Paola Nuñez: una mujer de acción dentro y fuera del set

Cuando empecé no lo imaginé, pero lo interesante es que durante el proceso me volví muy ambiciosa. Al llegar a México no pensé en trabajar tanto, pero ya que lo estaba haciendo quería más. Lo mismo pasó cuando me fui a Estados Unidos que pensé: con un personaje chiquito que me den en cualquier serie y cuando lo logré mi ambición fue creciendo de tal manera que siento que nunca es suficiente. A veces me cuesta trabajo ver lo que he hecho y a dónde he llegado, tengo que hacerme este constante recordatorio porque me volví tan exigente que una parte de mi pierde la capacidad de detenerse a valorar lo que hago, porque mis ojos siempre están en el futuro y en las cosas que me faltan. Hay una dualidad que constantemente me tiene en un conflicto entre una mentalidad de exigencia y ambición y oscilar entre el apapacho que me doy por todo lo que he logrado.

Es una deficiencia que muchos actores padecemos; perder la capacidad de disfrutar el camino y valorar los logros.

De niña yo solo quería expresarme, porque siempre fui muy antisocial, así que a través de mis personajes lograba comunicarme. Fue un juego que se convirtió en mi profesión, pero nunca pensé que podría vivir de la actuación.

Esta carrera puede atentar muchísimo contra tu autoestima. Dicen que te acostumbras al rechazo, pero no es cierto, solo aprendes cómo manejarlo

Estoy en un momento de cambio, transición y agradecimiento. Siento que mi profesión ha cambiado mucho y las redes sociales han marcado nuevas formas de creación y expresión, que puedes incorporar o rechazar y yo estaba haciendo esto último. 

A mis 46 años estoy entendiendo que no tengo que luchar contra ello, simplemente puedo elegir no hacer aquello que no es parte de mi naturaleza. En mi caso, la razón por la que me convertí en actriz fue para esconderme detrás de mis personajes y social media es todo lo contrario, te expone totalmente y yo no me siento cómoda sacrificando mi intimidad. Siempre he sido muy cuidadosa porque me gusta guardar una parte de mi vida solo para mí. Si abres la puerta a la gente es muy fácil que te hieran y ese mundo me da mucho miedo.  

Era un sueño muy personal que me ha traído grandes satisfacciones. Mi camino nunca ha sido fácil, siempre ha significado mucho trabajo, pero agradezco mi proceso.  Cuando me fui a Estados Unidos hace ocho años me enfoqué tanto en ese mercado que perdí vigencia en México. Así que cuando regresé mucha gente se acercaba a preguntarme cuándo iba a volver a actuar, aunque jamás dejé de hacerlo.

Sí, soy muy determinada. Una mujer a la que gusta la aventura, aunque ahora me he calmado; antes me aventaba del avión y me gustaban los deportes extremos, pero ya no. Incluso cuando estoy filmando, como fue el caso de Bad Boys o Resident Evil, hago mis stunts, pero si considero que me puedo lastimar paro. Soy más consciente, pero me sigue gustando mucho, hacer películas de acción es lo que más disfruto.

Mi primer trabajo en Estados Unidos fue en The Son con Pierce Brosnan y él fue a la primera estrella mundial que conocí. Son personalidades tan grandes que, al principio, solo conoces al personaje que ellos se crearon. Fue muy bonito cuando con el tiempo Will me dio probaditas que dejaron ver cómo es realmente. Con Vanessa mantengo una amistad más estrecha: es un alma vieja, es sabia y hermosa, me enseña muchísimo.

Kate Winslet y Cate Blanchett son mis actrices favoritas. Emma Thompson también me encanta. Aunque tal vez no suceda, en mis sueños siempre imagino lo que sería trabajar con una de esas actrices y todo lo que les aprendería.

Sí, aún no nos pagan lo mismo que a un hombre, pero creo que tiene que ver mucho con el género cinematográfico. Las películas de acción la mayoría de las veces son sobre hombres y los personajes femeninos no se desarrollan tanto, pero en drama se están haciendo cintas super interesantes con mujeres como protagonistas. Estoy convencida de que hacen falta directoras y escritoras.  

Si tuviera una fórmula trabajaría muchísimo más, pero estoy convencida de que los productores valoran a una actriz que sea profesional. Yo empecé haciendo telenovelas y estoy muy agradecida porque gracias a ello puedo entrar y salir de mis emociones sin problema. Provengo de una escuela en la que trabajábamos de lunes a sábado y hacíamos 40 escenas diarias sin tener oportunidad de que te dijeran: “ve a concentrarte para que puedas llorar” porque además en los melodramas tenías que llorar en el 85% de las escenas y creo que eso me preparó muchísimo. 

