James Rodríguez ha hecho una pausa en sus entrenamientos en la cancha de fútbol para dedicarlo a su familia. El originario de Colombia continúa en Miami luego de ser considerado el mejor jugador de la Copa América y disputar la final contra Argentina hace un par de semanas. Feliz de reunirse con los suyos en un lugar mucho más tranquilo, James pasa los días de verano en el mar y junto a su mejor compañía: su hija Salomé.
Padre e hija pasaron el fin de semana a bordo de un yate dejándose consentir por los rayos del sol. Con una dulce serie de fotos del feliz papá, nos deja ver la calma y serenidad que siente cuando disfruta de los días al lado de su pequeña de 11 años, quien no dejaba de jugar con el rostro de su padre.
En una bella imagen entre los dos, James nos deja ver la complicidad con su hija, quien parece estar poniéndolo al tanto de las situaciones en su día a día; mientras él escucha atento a lo que Salomé tiene que decir.
Ambos encontraron un punto de relajación en medio de las aguas del mar de Miami, en donde, además, obtuvieron un bronceado único de los días bajo el sol. "algo sobre el finde", escribió James junto a las bellas fotografías al lado de su hija. Salomé es la más feliz de pasar tiempo con su papá, de quien además es muy fan.
Precisamente en la semifinal de la Copa América, la vimos muy emotiva llorando de alegría por el triunfo de su padre, con el que Colomba obtenía el pase a la final. Salomé empieza a demostrar sus gustos, una clara influencia también por parte de su madre, la modelo Daniela Ospina. Y durante este encuentro familiar, la pequeña y su padre degustaron una buena comida acompañada de una gran charla.
Salomé y Samu, los dos amores de James Rodríguez
Para James, ver crecer a su primogénita es todo un placer, pues a través de esa mirada juvenil, encuentra las tendencias actuales, los temas virales y las situaciones en su equipo de voleibol, así como los nuevos pasos de baile que aprende en la academia.
Pero también disfruta de un lado un poco más calmado en casa, en donde está feliz al lado de su hijo menor, Samu. El pequeño de cinco años va aprendiendo de sus tíos y su hermana mayor a se un fiel seguidor de papá en los partidos en los que representa a su país natal. Dos grandes amores de James que son su verdadero motor para triunfar en la cancha.