A lo largo del mandato de su esposo, Barack Obama, como presidente de Estados Unidos, Michelle Obama y su familia han hecho un gran trabajo separando su vida personal de la pública. Sin embargo, hay temas que le causan preocupación a la ex Primera Dama y, como pocas veces, se ha sincerado sobre su rol como mamá de Malia y Sasha, de 26 y 23 años, respectivamente.
Michelle abrió su corazón sobre aquellos días en la Casa Blanca, en los que sus hijas pasaron de niñas a adolescentes, y en entrevista con Oprah Daily, habló sobre su rol materno mientras compartía detalles sobre su nuevo libro, Overcoming: A Workbook. Al pedirle algún consejo para las madres trabajadoras que buscan marcar una diferencia al mismo tiempo que pasan tiempo con su familia, Michelle confirmó que para ella sus hijas siempre fueron prioridad.
Sin embargo, compartió que en aquellos años tenía una gran preocupación al sentir que "no estaba haciendo un buen trabajo como mamá", un pensamiento invasivo que muchas mujeres llegan a tener en busca del equilibrio ideal entre la familia y el trabajo. Por fortuna y con el tiempo, Michelle comprendió que esas ideas no la definían, además de que aprendió a ser un poco más cariñosa con ella misma para evitar sentirse mal por sus acciones o decisiones, las cuales siempre tomó con el corazón en la mano.
De forma sorpresiva, agregó: "Soy una planificadora, y siempre lo he sido. Y eso me resultó muy útil como Primera Dama, cuando sentía que tenía una lista interminable de cosas que hacer". Mucho más tranquila, agregó: "Pero supe desde el principio que para mí ser madre era lo más importante de todo. Esa es una base útil para empezar: es fundamental tener una idea clara de lo que quieres. Sabía que quería estar en casa como a menudo posible, cenar juntas, ir a tantas actividades y conferencias de chicas y darles una vida lo más normal posible".
El equilibrio de la familia y el trabajo
Michelle Obama jamás cambió sus prioridades, haciendo tiempo para sus hijas sin importar lo apretada que estuviera su agenda como primera dama. "Me aseguré de que el resto de mi agenda girase en torno a esas prioridades. No siempre fue perfecto. No asistí a todos los eventos escolares y constantemente me preocupaba no estar haciendo bastante bien como madre o en mis otras actividades, pero después de un tiempo, aprendí a darme un poco de gracia".
Positiva y a sabiendas de la cantidad de mujeres que se puedan sentir abrumadas por una experiencia similar, comento: "Espero que todas puedan hacer lo mismo. Todas estamos haciendo lo mejor que podemos".