Carolina Sarassa está a la espera de su tercer hijo: 'Toda la vida le pedí a Dios una familia grande' [EXCLUSIVA]

​Toda la vida le pedí a Dios una familia grande, me visualizaba al lado de un árbol de Navidad festejando con varios niños y una familia numerosa. El tiempo pasó, mis hijitos Chloé y Noah comenzaron a crecer, entraron a la escuela, cumplí años y ese deseo se fue desvaneciendo hasta el punto de ya darme por vencida. La imagen de una familia con tres hijos ya no estaba en mi mente. El día que hice una prueba en casa, pensé que era un error. Creo que, hasta el día de hoy, no me la creo. Sorpresa total para mí, para mi esposo y especialmente para mis padres. Solamente creo que estoy embarazada cuando me doy cuenta de que la ropa no me cierra.

Tengo en la sala familiar de mi casa una fotografía ampliada de mi familia que salió en la revista Hola. Siempre que me detenía a mirarla y pensaba, “Aquí en esta parte de la foto cabe otro bebe”, sin embargo, mi esposo fue muy enfático que ya estábamos bien con dos hijitos y de una forma, con el paso del tiempo, ya me había hecho a la idea que no ocurriría. 

Mi hija mayor Chloé es quien más pedía otro hermanito, incluso me decía que en las noches le pedía a Dios levantarse y encontrar un bebecito en casa para que durmiera con ella en su cuarto. Se le hizo realidad el sueño a mi chiquita.

Esto es lo más extraño que me ha pasado en la vida. En diciembre pasado, entrevisté a Bis La Medium, una frecuente invitada en Despierta América y La Voz de la mañana de ViX, donde trabajo. Ella me dijo al aire en diciembre del año pasado, cuando no estaba en mis planes un embarazo: “El próximo año serás mamá de tres. Le dije, ‘no, usted está equivocada, ya no parte de mis planes, seguro alguien más aquí del noticiero’, y ella me dijo, ‘no son tus planes, son los de Dios’. Le conté a mi esposo y se rió. 

Llegó el mes de febrero y me la encontré en el pasillo de Univision y me dijo, “este 2024 quedas embarazada, acuérdate de mí”. Muy incrédula, no le creí, y pues era cierto, no lo estaba en ese momento. No fue hasta abril de este año que después de una fuerte crisis estomacal que me llevó al hospital, me di cuenta de que sí, que estaba embarazada. No le conté a absolutamente a nadie, solo a mi esposo, ni a mis padres, ni a mis mejores amigos, a nadie. Hace unas semanas, me la volvía encontrar y me dijo: “Ya estás embarazada”. Yo ya lo sabía y le pedí que me guardara el secreto hasta este momento. Me dijo también que será un niño, esa parte todavía no la confirmo.

Si es niña, me encanta el nombre Hannah, pero si es niño, no tenemos ni la menor idea. Los nombres que me gustan a mí, no le gustan a mi esposo y viceversa. A él le gusta el nombre Luca, pero ya uno de nuestros gatitos se llama así. 

Me gustaría un nombre que tenga algún significado especial en la Biblia y que tenga la letra 'h', para combinar con Chloé y Noah.

Por mensaje de texto. Tenía semanas con las ganas de contarles, y cada día que los veía, me tocaba morderme la lengua para no decirles, pero no era capaz. Me daba miedo que me fueran a decir que ya era muy mayor para tener hijos o que ya teníamos suficiente. Al final, nos íbamos de viaje a Japón y no podía irme sin contarles, así que opte por escribirles una carta, contándoles de mis miedos, y se las mande por mensaje de texto. Aunque admito, no fue la mejor forma, para mí funcionó de terapia escribirles la carta. Su reacción fue hermosa, me llamaron y se aparecieron en mi casa muy felices. Ya estaban tristes porque Noah, a quien cuidaban a diario, había entrado a la escuela y se habían quedado como dicen ellos ‘sin nada que hacer’.

