No existe la guía perfecta para ser padre, pero Camilo Echeverry y Evaluna Montaner sí que ha encontrado la forma de llevar a cabo una crianza respetuosa con sus hijas. Índigo, de dos años, está descubriendo el mundo que la rodea y como era de esperarse, la música es una de las cosas que más le apasionan. Durante la gira de sus padres por Europa, la niña quedó fascinada con la batería, por lo que Camilo puso manos a la obra y con la ayuda de su staff, le construyeron a la pequeña un mini st de percusión, esto para alentarla y que sintiera que era parte del show.
Por estos días, Camilo y Evaluna disfrutan de los primeros meses de vida de Amaranto, su hija recién nacida, y mientras llega el día de volver a irse de gira, Camilo recordó cuando 'Índi' fue una más de su banda. El cantante de raíces colombianas contó que su hija estaba encantada con las habilidades de su percusionista, una chica llamada Nailé, y que se ponía a jugar, imitándola, como si tocara la batería.
"Le vamos a armar a 'Índi' un pequeño set de perscusión porque Nailé nuestra percusionista cubana tiene obsesionada a Índigo", dijo Camilo ante la cámara. "Índigo siempre que ve el concierto, lo ve desde la lateral y la ve a Nailé tocar y tocar". En el mismo video, se alcanza a apreciar el resultado: Índigo feliz tocando su mini set con unas baquetas y formando parte de la banda. Podría ser que dentro de unos años la hija mayor de la pareja siga los pasos de sus padres y se dedique al mundo de la música.
"Mi percusionista favorita", escribió Manuela, la hermana mayor de Camilo, quien quedó encantada con el tierno video, al igual que los miles de fans de Camilo y Evaluna.
La otra pasión de Índigo
Parece que 'Índi' lleva las expresiones artísticas en su ADN. Durante el tiempo que acompañó a sus padres en su gira por Europa, la niña de dos años quedó cautivada por el flamenco. A su paso por España, la familia de tres acudió a un 'tablao' para ver a unos bailarines de flamenco. Previo al show, Camilo y Evaluna llevaron de compras a su hija para que adquiriera un trajecito como el de las bailarinas además de un par de zapatos, los cuales Evaluna aseguró no se quitaba para nada.
Mientras Índigo disfrutaba con esta expresión artística, Evaluna cumplía así su gran sueño de mamá, pues ella adora el flamenco desde que era pequeña y cuando quedó embarazada de Índigo soñaba con el día en que pudiera compartir esta afición con su hija.