Biby, Ana Paula y Alejandra: una plática íntima con las mujeres Capetillo-Gaytán [EXCLUSIVA]

Me siento muy afortunada. En mi carrera he participado en los dos musicales que más he anhelado: "Chicago", un parteaguas en mi vida profesional, y "Amor sin barreras", en dos ocasiones. Ni en el mejor de mis sueños lo había imaginado.

Otro sueño cumplido. Ha sido una de las experiencias que más he disfrutado. Si me hubieran dicho que esto iba a pasar, lo habría dudado. La primera vez que participé en esa obra, interpreté el papel que 20 años más tarde iba a hacer mi hija. 

¡Sí! Toda mi vida estudié teatro musical. Pero antes de pisar un escenario llegó la oportunidad de participar en "El rey", la serie de Vicente Fernández para Netflix. Después de esto, vino "L-Pop" y, más tarde, llegó el teatro a mi vida con "Amor sin barreras".

Sí. Cuando fui al "casting", no sabía que ella se iba a quedar en el papel de Anita; cuando me enteré, nos emocionamos y nos pusimos muy felices. Fue difícil contener tanta emoción, sobre todo porque yo estaba interpretando a María, el papel de ella hace 20 años. Como compañera es grandiosa. Además, es una gran inspiración para mí y lo fue para toda la compañía: era la primera en llegar a los ensayos y la última en irse; todos la veíamos así, le pedíamos consejos. Fue increíble tenerla ahí.

Pues lo que yo estudié toda mi vida fue teatro musical y es a lo que yo siempre me quise dedicar, aunque empecé con televisión. De hecho, cuando me preguntaban, siempre contestaba que lo que yo quería hacer en realidad era teatro y cuando se dio fue una experiencia única. Sin embargo, debo confesar que, no sé cuál es la razón, pero me siento más en casa cuando estoy en un foro, ya sea de televisión o de cine, lo siento más natural.

No, por ahora no. A veces me pongo a pensar en cómo quiero que llegue alguien: si quiero que toque la puerta de mi casa o… Porque, la verdad, es que no salgo: soy muy introvertida, y mi pasatiempo favorito es leer. Creo que, cuando quiera encontrar a alguien, debería salir de mi zona de confort.

Lo he pensado mucho, pero la razón más grande por la que no podría serían mis hermanos menores. No puedo vivir sin ellos, no los puedo dejar; tenemos una relación sumamente cercana, y no me puedo imaginar que crezcan y que yo no esté aquí para verlo. De irme, me iría a donde vive 

Ale: aunque no somos gemelas, crecimos juntitas, solo nos faltó estar juntas en la panza de mi mamá; compartimos todo y siempre hemos sido muy cercanas, así que nos extrañamos muchísimo.

Primero, tendría que agradecer a Dios por haberme llenado de tantas almas tan lindas en mis redes. Definitivamente, lo siento como una enorme bendición. Es una comunidad con la que comparto desde mis momentos más bellos hasta los más vulnerables. Por eso creo que el éxito no es solo una cosa; es una combinación de muchos factores: la comunidad que te acompaña, la disciplina, tu creatividad, tu autenticidad –hoy más importante que nunca– y tu salud mental, entre otros.

¡Claro! Y jamás lo olvidaré porque me fui cuando más incómoda me sentía. Irónico pero cierto. Se supondría que tomar decisiones tan grandes resulta mejor cuando todo está en orden, pero mi decisión se dio en una situación opuesta: estaban sucediendo muchos cambios, y la vida me empujó hacia esta oportunidad de Madrid… y no me lo pensé dos veces.

Tener que averiguar por cuenta propia lo que significan la vida y sus complicaciones, empezar desde cero en otro continente. Ya perdí la cuenta de cuántas veces lloraba de miedo, sola en el baño, cuando solamente me tenía a mí para calmarme. Aprendí a ser mi propia protectora y proveedora.

