Jacky Bracamontes recordó a detalle la experiencia personal más dolorosa de su vida, la cual al mismo tiempo también marca la alegría más grande. Sucedió el 29 de marzo de 2013, un viernes de Pascua en el que la dulce espera de sus mellizos llegaba a su fin aunque aún no fuera el momento indicado según las cuentas de los médicos. Asustada como mamá primeriza y con muchas contracciones, Jacky y su esposo, Martín Fuentes, acudieron al médico quien les dijo que debían iniciar el parto, un momento que pronto se llenó de angustia al saber que algo malo pasaba con el pequeño Martín.
"Yo nada más oí llorar a Jacky. Y dice el doctor: 'Jacky, bien; Martín, mal'", recordó la actriz y ex reina de belleza en una charla con Rodner Figueroa para el podcast Cara a Cara con Rodner. La también presentadora agregó que pudo ver a su hija, a quien le pidió que rezara por su hermano, y se puso tan nerviosa por querer saber qué sucedía que, aún en el quirófano su esposo le pidió al médico que la sedara para evitar que se pusiera mal y continuaran con la cirugía de cesárea.
"Cuando desperté, Martín se acercó y me dijo: 'No la libró. Nació sin vida, pero Jacky está en terapia intensiva y tenemos que poner toda nuestra energía para que este bien. No sabemos si lo va a lograr". La ex Miss México recuerda que no paraba de llorar, pues haber perdido al bebé que esperó con mucha ilusión por nueve meses la derrotó física y emocionalmente. Al mismo tiempo que llevaba su luto, Jacky debía luchar por su hija recién nacida, quien se encontraba delicada y necesitaba del contacto con mamá y papá. "Ni siquiera estaba en incubadora, le inyectaban cafeína para que no se le olvidara respirar... fue muy duro", expresa. Tras 21 días en terapia intensiva, mini Jacky fue dada de alta y pudo conocer su hogar.
Al legar a casa, Jacky Bracamontes encontró todo diferente a como lo había dejado antes de ir al hospital. Con la ilusión de tener un niño y una niña, había decorado la habitación para los dos, pero tras la lamentable situación, sus familiares arreglaron todo para que no viera aquellos preparativos que le romperían aún más el corazón.
La pregunta que cambió su perspectiva
Aunque logró seguir adelante con su familia y con proyectos en la pantalla chica, fueron años complicados para ella, preguntándose en incontables ocasiones "¿Por qué?". Jacky buscaba la respuesta a la ausencia de su hijo, quería saber por qué le había pasado eso a ella, una respuesta que no parecía encontrar al igual que el final de sus lágrimas.
"No recuerdo quién me dijo que me estaba equivocando en la pregunta, que no era 'por qué', sino 'para qué'. Cuando yo empecé a preguntar para qué se fue Martín, toda mi vida cambió", explica. "Cambió mi perspectiva, me ayudó a pensar que fue para salvarle la vida a su hermana, para eso vino a este mundo, porque talvez, si sólo hubiera estado Jacky, se hubiera ido. Y él vino aquí a acompañarla en el embarazo y a asegurarse de que ella llegara bien. Esa fue la misión de vida de mi hijo".
El bello gesto de papá y mamá
A pesar del tiempo, Jacky asegura que no olvida ni olvidará a su hijo, a quien siempre llevará en el corazón y mantiene presente en su vida y en la de sus cuatro hermanitas menores: Jacky, Caro, Renata, Emilia y Paula. "Es algo que no se supera, se aprende a vivir", dijo hace unos días, a 12 años de aquella experiencia que aún recuerda a detalle.
En su charla, la presentadora de TV agradeció todo el apoyo de su esposo, quien se encargó de todo mientras ella se recuperaba luego de haber dado a luz. "Él se tuvo que encargar de incinerar al bebé y a mí nunca me contó nada. Años después me dijo: 'Oye, tenemos las cenizas del bebé en casa de mis papás (en México). En un viaje las trajimos para Miami y las esparcimos en el mar, cerca de donde vivimos. No queríamos tenerlo en una caja". dijo tranquila sobre aquel capítulo de su vida.