Pocas veces Ana Serradilla se anima a hablar públicamente de su vida privada, sobre todo de un tema tan personal como la maternidad, una faceta de la que conversó con Ingrid Coronado, en su canal de Youtube, donde confesó, por primera vez, que un tema de salud es lo que le ha impedido cumplir su sueño de ser mamá. A pesar de esta situación, la actriz destacó que gracias a la cercana relación que tiene con los hijos de su esposo, de alguna manera, ejerce esta faceta. Como nunca, la actriz compartió cómo ha resignificado su amor maternal y cómo experimenta este sentimiento con Luca y Mateo, producto de la relación que su esposo, Raúl Martínez Ostos, tuvo con la también actriz, Martha Christiana.
Una decisión de la vida
En su entrevista más sincera, Ana reconoció que aceptar su situación ha sido todo un reto: "Es complicadísimo y ha sido muy doloroso, sobre todo, gestionar para mí ciertas partes, pero ese dolor se ha transformado en amor, porque el hecho de yo no haber sido mamá o no poder ser mamá, la vida me regaló el serlo, de alguna manera, con sus hijos", comentó.
Cuando Ingrid le preguntó si no tener hijos fue una decisión de ella, Ana explicó: "No, fue una decisión de la vida y de la salud que no me permite poder ser mamá". La actriz reconoció que ha podido agradecer a la mamá de los chicos: "Martha Christian es la mamá de esos dos hijos maravillosos y ella me los ha prestado en varias ocasiones y he tenido la oportunidad de podérselo agradecer, decirle: 'Gracias por haberme dado la oportunidad de que, a través de ti, he podido vivir un poco la maternidad con tus hijos', que ya me llegaron grandes", reconoció.
La cercana relación con los hijos de su esposo
Aunque la vida le impidió ser mamá, la actriz ha resignificado esta situación y asume su realidad con mucho amor: "Es algo bello, es tratar de verle lo positivo a lo doloroso, porque tengo que abrazar mi vida y aceptar mi realidad y ver cómo puedo dar ese amor que tengo tantas ganas de dar, de la mejor forma y la más sana. He tenido la oportunidad de ser mamá de esa manera y también de poder apoyar a otros niños, estar ahí con ellos y vivir un pedacito de la maternidad".
Ana confesó que, en ocasiones ayuda a sus amigas con sus hijos y es cuando se da cuenta que su situación también es privilegiada: "Pero ahí también veo las ventajas de no ser mamá, porque también tiene puntos muy positivos. Cuando veo cosas que sufren las mamás, sobre todo las solteras, digo: 'Mira, ¡Qué bien!, tengo también cosas buenas', he podido dedicarme a mi", explicó.
Aunque quiere a los dos hijos de su esposo como propios, reconoce que es muy respetuosa con las decisiones de su esposo, respeto a la educación de los chicos: "Hay un respeto en el que no te puedes meter, hay cosas en las que tu no te puedes meter, puedo ayudarlos de una parte de madrastra o amiga, no te puede meter de más, ahí también hay un síndrome del impostor", dijo.