Fue natural. La primera persona que supo fue mi niña, y le dije que si podía guardarme un secreto y lo mantuvo. A sus cinco añitos es una niña muy madura y con un corazón de oro. Inmediatamente le dije que Dios le había mandado un bebé por ser tan buena hermana, se puso feliz y me dijo que ella lo iba a cuidar.

Hasta el momento no y le doy muchas gracias a Dios por ello. Puse la fotito de su ultrasonido al lado de las fotografías del primer día de clases de los niños y se pusieron contentos. Noah me pregunta si puede tocar a su ‘baby’ y me dice que si puedo abrir el estómago para verlo. Chloé se le acerca y le cuenta historias.

Tengo todo guardado en casa. Hace poco pensaba donarlo y me alegro de que todavía no lo había hecho. Tengo la cuna, la sillita, cambia panales, que utilizaron tanto Chloé en su momento como Noah. Se me hace demasiado especial que lo usen los tres.

Uff. Nunca sentí malestar con mis primeros dos hijos, pero este tercer embarazo me causó mucho malestar al principio, ganas de vomitar todo el día, cansancio absoluto, pero una vez cumplimos los tres meses, se desvanecieron totalmente. Ahora gracias a Dios, me siento muy bien, y bendecida con este milagro de Dios. Ya lo estamos esperando con todo el amor del mundo.

Soñaba con ir a Japón a comer un buen sushi y tomarme un vinito blanco. No pude hacerlo, aunque se me hacía agua la boca, pero disfruté muchísimo el viaje. Fue una especie de ‘baby moon’ en compañía de mis hijitos. Creo que por mucho tiempo no nos atreveremos a tomar un vuelo de 14 horas con un recién nacido.

Los nervios siempre están, sin embargo, ahora que tengo a los dos niños, que van la escuela, a clases extracurriculares y que trabajo tiempo completo, el día se va tan rápido, al igual que los meses. Es bueno porque no me da tiempo de enfrascarme en preocupaciones o de estar en Google haciendo preguntas sobre cada cosa que se me viene a la mente

Mis padres son mi sol, mi apoyo. Espero que Dios me les siga dando mucha vida y salud para ayudarnos con el bebé. No sabría que hacer si ellos.

Me gustaría que mi día fuera más de 24 horas, y trato al máximo de ser muy organizada con los horarios y los compromisos que tengo. Aprendí a la fuerza a decir ‘no’ a compromisos innecesarios, y en mi tiempo libre, solo lo dedico a lo que me hace feliz, que es estar con mis hijos. Dios me ha bendecido con jefes maravillosos, que me apoyan y a quienes conozco desde que era una adolescente estudiando en la universidad hace más de 20 años. 

Mi día comienza a las 4 de la mañana porque conduzco el noticiero matutino de ViX, La Voz de la Mañana, y el noticiero nacional del medio día de Univision, Edición Digital, así que afortunadamente madrugo mucho, pero salgo a la hora perfecta para ir a recoger a mis hijos de la escuela. Siempre pienso que tengo que ser una buena profesional por mí y por el ejemplo que le doy a mis hijos.

Creo que soy una madre tan ‘preocupona’ por eso mismo. En las juntas escolares soy la persona que tiene las preguntas más extrañas sobre seguridad, y la que más cuestiona por eso mismo. Como periodista tengo el privilegio de contar el mejor lado de los seres humanos, pero también el lado oscuro y eso me asusta como mamá. Me cuesta mucho despegarme de las noticias que involucran abusos de menores.

La vida se va muy rápido. Mi madre siempre me lo repite y hasta en ocasiones le he dicho que no me lo diga tanto porque siento que el tiempo pasa aun con más rapidez. Pero al mismo tiempo, es importante tenerlo en cuenta para armarnos de más paciencia y para disfrutar el momento. Siempre pienso, ‘ay el tiempo vuela’ y no veo ningún problema como algo definitivo. 

Trato al máximo de enseñarle a mis hijos y de implementar en casa el sentimiento de estar presentes y disfrutar el momento.