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Si Hollywood parecía lejano, hoy es un sueño conquistado para Mikey Madison, la intérprete originaria de Los Ángeles, quien alzó la estatuilla dorada durante la 97 edición de los Premios Oscar en la categoría de Mejor Actriz, un instante colmado de expectativas por su contienda con figuras como Demi Moore, quien era otra de las grandes favoritas de la prestigiada velada de la cinematografía. Madison consolidó así su triunfo gracias a su papel protagónico en la película ganadora de la noche, Anora, dirigida por Sean Baker, filme en el que da vida a una stripper y trabajadora sexual cuyo destino cambia al cruzar su camino con el hijo de un oligarca ruso.
© Disney via Getty ImagesLa corta y exitosa carrera de Madison
Su sonrisa y porte quedaron plasmados en las fotografías que hoy le dan la vuelta al mundo. Mikey abrazó este momento levantando con orgullo su estatuilla, un logro obtenido tras 12 años de trabajo en la industria del entretenimiento, en la cual debutó cuando tenía tan solo 13. La televisión fue para Madison su lanzamiento a la fama con un papel en la serie titulada Better Things, de Pamela Adlon, en donde dio vida a Max Fox, un papel que le permitió derribar barreras y abrirse a un mundo en el que ha sido capaz de dar muestra de su talento y carácter interpretativo. “Me llevó mucho tiempo conseguir una oportunidad, muchos rechazos, tiempo sin trabajar…”, reveló en octubre pasado en una entrevista concedida al diario español El País.
© Getty ImagesA lo largo de su carrera, Mikey ha tenido participaciones en reconocidos filmes junto a directores como Quentin Tarantino, esto en Once Upon a Time in Hollywood y así como en Scream, en la cual dio vida a Amber Freeman. Fueron precisamente esos dos proyectos los que le permitieron a Baker poner los ojos en ella, quien la eligió para protagonizar Anora, la cual se llevó cinco estatuillas en la noche los Premios Oscar; Mejor Película, Mejor Actriz, Mejor Guion, Mejor Dirección y Mejor Edición.
© FilmMagicMikey, más allá de los reflectores
Originaria de Los Ángeles, Mikey vio lejano su triunfo en Hollywood años atrás, según reconoció en su discurso. Sin embargo, nada le impidió luchar por algo que para muchos parece imposible. Hija de dos psicólogos, la actriz también tiene cuatro hermanos, uno de ellos es su gemelo. “Mi padre es especialista en es especialista en esquizofrenia y mi madre trabaja principalmente con niños”, reveló en una entrevista concedida a Interview. En ese mismo espacio, reconoció lo mucho que la industria del cine ha influido en ella, a pesar de que en su familia nadie más se dedica a la interpretación. “Siempre he sido muy cinéfila y también lo es mi padre, así que crecí viendo todas las películas de Woody Allen y Tarantino, Sofia Coppola y Scorsese”.
© AFP via Getty ImagesEl destino cambió para Mikey cuando decidió tomar rumbo por la interpretación, pues tiempo atrás también fijó sus intereses en la equitación, actividad a la cual se dedicó influida por su familia. “Mi abuela era jinete y mi madre también, así que, naturalmente, empecé a montar a caballo antes de poder caminar.”, reveló en una charla con Esquire. Pero la actuación fue su llave a la conquista de sus fervientes deseos, liberándose de su timidez patológica, -la cual incluso le impedía hacer contacto visual con alguien y abrir la boca-, según publica El País, así como de sentirse plena para descubrir en este mundo un sustento en todos los sentidos.
Anora, la gran entrada al estrellato
Este es un momento de gran importancia para Mikey, quien con Anora pudo hacer frente a los importantes retos de su papel. Para dar mayor realismo a su personaje aprendió a bailar pole dance, twerk y estudió ruso. “Creo que me preparé más de lo necesario, honestamente… Necesitaba aprender todos los aspectos del baile en discotecas y darle tiempo a mi cuerpo para que se sintiera cómodo cuando finalmente lo hiciera…”, dijo a People.
© WireImageEl resultado de ese esfuerzo se ha visto plasmado en cada minuto del filme de Baker. Mikey agradeció y enalteció el trabajo de todo el equipo con su emotivo discurso durante la noche de la 97 edición de los Oscar. "Crecí en Los Ángeles, pero Hollywood siempre me pareció muy lejano. Así que estar aquí, de pie en esta sala, es realmente surrealista. Quiero reconocer y honrar nuevamente a la comunidad de trabajadoras sexuales. Seguiré apoyando y siendo una aliada. Todas las personas increíbles, las mujeres que he tenido el privilegio de conocer de esa comunidad, han sido uno de los aspectos más destacados de toda esta increíble experiencia”, dijo.
