El pasado 30 de junio, José Eduardo Derbez y Paola Dalay dieron la bienvenida a su hija, Tessa. La pequeña nació en el Hospital Español a las 10:44 a.m., pesó 5.2 libras, midió 18.1pulgadas y obtuvo una calificación perfecta de 9 de 9, como presumió su orgulloso papá. Aún con las emociones a flor de piel, la pareja posa en exclusiva para HOLA! y nos deja ver por primera vez la carita de su primogénita.
Además, en esta edición de nuestra Portada Digital [la cual también ya está disponible en impresa] nos cuenta todos los detalles de cómo vivieron la dulce espera, los nervios previos a la inminente llegada de su hija y la paz que inundó sus corazones al tenerla entre sus brazos.
"Lo que estoy viviendo es mágico", nos confiesa José Eduardo emocionado luego de haber superado con éxito los miedos que experimenta todo padre primerizo. Fue en 2021 cuando la historia de amor entre Paola y Eduardo inició a través de las redes sociales, sin imaginar que tres años más tarde disfrutarían juntos de la mejor experiencia de sus vidas con este nuevo y emocionante capítulo al lado de su hija, Tessa.
Paola: Estamos muy contentos.
José Eduardo: Es una bendición que Tessa haya llegado a nuestras vidas. ¡Estamos felices!
A como nos lo habían pintado, fue muy bonito. La verdad es que las personas te van metiendo miedos, así que esperábamos algo muy caótico; por el contrario, todo fue muy tranquilo. A la hora de su llegada, sí comenzaron los nervios porque pasaban muchas cosas por nuestra cabeza, teníamos un sinfín de sentimientos. No sabíamos cómo iba a cambiar nuestra vida.
Los últimos dos meses fueron los más pesados porque ya me dolía la espalda. La posición para dormir fue todo un rollo y, para sentarme, ni se diga.
P: Sí. El viernes 28 de junio fuimos al ginecólogo y él me dijo que debía hacer la cesárea el sábado o el domingo porque la placenta estaba calcificada.
JE: Ese día nos movió todo. Cuando nos dijo eso, me entró un ataque rarísimo: no podía respirar. Paola decidió que la cesárea fuera el domingo, para tener un poco más de tiempo. Saliendo del hospital, fuimos a desayunar con mi mamá, le avisamos a la familia y, afortunadamente, todos estaban en México por esos días.
El sábado, y todavía el domingo en la mañana, no me caía el veinte de que la niña ya iba a nacer. Pero, mientras íbamos en camino, me sentí muy mal porque las inyecciones me ponen muy nerviosa; me solté a llorar y en el cuarto exploté de miedo. Entré en el quirófano más calmada, después me sedaron y… listo: tener a José Eduardo junto a mí y poder tomar su mano me dio muchísima confianza.
La noche anterior dormí poco y recé mucho. Por la mañana todo fue muy raro: pasábamos de la risa al llanto. En el hospital me tocó resolver todo el papeleo, luego me llamaron para entrar en el quirófano y estuve ahí junto a Paola desde que la anestesiaron.
JE: Cuando la vi nacer, pensé: “Está hermosa”. Y no sabía si era porque los papás vemos a nuestros hijos perfectos, pero todos en el quirófano me lo confirmaron. Después de limpiarla, me la dieron, la cargué y empecé a caminar nervioso y llorando para acercársela a Paola.
P: No me la creía. Me acuerdo de que me dijeron: ¡Ya nació! La oí llorar, pero todavía no entendía que ya estaba aquí.
JE: Compramos un libro con 55,000 nombres, y todos se los leí a Paola. Hicimos una selección de los mejores para niño y para niña y, cuando nos enteramos de que sería niña, nos quedamos solo con 150. A diario quitábamos 10 o 20 hasta que nos quedamos con Loreto, Lucía y Tessa.
P: Se supone que no le pondríamos el nombre hasta que naciera para ver cuál iba con su carita. Pero a los dos nos gustó mucho Tessa.
Mi miedo más grande es que la niña no estuviera bien. Cuando me la entregaron y me dijeron que todo estaba perfecto, me relajé muchísimo. Todas las preocupaciones se borraron. Ver a Paola feliz con Tessa fue increíble. Todos nos veíamos muy mal: desvelados, ojerosos..., pero Paola estaba guapísima. ¡Fue mágico!
