es una villana normal de novena".
A lo largo de la trama, Déborah busca de forma incansable a su hijo, el cual le es arrebatado de las manos por el malvado Valente Pérez (César Évora). Acerca del sufrimiento de su personaje, Marlene aseguró que esa es la clave por la que la gente ha empatizado tanto con ella. "Como mamá, tú eres capaz de volverte la fiera más feroz por tu hijo. Creo que eso la hace de verdad un personaje muy realista, porque ella lo único que está haciendo es defenderse de los golpes, es como si estuvieras en un partido de tenis y lo único que ella está haciendo es tratar de darle a la pelota, como le van dando, porque el destino fue muy cruel con ella, era una chavita ilusionada, embarazada, enamorada".
Déborah le dejó grandes aprendizajes, tanto en lo profesional como en lo personal. "La disfruté muchísimo. Me llevó una satisfacción enorme que me hizo tocar otros lugares y otros colores como actriz. De este proyecto, me llevó gente hermosa, que se quedan en mi vida. Y nada, yo creo que seguir creciendo. Yo siempre trato de aprender de cada uno de los personajes y de mis compañeros. Y este personaje fue muy fácil para mí, fue muy rico. O sea, fue agotador por las horas de trabajo, pero darle vida fue divertido. O sea, el señor César Évora, si tú le preguntas: '¿Quién disfrutó más esta?'. La verdad, te va a decir Marlene, porque yo realmente la gozaba. O sea, todos me veían así de: 'Qué mala', y yo muerta de la risa: 'Miren lo que les voy a decir, miren lo que voy a hacer'. Entonces, me llevo mucho aprendizaje, mucho.