¡Claro que sí! Cada vez me entra más la "baby fever". Pero por más que muera de ganas por la maternidad, igual muero de ganas por vivir un poco más sin una responsabilidad tan grande como lo es un bebé. Lo primero será casarme y luego quiero lanzar mi marca de ropa; creo que ya con esos dos proyectos tengo más que suficiente.

¡Me siento muy emocionada por esta nueva etapa que hoy me toca vivir! Es muy pronto para compartir planes, pero, si Dios quiere, será algo muy especial con nuestra mezcla de culturas.

Tenemos los mismos valores y principios. Para mí, esa es la clave de una relación sólida. Me encanta que dé prioridad a la familia, sea trabajador y auténtico, y me impulse a cumplir mis sueños –y yo, a él–. Básicamente, sentir que tengo a mi mejor amigo a un lado y cómo formamos un proyecto de vida juntos.

Nos cruzamos una noche por Madrid, en un bar. Los dos teníamos algunos amigos mexicanos en común. Escuché cómo le preguntaba a una chica por mi nombre, y entonces yo le respondí: “Alejandra”. Y me preguntó si yo era de Marruecos y, ¡oh, sorpresa! Le dije que era mexicana. Hablamos poco esa noche, pero el destino nos acabó haciéndonos coincidir en diferentes ocasiones. Hasta que un día me invitó un café que lo cambió todo. Se podría decir que en ese café lo conquisté, porque ya no nos dejamos de ver.

Me puse “chinita”, esa es la verdad. Se me salieron unas lágrimas… pero de felicidad, por ellos y porque es una manera en la que mi hija inicia otra etapa. Ella es la más chiquita de mis tres hijos grandes, siempre fue la bebé. Y, como decían las abuelitas: “Matrimonio y mortaja del cielo bajan”. Así que, a pesar de ser la menor de los grandes, fue la primera que voló fuera del nido, se fue a otro continente. Me encanta porque sabe perfectamente quién es, tiene muy cimentados sus valores, su identidad y creencias; sabe a dónde quiere ir. Me da mucho gusto por ella, por ambos, porque se han escogido desde el amor y con madurez.

¡Sí, y fue un detalle hermoso! Que para él sea importante la bendición de los padres de su futura esposa, habla muy bien de él, habla de un hombre de valores y con principios; eso es muy importante.

¡Yo ya sabía! De hecho, ayudé a Nader a hacer el plan y me sentí muy feliz por los dos. Me acuerdo de que la fui a visitar cuando ellos empezaban a salir. Tengo todos los recuerdos y las fotos de sus primeras citas. La primera vez que vi a Nader, dije que me encantaba para mi hermana. Y nada me hace más feliz que Ale haya encontrado su “felices para siempre” con un hombre tan bueno como él.

Biby: ¡Sí! Ale es muy estructurada y eso lo heredó de su padre: sabe lo que quiere. Obviamente está abierta a ciertos cambios, pero no a muchos, ¿eh? [risas]. Quien más la está ayudando a darle forma a un evento de esta magnitud, tan importante para ella, es su papá. Yo la voy a ayudar en otros ámbitos.

Pau: Hay algunos detalles de los que ya hemos hablado. Me ha dicho que quiere que yo llegue con ella en el coche que la lleve a la iglesia. Está planeando muchas cosas y me ha contado que, además del baile padre e hija, quiere que hagamos uno entre hermanos. Todavía está en las etapas tempranas de la planeación. 

¡Claro! Cuando ellos lo decidan porque no quiero ser la que los presione. Claro que estoy lista. Ale es muy actual, me ha compartido que quiere alcanzar sus metas profesionales. Para nosotros está bien lo que ellos decidan, siempre lo vamos a respetar. Nada me haría más feliz que abrazar a un bebecito. Adoro a los niños, así que imagínate a un bebé de mis hijos. ¡Ahora me tocará echarlo a perder y consentirlo! A ellos les tocará educarlo.