P: Desde que yo estaba embarazada, le decimos “uvita”.
JE: Gordita, Tessis… Tenemos varios.
P: Nos lo imaginábamos más raro, pensábamos que no íbamos a saber qué hacer con ella.
JE: Cuando llegamos, me senté en el sillón y me puse a llorar de felicidad. La verdad es que recibimos mucha ayuda. Mi mamá y mi hermana Vicky nos acompañaron, y aquí ya nos estaba esperando la enfermera de Tessa. También nuestros perros estaban muy emocionados de conocerla.
P: A José Eduardo.
JE: Yo siento que los bebés van tomando forma como a los cinco meses, así que todavía falta. Pero la barbilla partida definitivamente es como la mía.
¡Es lo máximo! Amoroso, lindo, tierno… La carga para bailar, le canta, se pone serio y platica con ella.
JE: Hemos descubierto que le gusta mi voz ronca y oír cuando hablamos entre nosotros.
En cuestión de comida y biberones, Paola es muy buena, aunque a veces también me toca hacerlo. Lo de los pañales me costó, pero le agarré muy bien la onda… quizá porque todavía no huelen. Pero vamos bien y acoplándonos.
JE: La cama. A Tessa le gustan mucho mi lado de la cama y mi almohada; aunque creo que su lugar favorito, cuando la ponemos acostada, es el pecho [de papá o mamá]. El otro día, estando los tres juntos, pusimos “El arrecife de Dory” porque dicen que sirve para relajar a los bebés… y los que terminaron dormidos fuimos Paola y yo.
JE: Se ponía inquieta de repente, pero fueron más los momentos de calma. Todo el mundo dice que es supertranquila, muy de amor y paz. Y casi no llora.
Pañales, pomada contra las rozaduras, uno o dos biberones, algunos cambios de ropa, babero, un trapito para limpiarla…
JE: Hasta el momento solo hemos salido al pediatra; pero imagino que más adelante esa pañalera se hará más grande para meter su juguete favorito y más cosas.
Creo que es muy pronto para definirlo, pero sí puedo decir que me está gustando y lo estoy disfrutando muchísimo. Me encanta llegar y verla, abrazarla y besarla. La bañada se me complica, pero lo que estoy viviendo es mágico. Creo que vamos bien. La paternidad va funcionando.
JE: A mí me gustaría que tuviera los ojos de Paola, mi sentido del humor y que sea amable, sencilla; que disfrute la vida. No somos los típicos papás estrictos y por eso queremos que sea una niña divertida, cariñosa y familiar. Porque, de que se va a reír mucho en esta familia, se va a reír: somos muy locos pero divertidos.
P: Nunca digas nunca.
JE: Ni sí ni no. Curiosamente, semanas antes de enterarnos del embarazo, habíamos platicado de no querer hijos; hoy estamos felices y enamoradísimos de Tessa. No está en nuestros planes otro bebé, pero ya aprendimos a no decir sí o no. Por ahora lo importante es disfrutar de este momento.
Queremos bautizarla este año. Ya pensamos en una madrina y estamos barajando opciones para el padrino.
JE: Nuestros papás, familia, amigos y conocidos nos han dado muchísimos, entre ellos, abrazarla y apapacharla mucho. Los seis abuelos de Tessa están locos por ella. Cada vez que pueden, vienen a verla, le traen regalos, la consienten. Y eso es una gran bendición, es mejor que cualquier consejo.
Ya le contaremos a Tessa lo que logró y la importancia que tiene para esta familia. Ella vino a revolucionar todo, a cambiar muchas cosas: hizo que la familia viajara de diferentes partes del mundo para conocerla, reunió a mis papás, a padrastros y madrastras. Consiguió algo que durante muchísimos años no imaginábamos, y se le agradece a esta princesa. Ya llegará el momento de contarle lo que significó su llegada para todos. Es una niña muy querida y ella ni siquiera lo sabe aún.
Creo que tiene que ver mucho la genética. Fue muy diferente de como me lo contaron porque todos decían que la recuperación sería muy tardada. Y nada. Sí me estoy cuidando y me siento muy bien.