Ser super responsable, saber lo que estás haciendo, ser muy técnica y conocer tus emociones ha sido mi manera de trabajar en Estados Unidos. Tener un maestro de dialecto para trabajar el acento es tan básico como la disciplina y la perseverancia. 

Sí, pero también muchas satisfacciones. Yo nunca quise ser madre, pero siento que eso me hubiera ayudado a quitar el enfoque sobre mí para volcarme en alguien más, porque con el paso del tiempo creas más y nuevas exigencias y te vuelves dura contigo misma. Te conviertes en un caballo de carreras que va deprisa hacia la meta sin disfrutar del camino. 

En mi caso, el sacrificio ha sido no poder disfrutar tanto a mi familia por estar enfocada en mi carrera, perdiendo la conciencia de lo que realmente vale la pena. Los actores solemos caer en la trampa de que la fama y el prestigio nos darán la felicidad. Por eso, respeto muchísimo a los colegas que se retiran cuando están jóvenes porque se dan cuenta de que ya no están siendo felices. 

Para la Paola niña es difícil entender que esto que comenzó como un juego hoy me sustenta a mí y a mi familia, pero seguro se emocionaría de saber que seguimos jugando a los personajes.

Sí, ¡me estaba muriendo de miedo! Fue un proceso muy interesante confiar en mí. Esa sensación de seguridad se la debo a mi maestro de actuación: recuerdo que un día estábamos haciendo un ejercicio y él les dijo a mis compañeros: “miren, ella lo hizo bien”, esa fue la primera vez que me sentí talentosa. En el set me encontré a mí misma, pero fue todo un proceso para descubrirme cómoda y segura.

Hasta ahora, pero antes no. Cuando me mudé a Estados Unidos me tardé un año audicionando hasta que llegó The Son. Pero nunca he visualizado otra cosa, actuar es lo único que sé hacer. No escribo ni canto ni bailo, sin embargo en este momento de transición si he pensado en tirar la toalla, y no por algo negativo sino al pensar: ¿qué pasaría si yo me dedicara a otro lugar donde he puesto mi corazón? ¿y si me atrevo a dejar de correr?... eso me da mucha curiosidad. 

Por primera vez estoy alentando el paso en la carrera y dejando que fluya y si esto me lleva al retiro, por primera vez estoy contenta con eso, porque honestamente estoy muy orgullosa de mí. Hoy miro y abrazo a esa niña de Tecate para decirle: “¡mira todo lo que lograste! Qué bonito que tu amor por esta profesión te trajo aquí, pero ya no tienes que correr, no tienes nada que probar”. 

Siempre hablo maravillas de la CDMX porque extraño todo. A veces no nos damos cuenta de que México es un país colorido, vibrante, con comida espectacular, que es lo que más he extrañado durante este tiempo; al igual que a la gente.

Hace poco, en esta transición que estoy viviendo a nivel espiritual adquirí un colibrí que es representativo de este proceso. 

Mi individualidad y mi autenticidad porque nunca he estado dispuesta a ser algo que no soy. Además de a mi familia y a la gente que amo. Siempre he pensado que todo lo que hago es por ellos, son mi motivo y si algún día tengo que defenderlos, lo haré. Desde que murió mi papá he tomado una postura de liderazgo y protección en mi núcleo. Soy enemiga de cualquier abuso animal, no hay algo que me genere más impotencia y frustración y por ahí está yendo mi nueva vocación. 

Es mi motor, literalmente lo que me hace despertar en las mañanas. Padezco insomnio severo crónico desde hace muchos años y esto te lleva a lugares muy oscuros mentalmente y te genera muchos pensamientos negativos. Lo único que siempre me saca de ahí es el amor que le tengo a mi familia, a mi pareja y a mis perros. Estamos en este mundo para aprender a experimentar el amor y sin él, no tienes nada. 

Soy la misma siempre, pero cuando estoy actuando es cuando más segura, talentosa, importante y guapísima me siento, ahí está mi fuerza y tras el corte regreso a ser la Paola de Tecate que es más insegura y se cuestiona. Mi poder y mi fuerza está en mi persona como actriz, cuando estoy en ese pedestal me siento imparable.